MAREN LUNDBY: LA CAMPEONA OLÍMPICA QUE LUCHÓ POR LA IGUALDAD DE GÉNERO EN LOS SALTOS DE ESQUÍ Y LA DEFENSA DE LA SALUD DE LOS SALTADORES
Lamentablemente, esta es otra historia de cómo ciertas causas que podríamos decir ajenas al deporte fuerzan la retirada de una gran campeona acabando con una brillante trayectoria. La víctima en esta ocasión es la noruega Maren Lundby, campeona olímpica de saltos de esquí en Pyeongchang 2018 y que se vio obligada a renunciar a la siguiente cita olímpica de Pekín 2022 por su peso. Esta cuestión es la causa de que los saltos de esquí sea uno de los deportes más sensibles a problemas de desorden alimenticio entre sus deportistas debido a la importancia del peso entre los que lo practican.
Maren Lundby se inició en este peligroso deporte cuando apenas contaba tres años y se convirtió en la segunda campeona olímpica tras la introducción, tras años de lucha, de la categoría femenina en los Juegos de Sochi de 2014. No solo eso, la noruega fue la mejor saltadora de esquí durante tres años, ganando diez medallas en campeonatos del mundo, siendo dos de ellas de oro. Pese a su alto nivel, hubo de renunciar a convertirse en la primera campeona olímpica de saltos que repitiera su triunfo -en su caso en los Juegos de Pekín- por haber ganado unos kilos de peso. Entre lágrimas confesó en la rueda de prensa que dio anunciando su retirada, que no merecía la pena poner en riesgo su salud y que “no iba a hacer locuras” para intentar el margen de peso exigido.
En 2021 Maren, después de proclamarse campeona del mundo, empezó a notar cambios en su cuerpo. Había estado luchando denodadamente para no superar los límites de peso que le impidieran mantener su nivel en la élite, pero eso requiría un esfuerzo demasiado grande. Renunció a la temporada para darse una nueva oportunidad más tarde. La pausa duró demasiado: 553 días hasta que volvió a saltar, pero no parecía haber logrado el nivel óptimo que la caracterizó en un pasado. La lucha por alcanzar el peso ideal hizo también mella en su estado anímico hasta que finalmente se convenció de que no merecía la pena seguir sacrificándose para conseguirlo y anunció su retirada, que conllevaba lamentablemente la renuncia a unos nuevos Juegos Olímpicos.
Paralelamente Maren Lundby había llevado a cabo varias luchas, además de su interna contra el peso. Por una parte, intentar la igualdad de género en su deporte, uno en los que más desigualdades de este tipo se ven. La saltadora noruega pidió que las mujeres pudieran competir en el popular torneo de los Cuatro Trampolines, que sólo existe en categoría masculina. Asimismo, que se añadiera la categoría femenina de trampolín largo en los Juegos Olímpicos, ya que hasta el momento las mujeres -con tardía incorporación a los Juegos, datando ésta tan solo de 2014, como hemos visto- sólo compiten en el trampolín normal teniendo, por tanto, la mitad de posibilidades para obtener medallas olímpicas respecto a sus colegas masculinos.
Además de esa lucha, Lundby también abogó por los problemas de mantenimiento de peso que causan a los saltadores de esquí, tanto masculinos como femeninos y, por tanto, a un cambio en el reglamento. En este deporte existe una regla según la cual los saltadores no pueden superar cierto peso según su altura para que exista una correlación entre ambos. Tampoco pueden “pesar de menos” pues, aunque en teoría volarían más, causarían un peligro para su integridad. En caso de variar las medidas requeridas habrán de cambiar el largo de sus esquíes, lo que provocaría que saltaran menos. La regla dice que si el índice de su masa corporal es 21 o mayor tienen que tener esquíes tan largos como el 145% de su altura. Cuando mayor superficie tengan los esquíes, volarán más. Si el índice es menor de 21 la federación internacional obliga a que sus esquíes sean más cortos. Curiosamente, el que fuera famoso campeón olímpico finlandés Matti Nykänen, décadas ha, no superaba este índice, siendo de 18.5. Es por ello, debido a esta regla que obliga a tener cuerpos considerados fuera de este deporte como “insanos”, que Maren Lundby considera que hay que sacar a la luz esta cuestión “para que los jóvenes saltadores no tomen decisiones estúpidas y sufran” llegando, según la exsaltadora, a tener que acabar incluso en el hospital al intentar lograr unos cuerpos que, definitivamente, no son considerados sanos según los estándares médicos.
Un comentario
Virginia Bernardi Garrido
Siempre palos en la rueda para deportistas, ya sean hombres o mujeres, que rabia da tener que elegir entre vida normal o salud.