NILS VAN DER POEL: UN CAMPEÓN OLÍMPICO PECULIAR Y ÚNICO
Nils van der Poel fue uno de los héroes y reyes indiscutibles de los Juegos Olímpicos de invierno de Pekín 2022 pero definitivamente no es un deportista al uso. Este peculiar campeón se hizo en esa cita olímpica con sendos oros en las pruebas más largas del patinaje de velocidad -las de 5.000 y 10.000 metros-, con récords olímpicos y mundial incluidos. Pero el camino hasta esos resultados y lo que hizo después de ellos son totalmente inusuales.
Para empezar, pese a su apellido (es sueco aunque tiene antepasados neerlandeses), no viene del país mayor potencia mundial en patinaje de velocidad: Países Bajos. No solo eso, sino que públicamente se ha metido con ellos acusándoles incluso de dopaje y de tener tanto poder como para cambiar en medio de los Juegos de Pekín el estado del hielo para favorecer sus características, endureciéndolo más, cuando Nils lo prefiere más blando. Para continuar, llegó a los Juegos que le encumbraron tras abandonar el deporte debido a su mal resultado en la anterior cita olímpica de Pyeongchang, en la que sólo alcanzó un 14º puesto en la distancia de 5.000 metros. Decepecionado consigo mismo, se alistó en el ejército tras ese “fracaso” (no me gusta esa palabra, pues considero que ya ser olímpico es todo un triunfo al alcance de muy pocos) y se dedicó asimismo a correr ultramatones. A pie, no sobre patines.
Sin duda alguna eso le fortaleció de cara a un futuro que aún no vislumbraba en las carreras de larga distancia que acabaría ganando en los Juegos de Pekín. Doce meses estuvo en el ejército sueco. Durante ese tiempo realizó un curso de guardabosques. Por cierto, que su sistema de entrenamiento difiere totalmente del de sus colegas neerlandeses. En lugar de entrenar exclusivamente en la pista de hielo y en los gimnasios Nils prefiere correr en el bosque. Entre sus ‘actividades físicas’ se encuentra construir cabañas de madera en ramas de árboles situadas a 20 metros de altura. Y tiene otras peculiares que abordaremos más adelante.
Sus entrenamientos, además de las citadas carreras por bosques, se centran en practicar ejercicios aeróbicos largos de baja intensidad, como el ciclismo. No dudó en publicar su “manifiesto” detallando su forma de entrenar tras sus éxitos olímpicos con el fin de ayudar a otros deportistas. Se basa someramente (sin entrar en los detalles técnivos que el documento incluye) en compensarse a sí mismo con frecuencia cuando lo hace bien y, cuando lo hace mal, perdonarse e intentar no volver a fallar en los mismo. Lo tituló “Cómo patinar los 10.000 metros…y también la mitad de esa distancia”. Nadie duda que uno de los secretos de su éxito ha sido su gran resistencia aeróbica, conseguida en gran parte gracias a los ultramaratones que corrió. Esa forma de entrenamiento es fuente de otras de sus discrepancias con los patinadores neerlandeses. Según Van der Poel “ellos tienen que competir a menudo para tener ingresos”. Él, sin embargo, se prepara pensando en un largo plazo.
En Pekín 2022 pudo con sus contrincantes de Países Bajos, pese a que a falta de tres vueltas en la carrera de los 5000 metros llevaba una desventaja de dos segundos frente a Patrick Roest, que poco antes había logrado un nuevo récord olímpico. En cada vuelta al oval Nils marcaba el mismo tiempo (30 segundos) para bajar más adelante a 29 segundos e incluso rebajar esa marca. Cruzó la línea de meta con las manos cruzadas en la espalda, como si no le hubiera costado trabajo, en contraste con el resto de competidores, que llegan desfondados braceando. Después, donó una de sus medallas al prisionero político chino Gui Minhai, detenido por protestar contra los abusos a los derechos humanos en China. Como en el resto de cosas que le caracterizan, Van der Poel también fue único con ese gesto.
Lo que hizo después de los Juegos Olímpicos tampoco fue habitual: retirarse con apenas 25 años y en el culmen de su carrera. Pero no se crean que se dedicó a descansar. Además de sorprender a propios y extraños -él es así- y bajar desde un paracaídas a un homenaje que se le dedicó, llegó a ir en bicicleta desde el Círculo Polar hasta el extremo sur de Suecia…en invierno. En esa travesía llegó a romperse varias costillas tras una caída en el hielo, pero no abandonó. Tampoco lo hizo cuando casi le tuvieron que amputar los dedos por congelación. Simplemente orinó sobre sus manos para evitar males mayores. También se ha dedicado al skydiving y a travesías por tundras, entre otras actividades a las que pocos deportistas tienen alcance.
Nos quedamos con una duda que en realidad no es tal: ¿Qué hubiera sido del patinaje de velocidad si Nils van der Poel hubiera continuado en él? Sin duda más triunfos, más récords, más medallas, visto su sistema de entrenamiento y sus capacidades y fortalezas físicas y mentales.
Un comentario
Virginia Bernardi Garrido
Muy peculiar¡