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RICA REINISCH: LA CAMPEONA DE NATACIÓN MANIPULADA POR LAS AUTORIDADES DE ALEMANIA DEL ESTE

Rica Reinisch pagó las consecuencias del uso del deporte por parte del poder político. Fue otra de esas nadadoras de Alemania del Este explotadas para triunfar o, mejor dicho, para dar triunfos a su país. En poco tiempo ganó tres oros olímpicos (100 y 200 metros espalda y relevos 4×100 estilos en los Juegos de Moscú 80) pero a costa de empeñar su vida futura. Sólo dos años le duró la gloria deportiva: de los 14 a los 16 años.

No cabe duda que Rica entrenaba duro, fuerte y con constancia: de siete a ocho horas diarias desde los diez años. Pero a partir de los 14 su entrenador empezó a darle unas pastillas que ella, totalmente ignorante, aceptó pensando que eran por su bien. Los cambios en su cuerpo -normales a su edad- empezaron a ser sospechosos cuando la voz se le hizo más grave. Aún desconocía que esas pastillas que tomaba no eran otra cosa que un esteroide anabólico derivado de la testosterona realizado por la compañía farmacéutica estatal Jenapharm. Para ella su entrenador era como su padre y nunca dudaría de él. Hay que tener en cuenta también su edad, lo que le convertiría en desconocedora ingenua, en absoluto consciente o al tanto de lo que estaba tomando. Que doparan a una menor de edad aumenta el daño moral al que fue sometida.

Se pueden imaginar lo que sucedió en el joven cuerpo de 16 años de Rica un mal día en el que estaba entrenando en una concentración en Ucrania: se desmayó. Fue llevada en helicóptero hasta su país, donde los médicos certificaron que sus ovarios estaban inflamados y el pronóstico era claro y demoledor: debía abandonar la práctica deportiva. La respuesta de sus padres fue igual de contundente: “Salvaremos a nuestra hija de vuestras garras”.

Es desfallecimiento de Rica tal vez le salvó la vida porque dejar de injerir esas pastillas no es que hiciera que todo volviera a la normalidad en su organismo, como veremos, pero impidió que empeoraran las consecuencias. En realidad, incluso se puede considerar su caso como el de una deportista afortunada que “sólo” fue dopada -inconscientemente, desde luego- durante dos años y que al cortarse de raíz probablemente se cortó un posible cambio de género, como ocurrió en alguna de sus infortunadas colegas

Decimos que la normalidad no es que volviera a su vida porque dos años de dopaje tuvieron, de entrada, como consecuencia dos abortos espontáneos sufridos por Rica años más tarde. Sufrió el resto de su vida cistitis de ovario y de una condición irregular de su corazón. Todo eso le ha impedido hacer esfuerzos el resto de su vida y mucho menos practicar cualquier deporte.

Rica Reinisch supo sólo al detalle lo que hicieron con su cuerpo cuando, una vez caído el muro de Berlín y unidas las dos Alemanias, se desclasificaron los planes realizados por las autoridades de la extinta DDR. Supo entonces que los entrenadores estaban instruidos por la Stasi y tuvo acceso a saber en qué consistían esas pastillas azules que ella tomó durante dos años. Llegó a testificar contra oficiales deportivos, incluyendo Manfred Ewald, expresidente del Comité Olímpico Nacional, en un juicio que se llevó a cabo en el año 2000.

Nunca sabremos si Rica Reinisch hubiera ganado esos tres oros olímpicos sin la “ayuda” de esas pastillas, si sus cinco récords mundiales se hubieran batido, pero sí sabemos que su carrera hubo de cortarse con tan solo 16 años para salvar su vida o, cuanto menos, su integridad. Igual no habría sido la sensación de los Juegos de Moscú, pero es indudable que tenía cualidades sobradas para haberse convertido en una nadadora de nivel que las autoridades de su país cercenaron en pos de lograr una hegemonía que ahora se ve a todas luces artificial. “Me robaron la oportunidad de ganar medallas sin drogas. La mayor traición fue robarme la oportunidad de saber si hubiera conseguido esas medallas sin los esteroides”, declaró en una ocasión la exnadadora. Sin duda le robaron su salud, su juventud y su futuro como deportista. Hay que señalar que antes de que tomara esteroides, con sólo doce años, ya lograba excelentes marcas y que por entonces ya prometía, así que posiblemente habría conseguido logros en su carrera, aunque nos queda la duda de si hubiera conseguido esos tres oros olímpicos.

A la derecha, con sus compañeras oro en relevo. Foto de SZ ragout

 

Un comentario

  • Virginia Bernardi Garrido

    El deporte en un lado y la política bien lejos, que pena, que mal ,o tuvo que pasar la niña por culpa de unos inútiles que medraron a costa de muchas como ella.

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