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ARTUR NAIFONOV: EL MEDALLISTA OLÍMPICO QUE DE NIÑO VIVIÓ LA TRAGEDIA DEL ASEDIO DE LA ESCUELA DE BESLAN

Detrás de cada medalla olímpica hay una historia que siempre es de superación, pero la obtenida en los Juegos de Tokio 2020 por el luchador ruso Artur Naifonov conlleva mucho más que eso. Su bronce en la categoría de 86 kilos en la categoría de lucha libre cargaba en parte con el peso de la revancha, no contra ningún rival suyo, sino contra la vida en general. Por fin llegaba algo positivo en su vida tras la tragedia, vivida a escala mundial, que le tocó pasar siendo niño. Porque Artur Naifonov fue uno de esos niños a los que le tocó sufrir el asalto a la escuela de Beslan, del que todos hemos oído hablar.

Los hechos ocurrieron el primer día del curso escolar de 2004, un fatídico 1 de septiembre. Al ser el primer día, la escuela recibía no solo a sus alumnos, sino también a los padres en una costumbre anual que se celebraba cada comienzo de curso. Se reunieron allí, por lo tanto, muchas personas, se cree que hasta 1.300. Los terroristas -que exigían la independencia de Chechenia de Rusia- entraron en las instalaciones y perpetraron una masacre que acabó con la vida de 344 personas, siendo 186 de ellas niños, además de provocar heridas a unas 700 personas más. Artur y su hermana Sabina se encontraban en la escuela junto a su madre. Ella fue una de las víctimas mortales.

Durante todo el tiempo que duró el asedio (tres días) Artur, que por entonces contaba siete años, se encargó de cuidar de su hermana pequeña, de sólo tres. Los testigos concuerdan en que la muerte de la madre fue la que permitió la supervivencia de Artur y su hermana. Seguramente eso ha sido un peso que el más tarde atleta de lucha libre ha querido “reparar” en cierto modo y la única forma en que sabía hacerlo era triunfando en su carrera deportiva y dedicando una medalla a su madre, algo que por fin pudo hacer 17 años más tarde en Tokio. Artur y Sabina llegaron a ser heridos por la metralla, pero nada fue comparable a la pérdida de su madre. Cuando en los Juegos Olímpicos de Tokio toda su familia le vio ganar una medalla olímpica desde el televisor de su hogar, Artur sabía que esa medalla tenía un peso mayor de lo habitual y que había mucho detrás de ella.

Curiosamente en ese mismo torneo olímpico y deporte ganó el oro un compatriota de Artur que tuvo mucho que ver con los hechos trágicos vividos en su infancia: Zaurbek Sidakov, apenas un año mayor que Naifonov, tenía que haber ido a la escuela de Beslan ese día, pero ese día se libró de una posible muerte simplemente porque no acudió al colegio. A partir de ese momento sus padres le obligaron a ir a la escuela andando, temerosos de que el autobús que le llevara contuviera una bomba o fuera asaltado por terroristas. Sidakov ha hecho algo más que ganar el oro olímpico, puesto que ha ganado más medallas del mayor calibre internacional. Siempre se las dedica a los niños muertos de su escuela.

Naifonov no quiere hablar de la tragedia de Beslan. Quiere pasar página: “Quiero olvidarlo todo”. De niño fue un superviviente, quizás eso le haya convertido en el gran competidor y campeón que es ahora. “Siempre he sido una persona luchadora”, ha llegado a afirmar. No lo dudamos en ningún momento.

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