QUENTIN FILLON MAILLET: CAMPEÓN A PESAR DE TODO
Cuando ha pasado un tiempo podemos conocer ya las razones por las que el biatleta francés Quentin Fillon Maillet no tuvo en los Juegos Olímpicos de Pyeongchang el resultado que todos esperaban, con puestos que fueron del 29º al 48º, algo que nos puede sorprender si tenemos en cuenta que en la siguiente cita olímpica ganó cinco medallas.
Nueve meses antes de los Juegos celebrados en la ciudad surcoreana Quentin se estaba preparando a fondo para ellos y en esas descubre que dos personas muy allegadas a él padecían cáncer: primero fue su suegro -que fallecería al poco- y a las dos semanas de ese descubrimiento a su novia le diagnosticaron cáncer de mama. Quentin en esa temporada se había subido al podio de la Copa del Mundo en siete ocasiones y se las prometía felices para alcanzar buenos, cuando no excelentes, resultados en los que iban a ser sus primeros Juegos Olímpicos. Quentin no dejó de acudir a Pyeongchang, aunque su cabeza estuviera a miles de kilómetros de allí, porque esas personas queridas suyas esos días estaban pasando por duros tratamientos. “Estaban K.O.”, confiesa el biatleta galo. Incluso tuvo que cortar él mismo el pelo de su novia. Sin ninguna duda todo esto le afectó de modo personal y en el plano deportivo. De repente entendió que debía valorar más la vida, la salud, por encima de otras cosas. “El deporte es anecdótico”, llegó a afirmar.
A pesar de todo, la lucha realizada por su novia le inspiró. Ella le pidió que volviera con medallas. Tuvo que esperar cuatro años. Las medallas que ganó en los Juegos de invierno de Pekín (dos oros y tres platas) convirtieron a este biatleta en el primer francés en ganar cinco medallas en unos mismos Juegos Olímpicos. Y eso que venía de estar en la sombra de otro campeonísimo francés de su mismo deporte: Martin Fourcade. Naturalmente Quentin dedicó sus medallas de Pekín a su suegro, ya fallecido por entonces, y a su novia. Ellos dos le animaron y fueron la fuerza que necesitó en ese ciclo olímpico para “vengarles”.
Fillon Maillet reconoce que parte de su éxito ha sido su fuerza mental. Según él, la diferencia entre quedar primero o segundo en su deporte es la cabeza y, por tanto, él se ha centrado en entrenar ese aspecto. No ha sido el único campo que entrenó de cara a los Juegos de Pekín, ni mucho menos. Antes de partir para la ciudad asiática realizó algo inusual: pasó dos días enteros con una unidad de élite de la Gendarmería con los que realizó ejercicios de tiro, saltó de un edificio a otro con cuerdas y se arrastró por estrechos túneles.
Nacido en una familia de deportistas particularmente dedicada al biatlón Quentin empleó una afición suya en su deporte: construir con sus manos objetos de forma artesanal. Y es que él mismo ha realizado piezas que forman parte de su equipación para su rifle consiguiendo incluso bellos diseños.
Sí, Fillon Maillet retrasó su explosión por dos claras circunstancias: el dominio de su compatriota Fourcade con el que llegó a competir y el hecho de que le afectaran las graves enfermedades de sus seres queridos. Pese a ello ha conseguido un palmarés impresionante en todas las grandes y más importantes competiciones internacionales. Detrás de cada campeón (de cada deportista, en realidad) hay una historia; sus fracasos tienen un porqué, sus éxitos pueden haber sido estimulados por diferentes causas. Ninguna medalla se regala. La trayectoria de este biatleta francés es un claro ejemplo de todo ello.
Un comentario
Virginia
Casi todos los deportistas tienen una historia de superación detrás y la mayoría hacen honor al espíritu olímpico. Bravo!