GARY HALL JR.: UN CAMPEÓN PERSEGUIDO POR LAS POLÉMICAS
Mucho se ha comentado sobre la pérdida de las diez medallas olímpicas perdidas por el nadador Gary Hall Jr. en los devastadores incendios que asolan Los Ángeles -medallas que el presidente del COI ha prometido entregar de nuevo mediante réplicas- y que él no pudo rescatar huyendo de su casa en medio de las llamas. Por tanto, el nombre de este exnadador ha salido constantemente en la Prensa pero, ¿quién es y por qué fue tan popular en sus años de deportista profesional? Porque no dejó de llamar la atención, de crearse fans y lo que hoy en día denominamos haters al tratarse de todo un personaje que, indudablemente aportó colorido -y titulares- en sus años de competición.
Para empezar, es obligado contar que de casta le viene al galgo, puesto que es hijo de un trimedallista olímpico de natación que ganó sus preseas en los Juegos de México 68, Múnich 72 y Montreal 76. No fue el único antecedente de nadador olímpico en su familia, puesto que su tío materno Charles Keating III también nadó en los Juegos de Montreal 76 y su abuelo materno, Charle Keating Jr. fue campeón nacional en los años 40 del siglo pasado.
La primera vez que Gary Hall Jr. acudió a unos Juegos Olímpicos fue en Atlanta 96 cuando contaba 21 años e, increíblemente, apenas seis años como nadador. Allí nació su rivalidad con el ruso Alexander Popov. Si éste dominó las pruebas individuales Hall, como componente del equipo de Estados Unidos de relevos, le superó en ese tipo de pruebas, quedando por detrás del ruso en dos pruebas individuales de estilo libre.
Apenas dos años más tarde ocurrió el primer incidente de Hall al ser suspendido por uso de la marihuana, justo cuando se encontraba en un momento de su carrera en que ésta iba en ascenso. Es el momento de comentar aspectos del carácter de este nadador que le hicieron distinto a todos. Acudía en las competiciones vestido como boxeador y realizaba los típicos golpes (al aire, naturalmente) característicos de los púgiles. Esto, tan televisivo y que podía atraer tanto a seguidores como a detractores, le trajo un gran disgusto en medio de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, ya que acudir a las carreras vestido de esa guisa iba contra el reglamento, que obligaba a portar el uniforme oficial, y fue por tanto multado.
Volvamos a su carrera deportiva. El año antes de los Juegos Olímpicos de Sídney le fue diagnosticada diabetes tipo 1, algo que le produjo un shock ya que no había antecedentes familiares. Se tomó una pausa, aconsejado por los médicos que le llegaron a advertir de que esa enfermedad le podía causar fallos en el riñón e incluso ceguera y amputación de pies. Aparte de sus dosis diarias de insulina y seguir una dieta adecuada de alimentos con glucosa para sus músculos, los médicos le habían insinuado que debía centrarse más en cuidar su salud que en continuar su carrera deportiva. Pero Gary siguió sus entrenamientos intensos que le llevaron a batir el récord nacional de los 50 m estilo libre en los trials de su país previos a los Juegos.
Así pues, Gary finalmente acudió a la cita olímpica, pese a encontrarse enfermo en diversas ocasiones en los días previos. Aunque esos Juegos supusieron todo un éxito para él, llegó a sufrir una grave situación que llegó a poner en peligro su vida. Después de la prueba de relevos 4×100 estilos, Gary salió del complejo acuático para tomar el aire. Su padre le siguió y percibió, al verle, que su hijo caminaba y hablaba de forma incoherentes. Su nivel de azúcar en sangre había bajado demasiado hasta el punto de afectar al funcionamiento de su cerebro y desmayarse. Hall Sr. corrió para darle zumo de naranja a su hijo, lo que le devolvió la coherencia a los pocos minutos.
En esos Juegos de Sídney Gary Hall Jr. fue protagonista de otro incidente de muy diversa índole. Como se sabe, Estados Unidos y Australia son las dos mayores potencias de la natación mundial. Los últimos se habían preparado especialmente al disputarse los Juegos en su país. El americano escribió poco antes en un artículo que el equipo de relevos 4×100 iba a “destrozar” (literalmente) al australiano “como guitarras”. Se desató el pandemonio. La prensa australiana le denominó “Ugly American” añadiendo gasolina a la rivalidad ya existente. Los 17.000 espectadores bramaron contra él. A Hall le tocó nadar su parte del relevo contra ni más ni menos que Ian Thorpe y, aunque el estadounidense tuvo un mejor inicio y seguía con ventaja tras el primer largo Thorpe le acabó superando y Australia infringió a los norteamericanos su única derrota en esa prueba en la historia olímpica hasta ese momento. Fuera del agua, aún en la piscina, los cuatro relevistas Aussies hicieron el gesto de tocar la guitarra en el aire. A pesar de esa derrota, Gary Hall se fue de esos Juegos con un bagaje nada despreciable de dos oros y dos platas.
El palmarés personal de Gary Hall aumentaría con otro oro (en los 50 m estilo libre) y un bronce (en el 4×100 del mismo estilo) en Atenas 2004. Ese oro individual, alcanzado con 29 años, le supuso ser el nadador masculino de su país de más edad en ganar un oro olímpico después del de Duke Kahanamoku cuando lo hizo con 34 años en los Juegos de París 1924. Por cierto, que no hemos comentado que en los Juegos de Sídney se convirtió en el primer atleta de cualquier deporte en competir en unos Juegos Olímpicos teniendo diabetes tipo 1, así como el primero en ganar un oro teniendo esa condición. Curiosamente, el nadador declararía que era lo suficientemente sano como para ser capaz de ganar el oro en unos Juegos Olímpicos…pero no fue considerado lo suficientemente sano por las compañías de seguros como para comprarse un seguro de salud.
Si su trayectoria olímpica acabó en Atenas (tras cinco medallas de oro, tres de plata y dos de bronce) pese a que intentó ir a los de Pekín 2008 pero sólo acabó en cuarto puesto en los trials, no acabó ahí su presencia en titulares de la Prensa. En 2006 sufrió heridas causadas por un tiburón mientras realizaba pesca con lanza junto a su hermana, que fue la que resultó más herida en el ataque, al llegar a ser mordida por el animal. Tanto Gary como su hermana pincharon al escualo, siendo ella la que acabó dándole con su lanza tras de lo cual el tiburón huyó. Lo siguiente que hemos sabido de este considerado por muchos excéntrico nadador fue la pérdida de sus medallas olímpicas en los incendios californianos, incendios que también acabaron con la piscina en la que trabaja entrenando a nadadores de élite, en un club fundado junto a su padre. Gary Hall ha tenido que acudir al crowdfunding para intentar relanzar su trabajo, pues había perdido todas sus pertenencias en el incendio.
Un comentario
Virginia
Con lo buenos que son ¿por qué son tan bocazas los estadounidenses?. Menudo elemento!.