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MARIBEL VINSON-OWEN: VÍCTIMA DE UNA DE LAS MAYORES TRAGEDIAS EN EL DEPORTE

El 15 de febrero de 1961 tuvo lugar una de las mayores tragedias del deporte mundial. Ese día el vuelo 548 de Sabena se estrelló en un fallido aterrizaje en Bruselas y con él murieron el presente y el futuro del patinaje artístico de Estados Unidos, potencia entonces de dicho deporte y al que le costó años levantar cabeza. Y es que dentro de ese vuelo iba todo el equipo nacional, en ruta hacia el inminente Mundial de patinaje que debía tener lugar en Praga -y que nunca llegó a realizarse después de tan magna tragedia-. Fue en el momento del aterrizaje, iniciado ya el descenso, cuando se le pidió al piloto del avión que retrasara dicho aterrizaje porque en pista había una aeronave. En ese momento el avión de Sabena se desestabilizó, para acabar estrellándose en un campo cercano, llegando a matar a un granjero. En total murieron los 72 pasajeros del avión, los dos pilotos y los once miembros de la tripulación, además del mencionado granjero. Toda la élite del patinaje estadounidense iba dentro, no ya los patinadores (18), sino también seis entrenadores, cuatro jueces y seis familiares de patinadores. Se dice que encontraron a las víctimas abrazadas, sabedoras de que la tragedia era inminente.

Precisamente nos centraremos en una de las entrenadoras fallecidas, Maribel Vinson-Owen. En efecto, formaba parte de la expedición en calidad de entrenadora, pero ella misma era mucho más que eso puesto que en su carrera como patinadora llegó a ganar una medalla olímpica: el bronce en los Juegos de Lake Placid de 1932. Hablemos de ella.

Una de las curiosidades de Maribel Vinson es que llegó a competir en unos mismos Juegos Olímpicos en dos modalidades bien distintas: individual y parejas. Fue en los de Garmisch de 1936 obteniendo curiosamente el mismo puesto en ambas disciplinas: el quinto. En su primera experiencia olímpica -en Sankt Moritz 1928 ya dio muestras de su potencial quedando a los pies del podio, en un dignísimo cuarto lugar, en una competición en la que había vencido la legendaria Sonja Henie. Los padres de Maribel ya eran patinadores y ella se casó con otro patinador, el canadiense Guy Owen. Juntos tuvieron dos hijas que se dedicaron también al patinaje y que, desgraciadamente, iban con ella en el vuelo maldito ya que iban a competir en el Mundial. 

El equipo de patinaje antes de montar en el trágico vuelo. Foto de Bettaman/Corbis

Maribel Vinsen destacó en su vida por otra faceta: ser una de las primeras mujeres cronistas en el “New York Times”, tarea que llegó a compaginar con su carrera como patinadora. Comenzó su labor como reportera en el Times a los 22 años después de haberse graduado magna cum laude en la universidad de Radcliffe. Aunque ya habían escrito en el NYT otras mujeres antes que ella, Vinson marcó un antes y un después. Su primera columna fue “Mujeres en el deporte”, donde escribía sobre todo tipo de modalidades: desde la esgrima al hockey pasando por el tenis, la natación o el atletismo. Desde el primer momento su estilo reveló ser cuidadoso y serio, no exento de color.

Muy destacable fue también su carrera como entrenadora pues, además de a sus hijas, llevó a otros de sus pupilos (chicos y chicas) a convertirse en campeones nacionales en numerosas ocasiones e incluso al primer oro olímpico en mujeres para Estados Unidos (el de su pupila Tenley Albright). También fue maestra del entrenador Frank Carroll, quien con el tiempo se convertiría en uno de los mejores entrenadores de su país llevando a la cima del deporte años más tarde a Michelle Kwan e Evan Lysacek. Finalmente mencionaremos que Maribel Vinson llegó a publicar tres libros sobre el patinaje.

Volvamos al triste accidente que le costó la vida. Pocas horas antes el equipo había posado feliz a los pies de las escalerilla antes de montarse en Boston. Como dijimos, las dos hijas patinadoras de Maribel Vinson iban en el pasaje: Lawrence Owen había llegado a ser olímpica el año anterior en Squaw Valley, acabando en sexto lugar. Tenía tan solo 16 años en el momento de su fallecimiento pero era ya considerada como la gran promesa del patinaje de su país. De hecho, era la gran favorita para el oro en la siguiente cita olímpica de 1964. En 1961 ya se había proclamado campeona nacional. Estados Unidos perdía, pues, en ese vuelo las esperanzas de su futuro en el patinaje, unas esperanzas con fundamento. La víspera de viajar había sido portada de la prestigiosa revista “Sports Illustrated”, que la definió como “la más entusiasmante patinadora americana”. Asimismo iba en ese vuelo su hermana Maribel Owen, también olímpica en esos mismos Juegos de 1960, aunque acabara el décimo puesto, en su caso en la modalidad de parejas. Igualmente se había proclamado campeona nacional (junto a su pareja, Dudley Richards). Maribel era la hermana mayor, pero murió a una edad descaradamente temprana: 20 años.

Triste y repentino final para una estrella en ciernes, otra posible campeona y una leyenda del patinaje.

Maribel Vinson Owen con sus dos hijas patinadoras

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