MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 54: CUANDO EL LUCHADOR ARA ABRAHAMIAN DEVOLVIÓ SU MEDALLA DE BRONCE EN PEKÍN 2008
Los Juegos de Pekín 2008 fueron testigos de uno de los momentos más polémicos y bochornosos de la historia olímpica, de un gesto contrario al espíritu olímpico. El que lo protagonizó era el luchador grecorromano Ara Abrahamian, un armenio nacionalizado sueco que venía de haber sido plata en los Juegos inmediatamente anteriores de Atenas. Ya en ellos Abrahamian protagonizó otra polémica. Tenía planeado retirarse tras los mismos pero sólo con una medalla de oro. Su derrota ante el ruso Alexei Michine en la final fue protestada por el sueco. Según él, la final había acabado con 1-1, pero “eso significa derrota para el que se enfrente a un ruso”. Según el excampeón mundial sueco Pelle Svensson, los rusos habían comprando al árbitro. Al denunciarlo, Svensson fue amenazado de muerte. Al parecer, Svensson posteriormente encontró pruebas de la compra, que habría ascendido a un millón de coronas suecas.
Pero lo ocurrido en Pekín 2008, por encima de si hubo o no incorrecciones arbitrales, describe un momento lamentable del deporte olímpico del que, en este caso, Abrahamian es el único responsable. Expliquemos los hechos acaecidos:
Todo se remonta a la semifinal en la que el sueco se enfrentaba al italiano Andrea Minguzzi. Éste salió victorioso. Inmediatamente después el entrenador de Abrahamian -Leo Mylläri- discute la decisión arbitral y, no solo eso, sino que además les acusa de corrupción. El luchador sueco se suma a la discusión, llegando a gritar al árbitro a pocos centímetros de su cara para luego encararse ante los jueces. La delegación sueca exige una revisión de vídeo sobre una supuesta y controvertida salida a la parte azul del tapiz por parte del italiano en una parte inicial del enfrentamiento. Todo porque los jueces concedieron en un principio un punto al sueco para luego quitárselo al comprobar que tenía una mano en la zona azul. Según los suecos, antes de ese momento Minguzzi habría colocado gran parte de su puerto en la dicha zona. No se acepta, sin embargo, la reclamación y no hay así pues revisión de vídeo.
Tras la discutida semifinal a Abrahamian le tocaba luchar por la medalla de bronce, que consigue. Pese a ese éxito, todo se dispara durante la ceremonia de premiación. Abrahamian, con aparente calma, da la mano al presentador del evento y a otro medallista; entonces sale del podium y coloca su medalla en el centro del tapiz, para inmediatamente después marcharse alzando su puño derecho. Tras ese gesto acusa a los jueces de corruptos. “Es todo política”, afirmó su entrenador, añadiendo el luchador “Mi derrota en semifinales es totalmente injustificada”. El sueco da nombres y acusa de compra-venta a los jueces.
Los hechos no podían quedar así, como es normal. Interviene el propio Comité Olímpico Internacional, que decide retirarle la medalla (que queda vacante, sin otorgarla a su rival) por “violar el espíritu del fair play”. Se le descalifica y se le expulsa de la villa olímpica. Además de la sanción económica y de una sanción de por vida se llega a prohibir a Suecia albergar ninguna competición internacional de lucha grecorromana durante los siguientes dos años. La sanción es dura en parte porque Abrahamian no había mostrado en ningún momento arrepentimiento ni presentado disculpas por su irrespetuoso acto.
El asunto no acaba ahí, ya que también intervienen primero el TAS y luego la Federación Internacional. El Tribunal de Arbitraje Deportivo lo hace al pedir tanto el luchador como el Comité Olímpico Sueco que lo haga contra la Federación Internacional. Finalmente, se rechaza que se le devuelva la medalla de bronce. Por su parte, la Federación Internacional subrayó la “grave ausencia de espíritu olímpico”, así como el “comportamiento escandaloso” del luchador de origen armenio. Para la FIL debe ser sancionado también su entrenador por no haber intervenido para calmar a su pupilo, así como su federación nacional, por ser responsable del comportamiento de sus miembros.
Pocos meses más tarde, sin embargo, todo el asunto da un giro de 180º al anular el TAS todas las sanciones sobre Abrahamian: la suspensión, la multa, así como la sanción a Suecia de organizar torneos. Pero para siempre quedará en la memoria visual de los Juegos Olímpicos el inesperado y sancionable gesto de rechazo de Ara Abrahamian.