IRINA BLOKHINA: “ME ENORGULLECE SER LA TERCERA GENERACIÓN DE LA ESCUELA DERIUGINA DE RÍTMICA”
Irina Blokhina Deriugina, llamada más comúnmente Ireesha es la tercera generación de entrenadoras de gimnasia rítmica de la prestigiosa escuela ucraniana iniciada por su abuela Albina y continuada por su madre Irina. Ireesha, nacida en Kiev e hija del también famoso futbolista Oleg Blokhin, no se ha centrado únicamente en continuar con la tradición familiar, sino que también se ha dedicado a la música y la interpretación, artes que estudió en Los Ángeles. Pero, ante todo y sobre todo, ha sido un pilar de la escuela Deriugina, junto a su madre y abuela. De hecho, ella considera un honor ser la tercera generación de entrenadoras Deriuginas pues, como contó a Historias de los Juegos en una entrevista exclusiva: “He seguido la corriente incluso antes de haber nacido. Está en mi sangre, en mi corazón. Vengo de una familia de leyendas. Lo principal es que me he descubierto a mí misma en este mundo, quién soy”. Antes de que se diera cuenta, Ireesha ya era una entrenadora: “He ido adquiriendo conocimientos. Me he conocido a mí misma. He nacido para este deporte, pero tienes que sentirlo de verdad, para palparlo, para ser capaz de entregarte a las gimnastas”. Ireesha expresa al hablar la veneración que siente por la famosa escuela familiar: “Para mí la escuela Deriugina es algo más, es convertir los sueños en realidad, algo que es algo grande en este mundo. Creo que damos a la generación futura una esperanza y un sueño y esa es la mayor recompensa para nosotras”.
La propia Ireesha es consciente del prestigio internacional que se ha labrado la escuela: “en todo el mundo nos miran como un ejemplo de escuela”, algo de lo que se siente orgullosa. Pero el prestigio hay que trabajárselo, y por eso en su escuela, situada en Kiev, “siempre intentamos mostrar nuevas tendencias para presentar algo nuevo y diverso. Diferentes rutinas y músicas. Sobre todo luchamos por preservar la gimnasia rítmica para que siga siendo bella y rítmica. Para mí es el deporte más elegante. Luchamos para mostrar eso al mundo”, confiesa la ucraniana. Pero la escuela Deriugina ha pasado por momentos realmente difíciles durante la guerra contra Rusia. Pese a ello, “la escuela nunca ha parado, siempre hemos seguido, a pesar de los retos, de lo que estaba ocurriendo fuera de nuestro gimnasio, fuera de las ventanas de nuestro gimnasio: disparos, incendios, cadáveres, todo ardiendo, siempre hemos continuado con el trabajo. Sí, era muy duro emocionalmente, pero teníamos que hacerlo. Cada vez que lo recuerdo me vienen las lágrimas porque fue mucho”, nos relata con emoción la coreógrafa. La hoy entrenadora apela a la fe, que les ha hecho hacerse más fuertes al afrontar los retos: “Es parte de nosotros, parte de nuestra cultura, parte de nuestro país. Cuando el país sufre, nosotros sufrimos con ellos y cada vez que levantamos nuestra bandera al viento en esos malos tiempos, eso nos quita las lágrimas. Para nosotros es algo más que una bandera; es nuestra nación y nosotros peleamos, todos nosotros, en cada uno de los deportes, no solo en gimnasia rítmica. Peleamos por algo más grande, peleamos por la verdad. Pienso que es un honor que seamos capaces de hacerlo, de tener una voz en estos tiempos problemáticos y que continuemos haciéndolo”. De sus palabras se deduce de nuevo el orgullo, esta vez por su país, al superar momentos difíciles. Orgullo en el que, como ella nos decía, cobra una especial importancia el deporte. En los peores tiempos para una nación, una medalla –y más si es olímpica- vale doble para los ciudadanos de ese país.
Ireesha, creció con grandes de la rítmica como Timoshenko o Marina Lobatch –aunque confiesa que su gimnasta favorita de siempre ha sido su propia madre- y ha visto crecer a muchas generaciones ante sus ojos. Empezó haciendo coreografías para gimnastas de la talla de Yerofeeva hasta convertirse en entrenadora. Ha sido entrenadora asistente de Ucrania tanto en los Juegos Olímpicos de Londres como los de Río. Califica la experiencia de los primeros como “increíble al ver a tres generaciones por primera vez en unos Juegos”, al estar junto a su abuela y su madre. Tras los problemas graves por los que ha pasado el gimnasio donde entrenan las mayores figuras ucranianas, el equipo “intenta hacer todo lo posible para que mejoren. Simplemente sólo podemos depender de nuestro trabajo, no se trata de hacer magia y tener un gimnasio bonito con condiciones excelentes; no podemos depender de eso, no tenemos eso; estamos acostumbrados a trabajar en las peores condiciones, así que ahora mismo estamos haciendo lo posible para preparar a las atletas física y emocionalmente, a pesar de todos los inconvenientes”.