SARA BAYÓN, ENTRENADORA DEL CONJUNTO DE GIMNASIA RÍTMICA: “EN RÍO NOS CAYÓ LA MEDALLA QUE SE NOS QUEDÓ COLGANDO EN LONDRES”
Desconozco si a sus chicas, esas que se hacen denominar Equipaso y con la que ha conquistado la gloria olímpica (esa que no pudo conseguir como deportista pero sí ahora como entrenadora), Sara Bayón muestra a menudo esa imagen amable y de sonrisa permanente que nos ofrece al resto de los mortales. Seguramente habrá momentos en que la disciplina se imponga, sobre todo en este deporte suyo tan exigente, pero Sara, la “mamá” del conjunto español de gimnasia rítmica, destila amabilidad combinada –no son incompatibles- con seriedad profesional. Tiene mucha experiencia olímpica a sus espaldas, culminada en los más recientes Juegos de Río 2016 con una muy merecida medalla que es tan de ella –entrenadora ayudante de la seleccionadora Anna Baranova- como de las chicas del Spanish Group. Le pedimos que nos fuera desgranando todo el proceso olímpico del exitoso conjunto español, ¿quién mejor que ella para darnos un certero punto de vista?
Y comenzamos la charla remontándonos a Pekín 2008, donde no todo fue como se esperaba. Empieza contundente Bayón: “Los pequeños errores se pagan muy caro y en Pekín 2008 lo vivimos. En ese ciclo olímpico estuvimos siempre situadas entre el 4º y 5º puesto. Ese mismo año rozamos una medalla, en el Europeo. Llegamos a los JJ.OO. muy preparadas, pero hubo un error. En nuestro deporte tú puedes estar muy preparada pero los nervios pueden jugar una mala pasada o cualquier circunstancia que no ha pasado ni una vez en entrenamiento y te pasa en la competición. Ese error nos quitó esa final olímpica. Pero para mí Pekín 2008 sí que fue muy emocionante porque fue un sueño que no cumplí como deportista y lo pude cumplir como entrenadora allí. Nos quedó mal sabor de boca por el resultado pero como experiencia para mí fue espectacular”.
La evolución del conjunto español siempre iba in crescendo, así que se esperaba más, siempre más, en la siguiente cita olímpica, pero se falló en la clasificación directa. Los errores, por minúsculos que sean, se pagan a precio de oro en este deporte, como bien nos dijo la propia Sara: “Cuando no conseguimos la clasificación directa por un nudo no pensamos que se repetía la fatalidad. Cogimos la seleccionadora Anna Baranova y yo el equipo unos meses antes de ese Mundial y sólo estuvimos preparando esos ejercicios seis meses, así que sabíamos que íbamos justas para esa clasificación olímpica. Incluso en las primeras competiciones de 2011, que era año clasificatorio, nos decían que España no contaba para poder estar en una Olimpiada. Ese año fue duro, pero el equipo fue progresando. Tuvimos ese error en el Mundial pero todo quedó olvidado con la medalla de oro en el preolímpico y ya no te digo en Londres con ese cuarto puesto que a nosotros nos supo también a bronce”.
El trabajo se ve recompensado y, además, ese equipo destilaba talento dentro y fuera del tapiz. Ya en Londres 2012, nadie del conjunto español, según nos confesó Sara Bayón, podía soñar con una medalla, dado el algo trabado proceso clasificatorio, pero se rozó el metal y de qué manera: “Si meses antes nos hubieran dicho que quedábamos cuartas en Londres, con todo lo que pasamos en esa temporada, hubiéramos firmado con los ojos cerrados y estábamos contentas con el cuarto puesto, pero sí que fríamente ver la competición sentadas, haciendo dos muy buenas actuaciones y ver cómo a otro equipo tiene un fallo y te lo ponen por delante, en ese momento te parece frustrante”.
Como en todo deporte cuyo resultado depende de los puntos dados por jueces, a veces se bordea, cuando no se traspasa, la injusticia. Ahí es cuando el cuerpo técnico entra de lleno para levantar el ánimo de las deportistas. Un papel de psicólogas particularmente importante en el caso de la rítmica, donde las protagonistas son en muchos casos jovencitas aún por formar: “Nosotras [el cuerpo técnico] les decimos a las gimnastas que hay que ganárselo competición a competición, que por hacer una vez bien no te van a dar notas ni te van a poner ahí arriba. Hay que hacerlo una, dos, tres, cuatro veces hasta que llegue un momento en que te lo reconozcan. Este ha sido un poco el lema de este equipo de Río 2016; muchas veces merecíamos medallas y no nos las habían dado, otras las hemos perdido porque hemos tenido fallos, pero al final nos lo han reconocido en el momento clave”. De todo se aprende, ese momento amargo del cuarto puesto en Londres, con sensación de tener que haber accedido al podio, ha servido: “Claramente el cuarto puesto de Londres nos ha servido mucho para Río. Ver que estás tan cerca de una medalla fue una motivación extra para encarar el ciclo olímpico siguiente y encima comenzamos con dos medallas en el Mundial de 2013 y eso ya fue como un chute de energía y adrenalina para encarar el ciclo de cara a Río”.
