HERMINIO MENÉNDEZ: “LOS ENTRENAMIENTOS DE MI ÉPOCA ERAN MUCHO MÁS DUROS QUE LOS DE AHORA”
Se sabe pionero en su deporte aunque lo resume modestamente en la frase “creo que aportamos mucho”, refiriéndose no solo a él o al equipo de entrenadores, etc. a su alrededor, sino también a sus compañeros de embarcación, pues Herminio Menéndez consiguió junto a ellos tres medallas olímpicas. Primero llegó la plata en los Juegos de Montreal 76 –en la modalidad de piragua de K4 1.000m- y plata – K2 500m- y bronce –K2 1.000m- en los de Moscú 80. Era una época en la que una medalla olímpica conseguida por un deportista español era considerada como algo heroico y hasta bizarro, por lo inusual. Herminio Menéndez, nombre que está escrito en los anales del deporte español por dos razones: sus éxitos y medallas y por el mérito de conseguirlos en otras condiciones muy distintas a las actuales, por ser un pionero. El exdeportistas nos confiesa: “Yo tuve bastante suerte porque para ser mi deporte tuve bastante repercusión, aunque también es que éramos pocos los que ganábamos medallas y se centraban más en nosotros. Ya cuando consigues tres medallas…”. Porque no se nos puede olvidar el dato de que el piragüista de Candás “era el deportista español con más medallas en aquella época”.
Sobre los entrenamientos de su tiempo apunta que “eran muchos más duros que ahora, no teníamos becas, aunque yo tenía la suerte de que trabajaba para una empresa -Ensidesa- y me daban permisos. Esa facilidad sí la tuve”. Lo de entrenamientos duros lo dice con conocimiento de causa, ya que a alguna mente de la Federación de Piragüismo se le ocurrió, de cara a los Juegos de Montreal, voltear la tendencia de parca cosecha de medallas en el deporte español e ideó una suerte de stage en los entonces países del Telón de Acero, donde se prestaba mucha atención a este y a otros deportes. Eran unos tiempos bien distintos de los actuales, que a Herminio y a sus compañeros les tocó vivir y, en gran medida, sufrir. “Para esos Juegos [Montreal 76] estuvimos entrenando cuatro años en países del Este. Hubo un proyecto de cuatro años que salió bien, aunque fueron años muy duros, pero muy satisfactorios al final. La vida allí era dura; no había ni relaciones diplomáticas ni embajada; el país tenía muchas carencias. Aunque hay que decir que fuimos muy bien acogidos por la gente allí”. A Herminio esos años le pillaron joven. Algún compañero tuvo incluso que abandonar su trabajo para poder estar en la concentración. Todos hubieron de “abandonar”, al menos alejarse, de sus familias.
Con 18 años participa en sus primeros Juegos: los de Múnich 72. No llegó a la final por una décima de segundo, pero de esa tripulación tan joven ya se esperaba algo grande para el futuro. En Múnich el asturiano se encontró “sin expectativas ni presión”. Pero sí que tuvo la oportunidad histórica de vivir de cerca un hecho insólito en un entorno olímpico y posiblemente el más dramático de su historia: el secuestro y posterior asesinato de atletas israelíes. El piragüista español reconoció que “el desastre de Múnich nos conmocionó a todos, que lo vivimos de cerca. Mi apartamento daba frente al edificio de los iraelíes y fue terrible. Eso supuso un cambio en todo lo que fue la villa olímpica, la seguridad, cómo se accedía, en fin. No teníamos miedo porque llegó un momento en que había mucha vigilancia. Teníamos preocupación por lo que les podía pasar -y, desgraciadamente, pasó- a los deportistas. Nos afectó a todos”.
Superado el trauma y la experiencia de Múnich le llega por fin el momento a nuestro protagonista de entrar en la leyenda al conseguir su primera medalla en los Juegos de Montreal: “Sí que me esperaba esa medalla porque habíamos sido campeones del mundo el año anterior, así que íbamos con opciones de medalla. Había presión y mucha responsabilidad. Nuestra medalla era casi obligada [por los cuatro años de concentración en Rumanía]”.
En Moscú, como hemos destacado más arriba, llegaron dos medallas más “dos medallas que esperábamos”, nos confiesa Menéndez. Pero en la siguiente cita todo se torció hasta el punto de provocar el retiro del de Candás: “Fuimos con posibilidades de medallas pero nos venimos con ninguna. A raíz de eso me retiré. No habían salido las cosas bien y ya tenía detrás cuatro JJ.OO., muchas concentraciones, no era como ahora, que tienen otro sistema de trabajo. Aquello eran concentraciones muy duras; estaba casado ya, tenía una niña. Pensé que no me compensaba entrenar otros cuatro años para otra medalla. Quería dedicarme a la familia. Además, en aquella época era deporte amateur y no se ganaba nada, había que llevar a casa dinero”. No obstante, ni el deporte en general ni el olimpismo en particular abandonaron su vida. Del segundo, porque estuvo a cargo de la Oficina de los Juegos de Barcelona 92 en Madrid y, lo que es casi mejor, entró como relevista de la antorcha olímpica en la ceremonia de inauguración de los mismos: “ Viví esos Juegos con mucha ilusión. Pasé de ser participante en los Juegos Olímpicos a participar en la preparación de los Juegos. Tuve además la suerte de entrar en el estadio olímpico con la antorcha. Eso ya fue lo máximo: entrar en el estadio cuando se apagaban todas las luces…una maravilla”.
En cuanto al resto de su vida “muy vinculada siempre al deporte”, son incontables los cargos que ha ejercido, desde Director General de dos clubes de fútbol (Sporting de Gijón y Sevilla) hasta seis años trabajando en el CSD, donde participó en la creación de la Ley del deporte, en la Ley de las sociedades anónimas, la reconversión de los clubes, el estatuto del deportista de alto nivel… “Hicimos muchas cosas. Creo que he realizados aportaciones positivas al deporte. Pero el mundo cambia, esto no es una foto fija. Lo que era bueno hace 24 años ha de ser mejorado, más que cambiado mejorado”. Dentro y fuera de la competición, lo que está claro es que Herminio Menéndez ha dejado huella a los más altos niveles.