IVO VAN DAMME: LA ESTRELLA TRUNCADA DEL ATLETISMO BELGA
Los actuales aficionados al atletismo y seguidores de las pruebas que componen la llamada Liga del Diamante sin duda conocerán el Memorial Ivo van Damme que se disputa cada año en Bruselas, una de las pruebas más prestigiosas del año en cuanto al atletismo se refiere. Pero ¿quién era este Ivo van Damme? Pues ni más ni menos que una de las mayores promesas truncadas del atletismo mundial y, por descontado, europeo y belga, país de nacimiento de este atleta. Decimos truncadas porque, cinco meses después de hacerse con dos valiosas medallas de plata olímpicas en la cita de Montreal 76 murió con apenas 22 años en un accidente de automóvil.
Ivo van Damme empezó a dedicarse al atletismo algo tarde, pues no empezó a practicarlo hasta los 17 años. Antes había preferido el fútbol, por el que se decantó, llegando a plantearse convertirse en jugador profesional. Dos hechos cambiaron ese rumbo que parecía ya definitivo: la fractura de uno de sus brazos y la mudanza de su familia a una pequeña ciudad, apuntándose Ivo al club de atletismo cercano. En sus comienzos se especializó en las distancias de 1.500 y 3.000 metros pero el giro en su carrera atlética lo tomó cuando se pasó a la distancia de 800 metros.
En 1973 empezó a despuntar en el Europeo junior pero al año siguiente su trayectoria se frenó debido a sufrir la llamada enfermedad de Pfeiffer, una infección viral en la sangre. Tendría que llegar el año 1975 para resarcirse de ese parón y empezar a batir sus primeros récords nacionales, algo que llegó a realizar en numerosas ocasiones. Y así, llegamos a los Juegos Olímpicos de Montreal. Van Damme antes del viaje a la ciudad canadiense osó en escribir, públicamente, en un papel una cifra: 1.43.8’’. Se trataba de una marca que, de producirse, se convertiría en récord mundial. ¿De verdad este joven de 22 años pensaba que lograría esa marca? En efecto la consiguió, corriendo en la final olímpica de los 800m en 1.43.86, nuevo récord europeo, pero fue superado por una de las leyendas del atletismo, el cubano Alberto Juantorena, que no solo ganó el oro, sino que no le quedó más remedio que batir el récord mundial para hacerlo, finalizando con una marca de 1.43.50 (el récord anterior se situaba en 1.45). Van Damme también disputó en Montreal 76 la carrera de los 1.500m y en ella se llevó otra medalla de plata, esta vez superado por el “Kiwi volador” John Walker.
Estaba claro: Ivo van Damme se había convertido en la gran esperanza belga del atletismo, es más, del atletismo europeo. Su popularidad en Bélgica era inmensa, a la altura de Eddy Merckx. Fue recibido a su vuelta de Montreal como todo un héroe nacional. Sus marcas y resultados hacían de él una auténtica promesa de futuro y ya se pensaba en él para los siguientes Juegos de Moscú 80. Además, se trataba de una persona carismática. A la par que era tremendamente profesional, un obseso del entrenamiento (le llegaron a llamar “la bestia” por su dedicación) y no dudaba en realizar todos los sacrificios necesarios para llegar a ser el número 1 mundial, Ivo era una persona muy amigable y sociable, incluso bromista. Muchos pensaban de él que era como “una mano de hierro en un guante de terciopelo”.
En el verano del 76 Ivo no paró de superar sus récords nacionales -que, por cierto, siguen sin ser batidos 50 años después-. Como pronosticó antes de los Juegos de Montreal “para batirme habrá que hacer récord mundial”, como hemos visto que ocurrió.
Tuvieron que pasar apenas cinco meses de su gloria olímpica para que perdiera la vida. Ocurrió en Francia, en la Autopista del Sol, cuando volvía a su país tras entrenar en la costa francesa. Perdió el control de su coche, cruzó la mediana y se estrelló contra un remolque que transportaba una embarcación. Bélgica perdía a su gran esperanza del atletismo. Su muerte fue toda una tragedia nacional. Al año siguiente un grupo de periodistas deportivos crearon el Memorial que lleva su nombre y que cada año reúne a lo más granado del atletismo.
Un comentario
Virginia
Una tremenda lástima, tan joven y con un futuro brutal por delante que truncó la carretera.