Llegamos a Río, parada ¿final? Sara Bayón reconoce que vio la posibilidad de medalla “desde el mismo Londres. Ahí dijimos: este equipo puede conseguir una medalla. Pero eran cuatro años, que hay que ir año por año trabajando con gimnastas veteranas, con sus lesiones y a ver cómo evolucionaban, pero la evolución ha sido positiva, con sus altos y sus bajos, pero creo que lo hemos sabido encaminar muy bien técnicamente el cuerpo técnico para llegar al punto más alto de este equipo en Río 2016”.
Quiere dejar claro la entrenadora ayudante de la seleccionadora Anna Baranova que no todo son alegrías, caras sonrientes como las que se muestran en el tapiz y acierto tras acierto. Detrás de eso el público debería conocer el tremendo esfuerzo de las chicas, sus chicas, que muchas veces compiten lesionadas: “La gente no sabe nuestro día a día, no sabe las dificultades que tenemos. Es mucho más fácil criticar por las redes sociales sin tener ningún tipo de conocimiento de lo que pasa aquí a diario. Las gimnastas pasan sus buenos y malos momentos con nosotras: el cuerpo técnico somos como sus segundas madres y tenemos que llevarlas dejando aparte los momentos malos y solo encaminarlas hacia los buenos, que en su memoria solo recuerden los buenos que es al final lo que te va a motivar para querer llegar a más alto”. Porque el lema de este equipo es que ningún obstáculo debe hundir, sino al revés, ayudar para seguir trabajando: “Como dijo en su momento Anna Baranova: “En Londres se nos quedó la medalla colgando y en algún momento iba a caer”. En Río nos cayó”. En Río se alcanzó la plata, pero la injusta –vamos a ser claros- excesiva nota del conjunto ruso, finalmente oro, privó a las españolas de agrandar aún más su gloria. Sara Bayón nos cuenta que no eran conscientes de todo lo que se producía y nos desvela que hasta la más alta instancia de la gimnasia mundial mostró su indignación por lo que estaba ocurriendo: “No nos dimos cuenta de lo que pasó con Rusia en el momento. Vimos que las españolas habían hecho bien sus ejercicios. Yo sólo decía: “Dios, a ver si nos cae un metal”. No miraba ni color ni nada; si nos caía el bronce yo iba a estar muy feliz también. Estábamos ahí sentadas esperando y no sabíamos ni la clasificación. No sabíamos si reclamar o no. Entonces Sandra Aguilar nos dijo que íbamos primeras en cinta y ahí empezaron los nervios por poder conseguir una medalla y en ese momento de verdad que no pensábamos ni siquiera en el oro. Solo después hemos visto que sí que hubiera sido posible ese oro. Nada más terminar la competición, cuando las chicas estaban dispuestas a subir al podium, nos vino el presidente de la FIG, Bruno Grandi, y nos dijo muy emocionado y enfadado en italiano: “Oro tenía que ser de España” y entonces fue cuando nosotras nos dimos cuenta, justo antes de recoger la medalla. Nos vino al presidente de nuestra Federación, al del COE y al equipo técnico y nos dijo eso y nos quedamos un poco como paradas porque no sabíamos la situación ni lo que había hecho Rusia”.
No podemos irnos sin preguntarle por lo que va a pasar con el Equipaso tras Río y si llegará a Tokio 2020. La entrenadora muestra cautela: “Hemos acordado con ellas que tenían que disfrutar esta medalla. Las hemos dejado su tiempo de pensárselo, porque llevan muchos años en el alto nivel y ellas tienen que pensarse muy bien si quieren seguir a este mismo nivel. Les hemos dejado la resaca de la medalla, que la disfruten, que vayan por toda España promocionando nuestro deporte porque saben que si quieren seguir el trabajo va a ser igual de duro a como lo están haciendo hasta ahora. No por tener una medalla va a ser más fácil ahora. Han tenido muchos actos, ahora dos de ellas pasan por quirófano -Elena y Alejandra-. Oficialmente ninguna ha decidido su futuro. Vamos a esperar al verano. A partir de ese momento tendrán que decidir si quieren seguir de forma profesional o ayudando al equipo. Si alguna de ellas quiere seguir, nosotras encantadas, porque ahora mismo no tenemos aún una líder en el equipo joven y necesitaríamos de una líder. Si es una de ellas, pues perfectamente, si no, tendremos que crear una líder de estas nuevas”. Porque Baranova y Bayón ya están fogueando a otro equipo que hasta el año pasado era junior y ahora trata de llegar al nivel de las veteranas, ardua tarea. El equipo técnico ve bien a la nueva generación: “Sabemos que nos falta muchísimo trabajo, pero son niñas con muchísimo talento que yo creo nos van a dar muchas alegrías. Son muy luchadoras, las hemos visto cosas muy buenas. Hemos apostado por dos ejercicios complicados para la edad que tienen. Es nuestra apuesta, porque queremos una buena evolución y progresión y aunque no consigamos los objetivos que la gente espera en este año los queremos conseguir en un futuro”.