NÉSTOR ABAD: “MI SUEÑO ES ENCONTRAR MI LÍMITE EN LA GIMNASIA”
Néstor Abad ya está clasificado para los Juegos de Tokio 2020. Lo consiguió con tiempo, a finales de 2019 gracias a la plaza obtenida en el Mundial disputado en Stuttgart y lo hizo justamente mientras se convertía en padre por segunda vez. En Stuttgart su rendimiento no fue perfecto, pero sí lo suficiente como para otorgarle el codiciado pase a la final all-around de Tokio 2020, aquella que verá únicamente a los 24 mejores gimnastas del mundo disputando todos los aparatos para ver quién es el más completo. En esa especialidad, Néstor Abad es el mejor de España desde hace años. No en vano se ha proclamado cinco veces campeón nacional en el concurso completo (y no lo hizo en 2017 por lesión). Él siempre quiere mejorar, subir el puesto que ha logrado en el campeonato anterior: “ Mi aspiración es mejorar”.
Ante especialistas de uno o más aparatos -como su compañero de equipo, Ray Zapata – Abad pertenece a esa no tan común especie de gimnastas que se atreven con todo y todo lo hacen bien: “Yo me centro en la competición all- around. No es que tenga algún aparato preferido, sino que tengo aparatos en los que hago una dificultad mayor. Varía un poco, pero soy bastante estable en los seis aparatos”. Si ya de cara al Mundial que le otorgó el pasaporte para Tokio 2020 aumentó la dificultad en sus ejercicios de salto, paralelas y suelo, nos confiesa que “de cara a Tokio variaré mi programa dependiendo de cómo me sienta en diversas competiciones y dependiendo de las aspiraciones que llegue a tener en ese momento y las preferencias porque a lo mejor no me sale rentable hacer más dificultad porque empeoro la calidad, así que tengo que ir jugando un poco con eso”. También estará en Tokio acompañado de su equipo, igualmente clasificado en ese mismo Mundial de Stuttgart. Ya es una mejora respecto a los Juegos de Río, en los que estuvo, junto a su compañero Zapata, pero únicamente de forma individual. Sobre el combinado español comenta: “Estamos muy bien, trabajando muy duro. Lo único que tenemos que hacer es hacerlo en la hora y el momento adecuados”.
No lo ha tenido fácil en su vida. Dos lesiones graves le hicieron llegar a plantearse la retirada. La primera tuvo lugar en 2011 y se produjo durante un entrenamiento. El pronóstico, de lo más negativo: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Se recuperó, pero tres años más tarde una caída en el ejercicio de anillas en una prueba de la Copa del Mundo le produjo el mismo problema en la misma rodilla. Fue en ese momento en que Néstor se dijo a sí mismo: “Hasta aquí hemos llegado”, pero afortunadamente su carácter luchador pudo con ese momento de natural debilidad y gracias a su superación, ya pudo ser olímpico en Río.
Sobre su primera experiencia olímpica, la correspondiente a los Juegos de Río, nos comentó: “Mi experiencia en Río estuvo muy bien. Es muy bonito viajar allí y estar con todo el ambiente de unos Juegos Olímpicos, pero quiero vivirlo más intenso y hacerlo mejor. En tu primera experiencia olímpica no vas tanto con unos objetivos de resultados, sino que simplemente vas. Mi intención en Tokio es focalizarme más en el resultado”. Pese a que los Juegos Olímpicos son el sueño de muchos deportistas Abad nos confesó que el suyo es, cuanto menos, propio de todo un luchador, un leit motiv que caracteriza a una persona que quiere superarse: “No he cumplido mi sueño con haber sido olímpico. Mi sueño es encontrar mi límite. He llegado a un punto en que me he esforzado tanto en mi carrera deportiva que estoy intentando alcanzar mi máximo potencial. Cada año estoy cada vez mejor, entonces no creo que haya llegado a mi límite de potencial, sino que cada año voy progresando un poco más”.
Abad empezó en el que es su deporte desde muy pequeñito, viendo a su hermana practicarlo “y yo, sin uso de razón, empecé a hacer gimnasia. Yo llevo toda la vida en este deporte”. Y realiza la siguiente contundente afirmación: “Yo no elegí este deporte; me eligió él a mí”.
Este alcoyano ha pasado, como tantos y tantos de sus colegas de profesión, un 2020 atípico entrenando en su casa, deseoso de volver a poder hacerlo en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid en el que lleva más de una década. Si haber sido padre a los 20 años le hizo madurar prematuramente y dedicarse a la gimnasia en más cuerpo y alma si cabe participando en exhibiciones durante los veranos para vivir de un sueldo, ahora se centra en su segunda experiencia olímpica, en la que sabe que habrá de dar más de sí: “Trabajo para eso”. El Mundial de Doha de 2018 le colocó en una en absoluto despreciable undécima plaza. Su reinado hegemónico en la gimnasia española en cuanto a concurso completo se refiere sabe que no es garantía de nada: “[En la gimnasia] puede pasar cualquier cosa, porque depende de la tónica de puntuación, de los demás gimnastas. No hay nada predecible, no es como el atletismo que haces un tiempo y ya tienes una posición más o menos asegurada. Nosotros no tenemos nada fijo”. Y sobre la tan traída y llevada cuestión sobre la puntuación de los jueces en su deporte, el alicantino opina que “ Me gustaría que fuera todo más objetivo, porque hay veces que es muy subjetivo y depende un poco de la vista del juez, de la forma de evaluar, etc”, aunque matiza “No he visto ningún caso de injusticia flagrante”.
Nos despide con esta afirmación que tiene mucho que ver con los Juegos Olímpicos: “Vivir unos Juegos es inspirador para esforzarte más e ir a otros Juegos”.