SYBIL BAUER: LA CAMPEONA OLÍMPICA QUE QUISO POTENCIAR EL DEPORTE FEMENINO DE HACE 100 AÑOS
Si no te suena el nombre de Sybil Bauer es momento de que conozcas la historia de esta mujer, considerada por muchos la mejor espaldista de la historia de la natación. Las razones son muchas y las vamos a contar.
Nacida en Chicago en el ya lejano 1903, hija de padres noruegos emigrados a Estados Unidos, su corta vida -ya veremos que tristemente falleció a los 23 años- fue de lo más fructífera en el plano profesional y como legado para las futuras mujeres nadadoras.
Hablemos primero de sus logros personales. Aunque en sus inicios nadaba a crol (esto es, estilo libre), atrajo la atención de un afamado entrenador, William Bachrach, quien vio en ella mayor potencial en el estilo de espalda. Le bastaron cinco meses a sus órdenes para empezar a ganar medallas, cuando apenas contaba 16 años de edad. En 1920 no llegó a clasificarse para los Juegos de Amberes, pero eso no frenó su carrera, ya imparable, de éxitos. Y es que Sybil rompió a lo largo de su -insistimos, corta- carrera un total de 23 récords del mundo.
Y aquí es cuando toca contar una de sus mayores conquistas, tanto personales como para las mujeres en general: batió un récord mundial masculino y lo hizo con cuatro segundos de diferencia. En aquel momento Sybil ya formaba parte de la Universidad Northwestern. Estamos en el otoño de 1922 en Bermudas. Además de batir una pléyade de récords femeninos esos días Bauer superó el récord de Harold “Stubby” Kruger de las 440 yardas estilo espalda. Kruger había sido olímpico en Amberes. Es decir, Sybil Bauer fue la primera (y, que sepamos, única) mujer en haber superado un récord mundial masculino. Sin embargo no fue considerado como tal por las autoridades competentes por haberse producido en una competición no oficial.
Mientras, Bauer se preparaba para la siguiente cita olímpica seguía ganando medallas, batiendo récords y participando en maratones en el río en su ciudad natal de Chicago. También participaba en competiciones junto a Johnny Weismuller que se hacían básicamente para que ambos batieran récords, en ocasiones compitiendo en solitario.
Llegamos a los Juegos Olímpicos de París de 1924. En ellos Sybil coronó su brillante carrera con un oro olímpico: el de los 100 metros espalda. En la semifinal ya batió el récord mundial, que volvió a superar en la final, en la que llegó cinco segundos antes que su más inmediata rival.
El inverno de 1926 vio la última competición en la que participó Bauer. En marzo ya no pudo hacerlo en otro evento. Se creyó entonces que Sybil se encontraba mal por el estrés que le producía combinar la universidad con las competiciones deportivas. Solamente más tarde se descubrió que en realidad padecía cáncer intestinal y, tras ser operada y pasar dos meses hospitalizada, moriría a la temprana edad de 23 años. Junto a ella se encontraba su prometido, con el que no llegó a casarse. Se trataba de un periodista de Chicago, seguro que sí les suena su nombre: Ed Sullivan. Sí, ese que más tarde se convertiría en un famoso presentador de televisión.
Pero Sybil Bauer no dejó tras de sí “únicamente” un palmarés impecable, sino que su legado influyó en las mujeres que la siguieron. Sybil quiso cambiar el sistema educativo de su época, en el que no cabía prácticamente educación física para las chicas ya que se las consideraba demasiado débiles emocional y físicamente, así que consiguió que se crearan programas completos de competición para mujeres en la universidad. Sólo por eso, aunque no hubiera conseguido el oro olímpico ni los récords ya merecería ser recordada y admirada Sybil Bauer.
Un comentario
Virginia
No conocía a la nadadora,que lastima que se olviden a todos los que abrieron camino,en este caso tremendo mérito. Una pena que muriese tan jóven. ¿Que hubiese hecho hoy en día con los materiales y las posibilidades de entrenamiento?, seguramente se hubiese salido del mapa.