Heroínas olímpicas

LAS CHICAS TAMBIÉN SABEN CORRER

Resulta chocante enterarse de ciertos datos que parecen trasnochados y, sin embargo, son recientes. Tenía ya olvidado que algunas pruebas de atletismo se incorporaron en su modalidad femenina a los Juegos Olímpicos hace relativamente poco tiempo, como las pruebas de salto con pértiga y triple salto y el lanzamiento de martillo en Sidney 2000, así como la carrera de los 3000 obstáculos en Pekín, hace sólo dos Olimpiadas. Siendo el dato como para ponerse a pensar, más “escandaloso” me ha parecido leer otro hecho: una mujer tuvo que hacerse pasar por hombre para poder participar en la prestigiosa maratón de Boston en el no lejano 1967. La pionera fue Kathrine Switzer, que se apuntó con el misterioso nombre de KV Switzer. Más sangrante me ha parecido enterarme que estuvo prohibida durante muchos años la participación de las mujeres en cualquier carrera de fondo o medio fondo en competiciones profesionales o semiamateurs.

No lo han tenido fácil las mujeres para correr, no. En pleno siglo XX se pensaba que su cuerpo no estaba preparado para “correr mucho rato”. Bien es cierto que en  Amsterdam 1928 varias participantes de la prueba de los 800 metros tuvieron que retirarse agotadas -probablemente por la falta de entrenamiento-, lo que derivó en una polémica y abrió el debate sobre la conveniencia o no de carreras femeninas largas. En dicha polémica se metió hasta el Papa Pío XI, con el resultado de decidir que era de lo más inconveniente que las mujeres corrieran más de 200 metros. Y así ocurrió hasta los Juegos de Roma casi 40 años más tarde, en 1960. Hasta entonces, a limitarse a correr poco…

Así, encontramos que en los Juegos disputados entre 1896 y 1924 las mujeres no toman parte en ninguna prueba. En los Juegos de 1928 empiezan a hacerlo, en concreto en las pruebas de 100, 4×100 y 800 metros (que se retiraría al poco), así como en salto de altura y lanzamiento de disco. Poco a poco –muy lentamente- se van incorporando pruebas, siendo el año del cambio más radical 1984, cuando en Los Ángeles las mujeres ya pueden correr todas las distancias (menos los 3000 obstáculos ya mencionados que se introdujeron en Pekín 2008), no pudiendo participar en todos los concursos hasta ya el siglo XXI, en Sidney.

Mucho influyó el hecho de que atletas como Jackie Joyner, Florece Grifith o Merlene Ottey se convirtieran en tan famosas como sus homónimos masculinos. Para bien o para mal, se hablaba de ellas. Como suele ser habitual, la federación en este caso de atletismo (IAAF) fue introduciendo las pruebas femeninas con mayor celeridad que su incursión en los JJ.OO. El COI suele ir a remolque en cuanto a introducción de deportes, modalidades, categorías o pruebas se refiere. No ha demostrado estar al día en lo que se refiere a la participación femenina en ellos. Si esa mentalidad trasnochada hubiera seguido, nos habrían privado de ver “volar” a Yelena Isinbayeva, por ejemplo, o ver luchar a Marta Domínguez entre rías y obstáculos.

 Kelly Holmes ganó los 800 y el 1500 en Atenas. De seguir la antigua norma, no habría podido participar.espn.com.uk
Kelly Holmes ganó los 800 y el 1500 en Atenas. De seguir la antigua norma, no habría podido participar.espn.com.uk

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