Momentos Olímpicos Mágicos

MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 118: LA FINAL DE LONDRES 1908 DE 400m QUE DISPUTÓ UN ÚNICO CORREDOR

La final masculina de los 400 metros en los ya remotos Juegos Olímpicos de Londres 1908 fue única en la historia…y esperemos que nunca jamás vuelva a repetirse una final así. Porque estamos hablando de una final que corrió un único participante.

El vencedor -es decir, el único que tomó parte en ella- fue el atleta local Wyndham Halswelle. Aunque nacido en Londres es considerado como el primer campeón olímpico escocés, seguramente por su abuelo materno, un célebre general. El propio Wyndham escogió en un principio la carrera militar sirviendo en Sudáfrica en la Segunda Guerra Boer. Fue allí justamente cuando sus habilidades atléticas fueron captadas por un entrenador de atletismo, el cual le convenció para que se dedicara seriamente al deporte.

Así lo hizo el bueno de Wyndham tomando parte, con éxito, en los llamados “Juegos Olímpicos Intercalados” celebrados en Atenas en 1906, que el COI no toma en consideración. Sea como fuere, Halswelle demostró sus cualidades y no se dudó de su participación en la cita olímpica que estaba a la vuelta de la esquina, puesto que se iba a celebrar apenas dos años más tarde en Londres.

La primera final disputada

Hemos de contar los antecedentes del ambiente que se respiraba en esos Juegos. Un reglamento internacional unificado podríamos decir que no existía, compitiendo con diferentes reglas a ambos lados del Atlántico: los británicos con unas y los estadounidenses con otras. Al disputarse los Juegos en Londres se tuvieron en cuenta las reglas británicas. A eso hay que sumar indudables tensiones políticas en una época en la que aún subsistían imperios europeos junto a un auge de Estados Unidos. El jefe del equipo americano ya mostró discrepancias sobre el alojamiento de sus atletas durante los Juegos y, a modo de protesta, les trasladó a Brighton. Casi en cada prueba que se disputaba surgía el conflicto sobre las diferencias de reglamento.

Llegamos así a la prueba de los 400 m. Halswelle no solo venció en su serie y semifinal, sino que además conseguiría el récord olímpico. Sin embargo, los grandes favoritos eran los atletas estadounidenses: William Robbins, John Carpenter y John Taylor. Quizás la gran causante de los problemas que surgirían posteriormente fue la ausencia de calles, lo que hacía presagiar una final nada limpia, como acabaría sucediendo. De hecho, por los problemas que podría llegar a causar ya se advirtió a los contendientes previamente a la final que deberían abstenerse de empujar.

La descalificación de John Carpenter

Halswelle, que se encontraba en el centro, fue entorpecido por Robbins ya en los primeros 50 metros de carrera. Robbins lideraba la carrera por delante de Carpenter, mientras el británico intentaba superarles. Lo que ocurrió es que John Carpenter le impedía el paso obligándole a desplazarse al otro lado de la pista, insistimos, sin calles definidas. Y es que Carpenter llegó a usar los codos para desplazar a Halswelle en ese bloqueo que impedía al británico superarle. Ese uso de los codos estaba aceptado en el reglamento del atletismo de Estados Unidos pero no así en el británico, que era el que se aplicaba. Halswelle, debido a los codazos del americano, llegó a salirse de la pista.

El juez británico Roscoe Badger observó la maniobra de Carperter e informó al resto de jueces que la carrera debía declararse nula. Tras una hora de deliberación se declaró que la final de los 400 m se declaraba “No Race”, esto es, que se anulaba. Además, Carpenter sería descalificado. Habría que disputarla de nuevo, pues, dos días más tarde, esta vez con la baja de Carpenter. Para evitar que se repitiera algo igual esta vez se determinó que habría calles en la pista. Sin embargo tanto Robbins como Taylor, compatriotas de Carpenter, boicotearon la carrera en protesta por la descalificación de su compañero de equipo lo que convertiría a Halswelle en el único competidor. El propio atleta británico no era partidario de esa solución, no quería correr en solitario, pero su federación nacional no le dejó opción. Obviamente fue el ganador de la medalla de oro al ser el único que corrió la final y ha quedado para la historia como la única final con un competidor por incomparecencia del resto.

A Wyndham esa “solución” le dejó un poso de amargura que acabaría conduciéndolo a una retirada del atletismo tras los Juegos. Incluso llegó a sentirse “explotado” por los dirigentes del atletismo. Tuvo una única aparición más ese mismo año y dijo adiós al deporte. Pocos años más tarde combatió en la I Guerra Mundial, donde fue herido en la batalla de Neuve Chapelle. Pese a que sus heridas no eran precisamente leves se negó a ser evacuado y siguió en la batalla, apenas con unas vendas. Poco más tarde acabaría encontrando la muerte cuando intentó rescatar a un compañero. Tenía apenas 32 años. Fue una de las 80 víctimas de su regimiento que murieron en un intento de ganar terreno, simplemente poco más de trece metros. Una muerte más de esa falta de cordura como fue la I Guerra Mundial.

La repetición de la final

Un comentario

  • Virginia Bernardi Garrido

    Menuda historia, cuanta polémica y líos. Lo de los codos me parece fatal. Ante todo la deportividad por bandera. ¿Que reglamento es ese que permite entorpecer a alguien?.

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