Concienciados olímpicos,  Entrevistas

PEDRO GARCÍA AGUADO: “BARCELONA 92 NO ERA NUESTRO MOMENTO”

Pedro García Aguado se ha convertido en una persona popular en algo que podríamos pensar no tiene nada que ver con el deporte pero, sin embargo, está íntimamente ligado a él y deriva de sus vivencias deportivas. Campeón y subcampeón olímpico, superó sus adicciones para ahora, habiendo aprendido de ello, intentar mejorar las vidas de los demás. Su papel de auténtico “hermano mayor” (y así se ha denominado su labor) que ayuda a jóvenes con los mismos problemas que él tuvo viene directamente derivada de lo aprendido en su etapa como deportista de élite. Él mismo nos confesó que “extraigo muchos aprendizajes de aquella época como deportista: la disciplina, el esfuerzo, sobre todo vencer el miedo y la constancia, pero entre ellas sobre todo diría el esfuerzo y la disciplina. Yo lo que transmito ahora a las personas que me piden ayuda -sobre todo estoy enfocado en el mundo de la recuperación de las adicciones- es [decirles que] las personas que son adictas tienen que hacer un cambio de hábitos absoluto”. El exwaterpolista añade: “Hay que hacer las cosas muy bien y [esa enseñanza] me la dio los veinte años que estuve como deportista profesional. Esos aprendizajes son los que yo transmito en mis conferencias para jóvenes y mi cambio ha ido por ese lado: todo lo aprendido lo transmito para que las personas por una parte puedan prevenir en que no entren en lo que he entrado yo y en otra si están dentro para que salgan”.

El madrileño, que se enganchó al waterpolo viendo el Mundial 86 que se celebró en su ciudad, nunca fue un apasionado de los Juegos Olímpicos ni tenía como sueño convertirse en deportista olímpico: “Mi sueño de joven era ser el mejor jugador del campeonato de España con el Club Natación San Blas (y quedé el mejor y máximo goleador) y, a partir de ahí, siempre ser un jugador diferente, ese era mi sueño”. Siendo aún muy joven (18 años) pasó a formar de la selección española trasladándose primero al Centro de Alto Rendimiendo de Sant Cugat en cuya residencia se alojaría. Ya fue olímpico en Seúl 88 pero para la siguiente cita olímpica la presión por hacer un gran papel, cuando no directamente proclamarse campeones en Barcelona 92, hizo que la preparación realizada por el férreo seleccionador Dragan Matutinović quizá superara ciertos límites: “La preparación -que se cuenta en la película “42 segundos”- fue durísima. Fue una experiencia con aquel entrenador. Él lo hacía con todo el cariño del mundo pero quería sacar lo mejor de nosotros. Él pensó que la mejor forma era sometiéndonos a aquellos tipos de entrenamientos. A algunos sí que les vino bien, a otros lamentablemente no tanto porque se lesionaron”.

El resultado, de todos conocido por lo igualado del marcador en la final, hizo que se llegara a ver por cierta prensa y público como un fracaso, algo que no comparte García Aguado: “Para mí los Juegos de Barcelona fueron los mejores Juegos de la época contemporánea, del siglo XX. La verdad es que fueron maravillosos y lo que conseguimos allí fue muy grande, lo que pasa es que como se bañó de fracaso, yo no estoy tan de acuerdo porque veníamos de un sexto puesto en los Juegos de Seúl 88 y creo que una medalla de plata en esos Juegos fue un exitazo. Si quieres ganar al final tienes que seguir preparándote para esperar tu oportunidad, que llegó cuatro años más tarde”.

En efecto, la selección española por fin logró el ansiado y peleado oro en la cita de Atlanta 96. En opinión de García Aguado atribuye las claves a estas razones: “Dicen que el éxito es la confluencia entre la preparación y la oportunidad. Creo que en Barcelona 92 no era nuestro momento y Atlanta 96 sí. Teníamos exactamente eso: la preparación, cambio de entrenador, cambio de forma de hacer las cosas, el equipo ya estaba hecho y fue la oportunidad y la aprovechamos”.

Volvamos a los Juegos de Barcelona 92, que para nuestro protagonista le brindaron sus mejores recuerdos: “Para mí [esos Juegos] fueron muy bonitos porque estuve a punto de perdérmelos por mi comportamiento y al ir allí y concentrarme mucho y centrarme mucho fue donde mejor jugué, donde mejor desarrollé mi waterpolo”. Pese a la dureza en la preparación no faltó el humor entre el grupo de los jóvenes componentes de la selección. Nos cuenta la siguiente anécdota: “En Barcelona 92 antes de empezar los Juegos el equipo de waterpolo nos tiramos de la plataforma de 10 metros, una locura. En catalán trampolín se dice “trampulí”. Íbamos cantando “trampulí, trampulí” y un periodista se pensaba que estábamos nombrando a un saltador chino”.

Preguntado sobre cómo pudo compatibilizar ciertos excesos en su vida con una carrera deportiva exitosa en la élite Pedro García Aguado responde: “Eran unos ‘excesos temporales’; no estaba siempre ni mucho menos consumiendo. Por eso pude mantenerme tanto tiempo en la élite. Lo superé con ayuda, con tratamiento y con personas profesionales que me echaron una mano y mi familia, que estuvo ahí a mi lado durante dos años, fueron dos años de recuperación”. Ahora él ayuda a los demás como él fue ayudado en su día. Los valores del deporte también son eso: superación, generosidad, solidaridad. Pedro los ha puesto en práctica y sigue siendo alguien valioso para los demás. Sus medallas ahora no son tangibles, pero quizá tengan más valor.

Foto de El Cierre Digital

 

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