EVA CALVO (TAEKWONDO) Y ANA PÉREZ (GIMNASIA): DOS ESPERANZAS ESPAÑOLAS EN RÍO 2016
Son dos debutantes en los Juegos de Río, integrantes de esa parte del equipo español que más éxitos ofrece en los últimos años: las mujeres. Huelga decir que estas dos jóvenes, practicantes de dos deportes tan distintos entre sí como son el taekwondo y la gimnasia artística, desprenden ilusión ante la cita olímpica de 2016. Hablamos con ellas:
De Eva Calvo se espera incluso medalla, heredera de lo que ya empieza a poder considerarse como tradición española en taekwondo en la máxima cita deportiva mundial. Intentará emular a su gran ídolo, ya retirada, Brigitte Yagüe: “Dentro del taekwondo en quien más me he fijado ha sido en Brigitte, no solo por cómo compite, sino por su forma de ser, cómo es ella como deportista. Me gusta mucho cómo persigue sus objetivos y lucha por ellos”. Desde luego le han dejado el listón muy alto a esta madrileña de 25 años recién cumplidos: “Sé que es difícil igualar lo conseguido anteriormente por el taekwondo español, pero es como un ejemplo a seguir. Ya que lo consiguieron ellos ¿por qué no lo vamos a conseguir nosotros? Lo vamos a intentar y a luchar por ello”.
Por su parte, los referentes de la gimnasta Ana Pérez podrían ser la gimnasia rusa y rumana, ausente ésta en Río, habiendo arriesgado la gimnasia rusa también su presencia por el polémico asunto de la sanción al deporte ruso. La rumana, por su parte, lo es por no haber clasificado su equipo por primera vez en 48 años. Ana, como buena aficionada a la gimnasia, lo lamenta: “Una pena total que no vaya el equipo rumano porque Rumanía es otro de los países que siempre está allí arriba y es una pena que no podamos disfrutar de la gimnasia rumana”. Sobre las competidoras del coloso ruso a Ana le cuesta más dar una respuesta contundente: “Si no fueran las gimnastas rusas se caería un mito de la gimnasia porque las rusas siempre han estado allá arriba y que salga esto ahora te descoloca un poco. Rusia siempre ofrece muy buena gimnasia y estaría bien que estuvieran, siempre y cuando no sean sospechosas ellas de dopaje”.
Eva y Ana se asemejan en algo: su casual comienzo en sus respectivas especialidades. Eva, quien siempre había practicado diversos deportes, vio un cartel anunciador de taekwondo por la calle y lo probó. Por entonces “los Juegos Olímpicos los veía como algo muy lejano, como una experiencia muy fantástica, era mi sueño. Deportivamente era mi sueño y lo he conseguido, así que espero vivir la experiencia con mucho gusto y, si sale bien, pues mejor”. Por su parte, Ana cuenta cómo “mi hermano hacía gimnasia y siempre llegaba a casa contándome todo lo que hacía y un día fui a verlo y vi a las niñas que entrenaban allí. Me encantó y les dije a mis padres que me apuntasen”. Y, naturalmente, Ana coincide con Eva en cumplir el sueño de su vida en Río: “Es mi sueño de siempre. Casi que no me creo que yo vaya a estar allí. Voy a disfrutarlo al máximo”.
En lo que se diferencian es en sus expectativas. Eva va a por todas: “Más que expectativas el objetivo del oro. Voy a ir a por él, lo que pasa es que sé que es difícil porque estamos todas al mismo nivel y todas tenemos el mismo objetivo. Sé que es difícil, pero ahí está”. Las de Ana son más modestas: “Mis expectativas son hacer una buena competición, demostrar todo el trabajo que estamos haciendo e intentar llegar a la final de las 24 mejores, pero aunque no entre en la final de las 24 estaré satisfecha” . Y es que, como la gimnasta sevillana dice: “Voy a una competición a la que no todo el mundo puede decir que ha ido. En este caso España solo puede llevar una gimnasta y yo tengo la suerte de ir, así que quiero disfrutarlo al máximo y que salga lo mejor que pueda”.
La taekwondista lamentará la no clasificación de su hermana Marta, también deportista de élite: “Fue un palo que no consiguiera clasificarse en el preolímpico. Tuvimos unas semanas de decaimiento pero como al final sí que va a venir a Río como mi suplente al menos va a estar allí. No es lo mismo, pero al menos estará conmigo”.
Ana Pérez, que notó un gran cambio entre sus entrenamientos de tres “escasas” horas diarias en su ciudad natal a las siete horas al día, seis días a la semana en el CAR de Madrid, tiene a la barra como su mejor elemento: “La verdad es que últimamente a la hora de competir los nervios me están jugando una mala pasada en la barra, pero estoy trabajando mucho para cuidar cada elemento, cada detalle para que, aun con nervios, no haya ningún problema. [Tanto entrenamiento] es duro, pero todo esfuerzo tiene recompensa”.
Un último apunte sobre Eva Calvo: su entrenador, Xixo, opina que ha nacido para ser campeona olímpica. Eva se sorprende cuando le comentamos esas declaraciones y comenta: “Él me conoce bien, lo que pasa es que haber nacido para el oro es mucho decir. Lo que sí sé es que yo pondré todo de mi parte; no sé si habré nacido para el oro o no, pero aunque no haya nacido yo me esforzaré para conseguirlo”.