SYLVIA Y CLAUDIA POLL: LAS HERMANAS QUE HAN CONSEGUIDO TODAS LAS MEDALLAS OLÍMPICAS DE COSTA RICA
Dos hermanas, provenientes de una familia que no practicaba el deporte, nadadoras por accidente (les pillaba cerca de casa una piscina). Estas son las premisas de estas hermanas que hicieron historia para su país, Costa Rica: Sylvia y Claudia Poll.
Hijas de padres alemanes y nacidas ambas en Managua, Nicaragua, se trasladaron a Costa Rica con su familia siendo niñas tras el estallido de la guerra civil en el país que les vio nacer. Cuando empezaron en su deporte aún no sabían que iban a convertirse la mayor de ellas -Sylvia, nacida en 1970- en la primera medallista olímpica de su nuevo país y la menor -Claudia, nacida en 1972- en la primera persona de nacionalidad costarricense en lograr una medalla de oro en unos Juegos. Y eso que les tocó enfrentarse en su época a los coletazos de la mejor (y aún hoy sospechosa por posible dopaje de estado) natación femenina de Alemania del Este primero Sylvia y Claudia a las mejores nadadoras de la Alemania unificada, como la legendaria Franziska van Almsick o la entonces campeona olímpica Dagmar Hase, a las que superó en los Juegos de Atlanta, colocándose en lo más alto del podio. Final, por cierto, en la que Claudia desobedeció a su entrenador (también de Sylvia), Francisco Rivas, que le dijo que no pasara como primera en los primeros 100 metros, sino segunda tras Van Almsick.
Nadie les regaló nada: se levantaban a las tres de la mañana y nadaban seis kilómetros antes de ir al colegio. Su madre se encargó de disciplinarlas y de que no tuvieran pájaros en la cabeza incluso tras ganar medallas olímpicas: “Mi mamá me decía que tenía que seguir arreglando mi cuarto y sacando la basura pese a haber conseguido una medalla olímpica”, cuenta Sylvia. Se dice que si las hubiera entrenado un profesional estadounidense hubieran mejorado aún más su palmarés. Palmarés que, por otra parte, es abrumador. Las cifras de Sylvia nos dicen que estableció 290 récords y ganó 90 trofeos y 614 medallas. Muchos de ellos, por cierto, los ha regalado por las escuelas de Costa Rica para dar ejemplo a los niños de su país y convencerles de que el esfuerzo tiene su compensación.
Pese a llevarse sólo dos años, Sylvia despuntó muy pronto, logrando su medalla olímpica (plata en 200m libres en Seúl 88) tres días antes de cumplir 18 años y retirándose a los 24. Claudia, por el contrario, empezó a destacar justo a esa edad de 24 años. Por ejemplo, dos de los récords de Sylvia en los Juegos Centroamericanos y del Caribe -los de 200 y 400m libres- duraron 20 años…hasta que se los quitó su hermana Claudia. Sylvia destacó en las especialidades de espalda y estilo libre. Lo curioso es que Claudia ganó dos de sus tres medallas olímpicas en la misma prueba que su hermana: los 200m libres. En el caso de la hermana menor sería el oro en los Juegos de Atlanta 96 y el bronce en los de Sidney 2000, amén de otro bronce en 400m libres en esa misma cita olímpica.
Decíamos que nadie les había regalado nada. Su disciplina y su pundonor hizo que, sin ir más lejos, Claudia se resistiera a una retirada forzosa de la natación en 1991 cuando se fracturó su mano izquierda. No solo no se alejó de la natación sino que compitió con la mano vendada en el campeonato Pan Pacífico de ese año en Edmonton, Canadá. Por su parte, Sylvia tuvo que luchar contra su propia constitución física, pues pesaba entre 15 y 20 kilos más que el resto de sus competidoras, lo que le hacía, de entrada, tener una capacidad de reacción más lenta en la salida y en las vueltas.
Ellas, que consiguieron las primeras medallas no solo para su país, sino para toda Centroamérica (así fue en el caso de Sylvia) han visto que, desgraciadamente, su ejemplo no ha sido seguido, ni en Costa Rica ni en Centroamérica, que no ha visto ganar más medallas de oro. Ambas nadadoras se lamentan de la falta de inversión en el deporte, de la “ocasión perdida”. Fueron y siguen siendo referentes en su país, pero los éxitos deportivos no han continuado.
Y si el deporte de Costa Rica se quedó como estaba tras las medallas de las hermanas Poll, ellas avanzaron en lo personal y lo profesional. Sylvia, de la que todos destacan su dominio de cuatro idiomas, se graduó con honores en dos universidades. Es diplomática de carrera y trabajó de 2010 a 2014 como embajadora adjunta de Costa Rica en Ginebra. Asimismo es miembro de la Misión Permanente de Costa Rica ante la Oficina de la ONU en Europa y jefa a nivel global de una de las divisiones de las Naciones Unidas. Su hermana menor también se graduó en administración de negocios en una universidad de San José, Costa Rica. Hasta el momento Costa Rica ha ganado todas sus medallas en Juegos Olímpicos gracias a ellas, las hermanas Poll.
Un comentario
Virginia
Muy completas las hermanas, no solo campeonas, también un cerebro amueblado.