BERTA BONASTRE: “ESTA GENERACIÓN DE LAS REDSTICKS PUEDE COMPETIR CON EQUIPOS MUY GRANDES”
En el mundo del hockey abundan las familias y las dinastías de jugadores. Berta Bonastre no es una excepción. La catalana tiene el honor de tener una hermana que fue olímpica -Silvia Bonastre- y una prima -Carlota Petchamé- con la que comparte minutos de juego en la selección e infinitas horas en las concentraciones. Tener a alguien de la familia junto a ella en las largas concentraciones de la selección española de hockey sólo puede ser positivo, como nos cuenta Berta: “Siempre decimos que cambia mucho tener a alguien de tu familia dentro del equipo porque hay momentos duros y entonces tener un apoyo aquí de la familia o cuando a veces, por ejemplo el día de Reyes, que estábamos en la concentración y no puedes celebrarlo con tu familia, pues ella y yo estamos juntas. Esto nos ayuda un montón y es un apoyo extra”. Además, su madre fundó un equipo femenino de hockey, aunque “ella tampoco jugó tanto. Es divertido, porque todos hemos tocado el hockey desde muy cerca. Aun así tengo que decir que en mi familia no me obligaron a jugar al hockey. Mi padre tenía mucha ilusión, pero me apuntaron a campus de otros deportes (tenis, hípica, golf) pero lo escogí porque era un deporte de equipo y me lo pasaba mejor”. Confiesa que le ha sido muy positivo haber contado con una hermana mayor dedicada a lo mismo, abriendo brecha: “Cuando yo debuté ella lo siguió un montón y le hizo mucha ilusión. Está bien vivir cosas que ella ha vivido antes porque a veces me da consejos, ánimos…que te sirve más que cualquier consejo que te dé cualquier persona”.
La vida de Berta Bonastre se ha cruzado con los Juegos Olímpicos desde pequeña, primero como acompañante de su hermana: “Fuimos toda la familia a ver a mi hermana Silvia competir en los Juegos de Atenas, a Pekín no porque estaba muy lejos. Nos llevamos diez años y en aquella época yo tenía doce y me acuerdo de que todo era como grande, fuimos a verla a la villa…”. Ese fue el primer recuerdo que tiene Berta de ver unos Juegos Olímpicos, ¡menuda suerte, viendo a una hermana disputarlos y encima in situ!. Al ver a Silvia en Atenas, la reacción de Berta fue: “Cuando entré en aquel estadio y la vi allí pensé “¡Hala, yo quiero!”. En Barcelona 92 ya la habían llevado al campo a ver el hockey, pero por entonces era todavía un bebé. La menor de las hermanas jugadoras debutó en unos Juegos Olímpicos en Río 2016, aunque el papel de las llamadas RedSticks (octavo) no fue el esperado. Ahora puede resarcirse en Tokio 2020: “Seguro que hay un punto de presión [de hacer algo grande en Tokio] porque sabemos que es posible hacer algo. Así como creo que en Río íbamos a luchar para hacer lo máximo pero con un diploma estuvimos contentas, aunque pensábamos que podríamos haber hecho una mejor clasificación, pero estábamos satisfechas porque éramos un equipo súper joven y con poca experiencia y ahora yo creo que vemos que podemos competir con equipos muy grandes y cuando ves que la posibilidad está, inconscientemente te pones un poco de presión”.
En el último ciclo olímpico las españolas han conseguido dos valiosas medallas: sendos bronces, en el Mundial de 2018 y en el Europeo de 2019, así que se espera medalla de ellas o, cuanto menos, que la peleen: “Creo que tenemos que encontrar el equilibro de saber que es posible pero tampoco hace falta que nos comamos la cabeza con hacer medalla. Al final yo creo que tenemos que disfrutar de todos los partidos de los Juegos, porque tenemos un grupo muy difícil y que puede pasar lo que sea en todos los partidos. Si disfrutamos y jugamos tranquilas sabiendo lo que hacemos y por qué lo hacemos, creo que la presión se va a olvidar un poco”. El equipo dirigido por Adrian Lock parece haber ido en ascenso desde los Juegos de Río. No es descartable, por tanto, la medalla, rememorando el histórico oro de los Juegos del 92 y la clave que nos da Berta está en el espíritu de grupo que se ha formado: “Yo creo que el hockey femenino español está viviendo una buena época, distinta a primera “edad de oro” a raíz de Barcelona 92. Creo que cuando se trabajó para el 92 fue muy distinto. Es muy duro lo que hacemos, pero nos lo pasamos muy bien. Si no tuviésemos un grupo así de bonito o una relación tan buena entre compañeras es muy difícil seguir. Estamos las 24 horas muchos días. De hecho, a veces pasamos más tiempo aquí que con nuestra familia. Creo que este grupo que se ha creado hace que seamos una generación que creo que puede llegar a cosas muy buenas pero que también viene de un trabajo muy bueno que se ha hecho gracias a nuestro staff. Cuando este proyecto nació estábamos muy abajo en el ránking y parecía un imposible. Nos marcamos unos objetivos de cómo queríamos ser como equipo y teníamos que dar un salto físicamente. Adrian veía una cosa que nosotras aún no veíamos. Lo admiro mucho”. Porque este es un deporte duro y en el que se entrena muchísimo. Alguna pincelada nos la da Bonastre para que nos vayamos haciendo una ligera idea: “Me acuerdo de veranos en el CAR con mucho calor en donde entrenábamos cinco horas por la mañana, dos horas por la tarde…Todo esto nos ha unido aún más. Hemos hecho sacrificios viniendo del extranjero, de nuestros clubes, a jugar y entrenar con la selección, pero si ves que es posible los haces. Era ahora o nunca. Cada una sabe que quería darlo todo para saber que si ganamos o no al menos hemos hecho el 100%. Todas estamos tranquilas que hemos dado el 100%”. Ahora “sólo” queda que esos sacrificios den sus frutos.