JEAN BOUIN: EL MEDALLISTA EXCLUIDO EN UNOS JUEGOS OLÍMPICOS POR UNA PELEA DE BAR
Figura con una controversia a sus espaldas que no le hizo ningún bien fue la del atleta francés Jean Bouin. Medallista olímpico muerto en oscuras circunstancias nunca aclaradas durante la Primera Guerra Mundial, este marsellés dio a su país récords mundiales, títulos y éxitos en los Juegos Olímpicos -llegó a participar en las ediciones de Londres 1908 y Estocolmo 1912-, y pagó los platos por una bronca en un local nocturno durante uno de ellos.
Corredor de largas distancias innato, como lo demuestra el dato de que en la temporada de 1904 llegó a ganar catorce de las diecisiete carreras en las que tomó parte, fue un pionero en cuanto a cuidar los hábitos de vida siendo deportista de élite. Porque Bouin no solo entrenaba, sino que se interesó por aspectos alrededor del deporte que podrían muy bien influir en el rendimiento del que los practicara, tales como la alimentación, llegando a escribir un libro-guía sobre ello para convertirse en un campeón.
Entremos en la polémica, ocurrida durante sus primeros Juegos Olímpicos, los de Londres de 1908. Bouin formaba parte del equipo francés para la competición de equipos en la distancia de 3 millas. Nuestro protagonista aún no había cumplido los 20 años. Tras participar en una primera serie de 1.500 m y en la que fue eliminado para proseguir, decidió centrarse en las distancias más largas que se correrían en días sucesivos. Así, fue él quien conseguiría el registro más rápido de entre todos los participantes de la prueba por equipos de las 3 millas. Pero esa noche acudió a un bar del Soho con amigos y allí se enzarzó en una pelea, de resultas de la cual fue arrestado y conducido a la comisaría de Piccadilly. Fue liberado horas más tarde, pero el equipo francés dejó de contar con su participación. Finalmente los galos ganaron la medalla de bronce y él fue galardonado con la presea por haber participado en una de las series clasificatorias. Dos dudas surgieron en su momento e incluso en años posteriores: ¿Habría Francia conseguido un metal más prestigioso de haber contado con su presencia, dado su registro en la clasificatoria? Por otra parte, muchos consideran que nunca debió recibir la medalla y ni siquiera la cuentan en sus registros.
Pero la vida siguió para Jean Bouin y sus éxitos deportivos. Cayeron récords olímpicos y medallas en Mundiales (que aún no se llamaban así puesto que no existían propiamente aún). Uno de sus récords, por ejemplo, tardó en ser superado diez años y tuvo que llegar ni más ni menos que todo un Paavo Nurmi para conseguir hacerlo. Llegó también una nueva edición de los Juegos Olímpicos, la de Estocolmo 1912, y allí se desquitó el corredor francés. Si alguien dudada de su medalla de bronce anterior ya nadie podrá negarle el hecho de haber entrado en el Olimpo de los medallistas olímpicos al ganar la plata en la distancia de los 5.000 metros.
Aún le quedaban más hitos y recibimientos en masa a Bouin antes de encontrar temprana muerte en la I Guerra Mundial. Podría haberse librado de ella debido a una hipertrofia cardíaca que padecía, pero se negó a no ser incorporado a filas, incluso insistió en ser incluido en una unidad de combate. Durante la guerra, que le situó cerca de la frontera alemana, realizó tareas de correo, transmitiendo mensajes a diferentes líneas del frente, pero encontró la muerte en circunstancias que aún hoy no han sido totalmente esclarecidas. Sí está claro que murió víctima de la metralla, en la batalla del Marne, pero parece ser que su muerte fue causada debido a un error, habiendo sido disparada por la propia artillería francesa. No queda ahí la polémica, ya que su cuerpo fue enterrado en el castillo de Bouconville–sur-Madt y al poco el castillo ardió debido al fuego enemigo. Después de este suceso su cuerpo, junto al de otros 39 soldados, fue repatriado y trasladado a Marsella, su ciudad natal.
Hoy en día su figura es recordada mediante infinidad de gestos, desde la colocación de un busto hasta llamar un estadio con su nombre, tanto dentro de su país como fuera. En España, mismamente, porta su nombre la competición de atletismo más veterana del país por iniciativa de un grupo de periodistas llevada a cabo en 1920 y que tiene lugar en Barcelona.
Un comentario
Virginia Bernardi Garrido
Cuanto misterio y secretismo, tampoco hizo cosas diferentes a muchos otros atletas.