OLENA PIDHRUSHNA: EL ORO DE LA DULCE VENGANZA UCRANIANA EN SOCHI
La trayectoria deportiva de Olena Pidhrushna se diferencia mucho de la habitual del resto de los deportistas de élite. Hay mujeres que realizan una pausa en su carrera deportiva con motivo de la maternidad, para retomarla más tarde, pero pocos aprovechan esa pausa para dedicarse a la alta política. (Sí que es más frecuente el caso de los deportistas que acaban en altos cargos políticos tras su retirada total como deportistas, es el caso de la atleta rumana Gabriela Szabo o el jugador de hockey ruso Viacheslav Fetisov, convertidos en ministros o la regatista española Theresa Zabell, eurodiputada tras su retirada).
Pidhrushna ya había tenido la oportunidad de ser olímpica en los Juegos de Vancouver 2010. Esta biatleta ucraniana será más recordada con el transcurso de los años por su oro en Sochi y su peculiar celebración. Pero antes de llegar a esos Juegos Olena había tenido su mejor año deportivo en 2013, consiguiendo tres medallas en el Mundial de ese año y siendo considerada “mejor deportista ucraniana de 2013”. Buenos presagios en el año preolímpico.
En Sochi, y junto a sus tres compañeras del equipo femenino de relevos –las gemelas Valj y Vita Semerenko y Juliya Dzhyma- consiguieron el primer oro para Ucrania en unos Juegos de Invierno desde aquel lejano oro de la patinadora de artístico Oksana Baiul en 1994. No solo eso: la competición tuvo lugar en el peor momento del conflicto armado entre su propio país y el país donde se celebraban los Juegos. Un oro ucraniano en Rusia…y por delante de las biatletas locales -que acabaron segundas- sabía a justicia poética, dulce venganza o soplo de alivio para sus compatriotas. Como confesó la propia Pidhrushna, las lágrimas por la victoria eran fundamentalmente por ofrecer una alegría a todo el país. Tras la rueda de prensa posterior a la victoria Pidhrushna tomó la voz cantante y no dudó en pedir un minuto de silencio “por los asesinados por culpa de la situación política en Ucrania”. No era la primera vez que tomaba una iniciativa de este tipo, pues ya el 8 de diciembre de 2013, tras la victoria del relevo ucraniano en Hochflizen, ella y sus compañeras gritaron desde el podio: “¡Por Maidan!”, en referencia a las manifestaciones de la plaza del mismo nombre de Kiev (donde, por cierto, el marido de nuestra protagonista fue atacado por provocadores, según afirmaría ella).
Olena había estado recibiendo una avalancha de mensajes de apoyo a las biatletas ucranianas en los días previos a los Juegos. La atleta reconoció haber encontrado inspiración en su lectura; quién sabe si le dieron ese punto casi inapreciable de empujón para ganar un oro. Pero Olena había tomado otra estrategia: intentar no informarse sobre lo que estaba ocurriendo en las calles de su país, para evitar esa distracción mental que puede quitar alguna décima de segundo. Así le pidió a su marido, el parlamentario Oleksiy Kayda, no hablar de política y de los convulsos hechos que no paraban de sucederse en su país durante los Juegos de Sochi.
Tras este su mayor momento de gloria deportiva la deportista se tomó una pausa, durante la cual llegó a ser viceministra de deportes, aunque su intención no era la de alargar su carrera política, sino de poner en marcha una determinada ley. Es en ese periodo en que la campeona olímpica es víctima de una campaña en la que se le acusa de haber asesinado a niños en Slovianks, en medio de los actos violentos del conflicto ruso-ucraniano. Se puso en circulación una foto de una mujer armada que ni siquiera guardaba parecido con la biatleta, afirmando un hecho que nunca se produjo. También llegó a ser acusada por Konstantin Dolgov, del ministerio ruso de exteriores, que afirmó que la biatleta se había convertido en una tiradora de élite –no olvidemos la parte de tiro, fundamental en su deporte- de las fuerzas armadas de su país y que había disparado a civiles. Por ello Pidhrushna llegó a declarar su miedo a competir o entrenar en Rusia, poniendo incluso en duda su participación en el Mundial de 2016, realizado en la localidad rusa de Khanty Mansiysk. Porque hay que decir que tras un año sabático en cuanto al biatlón se refiere la ucraniana ha vuelto a coger los esquíes y el rifle y ha regresado a la alta competición y lo ha hecho con victoria incluida.