ANNA TARRÉS TRAS SU ORO CON CHINA EN PARÍS 2024: “ESTOY ASOMBRADA CON EL NIVEL DEL TRABAJO EN CHINA”
La entrenadora de natación artística Anna Tarrés tiene una trayectoria envidiable que empezó con la selección de su propio país para después transmitir sus conocimientos en otros -tales como Ucrania o Israel- después de una polémica salida de la selección española. En China, donde se encuentra trabajando desde enero de 2023, ha materializado un sueño: conseguir el oro olímpico, que ha realizado en los Juegos de París 2024.
Hablamos con una entusiasmadísima Anna Tarrés tras ese logro y tres jornadas (programa técnico, libre y acrobático en la competición por equipos) muy exigentes: “La jornada final empezó ya por la mañana con unas mariposas que hacía tiempo que no tenía, quizás por esa responsabilidad de que lo tienes, pero viendo lo que están pasando en estos Juegos Olímpicos donde muchos campeones ya lo tenían y en el último momento se les va, pues teníamos que nadarlo; claro que estaba a nuestro alcance, pero teníamos que nadarlo, las chicas tenían que ser capaces de poder asumir la responsabilidad y que no hubiera sorpresas”.
No se le puede negar su capacidad de trabajo, arduo donde los haya, aunque ahora ha tenido que enfrentarse a dos nuevos retos: la barrera del idioma y la distinta forma de trabajo de los chinos: “Las chinas tienen una gran capacidad de trabajo, disciplina. Trabajan a unos niveles muy científicos. Si hay una cosa que me ha sorprendido es el nivel de control que tienen las nadadoras; las tienen medidas por todas partes. La preparación física se hace muy especialmente según las necesidades y características de cada una de ellas. Estoy asombrada”.
En el idioma reconoce haber utilizado ‘otro lenguaje’ con sus pupilas: “Se ha establecido una especie de lenguaje visual, porque ellos corrigen en chino y yo no me entero de nada pero uso las miradas, hoy por ejemplo con la saltadora “Tira el cuerpo para acá”, este lenguaje corporal que ellas nunca han utilizado y que están aprendiendo conmigo”. No desdeña en absoluto la ayuda que ha tenido en el país asiático de otro catalán: “He tenido la gran suerte de tener a Sergi Vicente, que fue corresponsal para TV3 para los Juegos de 2008. Allí lo conocí, seguimos la amistad y de hecho su hermano, Roger, es cámara en China y ha sido él el que me ha abierto todas las puertas a la comunidad y cultura chinas, es mi “familia catalano-china” en Pekín. Está casado con una china y tienen dos hijos fantásticos que me adoptan cada vez que voy allí. Ellos me ayudan más que los propios chinos en el sentido de que conocen y entienden las dificultades que puede tener un extranjero cuando llega allí”. Incluso reconoce haber llevados los típicos calçots y realizar “domingos a la catala” con su “familia de adopción”.
El proceso de adaptación a una cultura y una manera de hacer totalmente diversas ha dado sus frutos: “Yo creo que esto [el apoyo de Roger Vicente y su familia] ha hecho que me adapte mejor; ya cojo la bicicleta, ya me muevo por Pekín mejor, como si fuera casi mi casa. No me disgusta, me he sentido muy bienvenida, muy respetada. Ellos sienten que he hecho mucho trabajo. Cuando sientes que las chicas te miran porque están esperando la corrección creo que es el mejor regalo que podemos tener como entrenadora”.
El trabajo ha sido, no obstante duro, empezando por la elección de las músicas: “Llevo trabajando mucho tiempo en estos programas. El programa que más he llevado ha sido el equipo libre. Hemos hecho adaptaciones musicales de la mano del músico catalán Arnau Vilá, que ha estado al pie del cañón. [Le decía] “Arnau, necesito esto ya ahora, porque los chinos son así. Lo necesito y mándamelo”. Hemos contactado vía online”. Su mayor aportación posiblemente haya sido en el aspecto artístico: “De las otras dos rutinas sobre todo lo que hemos hecho ha sido mejorar el tema de artístico: la manera de nadar, la forma de expresarse, la fuerza de las piernas, el nadar con elegancia, el que sean capaces de interpretar la música, los acentos. Es difícil a veces contactar con ellas y ser capaces de transmitir lo que tienen que hacer. Se trataba de sentir la música, de marcar los acentos y hacerla vuestra”.
En el podio de París vio en los cajones inmediatamente inferiores a una de sus expupilas (Andrea Fuentes, entrenadora de Estados Unidos en esos Juegos, plata) y a la selección -España- que llegó a entrenar hace años, aunque ya con otros mimbres. Quién sabe adónde le llevará el futuro, a qué país llevará sus enseñanzas.