Camino a París,  Entrevistas

ANTÍA JÁCOME: “AHORA NOSOTRAS TAMBIÉN SOMO LAS RIVALES A BATIR”

España es una potencia en piragüismo. Lo ha sido y lo sigue siendo. En el caso femenino ha sufrido unos años de “travesía en el desierto” en el que sólo destacaba la figura de Teresa Portela hasta que ha llegado una nueva generación en la que destacan Antía Jácome y su compañera en C2 María Corbera. En el caso de Antía y tras un frustrante (para los demás, pero no para ella) puesto en su primera experiencia olímpica en Tokio ya que estuvo rozando la medalla sin conseguirla finalmente, se presenta en los Juegos de París como seria, serísima, aspirante a ganar incluso dos medallas y ¿por qué no? de oro.

Antía nos confesó su entusiasmo ante la cita olímpica parisina: “Estamos emocionadas de ser nosotras las que estamos viviendo este momento de ser las elegidas para ir a los Juegos de París porque muchísima gente lo está intentando. Que lo hayamos conseguido nosotras es un orgullo. Este año hemos estado muy motivadas para luchar por una e incluso por dos medallas en los Juegos”. Pueden decir sin temor a equivocarse que han pasado de ver con admiración otros equipajes a estar ellas en la terna de favoritas: “Sí que nos ven nuestras rivales como fuertes, igual que hacíamos nosotros con China, Ucrania…Siempre que los veíamos en las listas de salida eran de los barcos a batir y ahora nos tienen también a nosotras ahí. Yo creo que eso también es bueno y nos motiva a seguir mejorando y poder superarlas”. Y es que en el transcurso de los últimos meses se han ido afianzando, tanto las dos juntas como Antía en solitario, ganando cuatro medallas de plata en campeonatos mundiales, un oro y una plata en Europeos y el mismo botín en los Juegos Europeos de Cracovia que les dieron el pase a los Juegos.

La gallega compite en París 2024 en C2 200m y en C1 200m. Preguntada sobre si tiene preferencia por alguna de estas dos modalidades nos contó: “Siempre he competido en C2. El C1 -el barco individual- me gusta mucho pero en el doble al final el compañerismo que se crea, el vínculo de unión como que me llena mucho más” y sobre si tiene más posibilidades en alguna de esas dos carreras afirma: “No creo que tenga más posibilidades en una de las dos carreras en las que participaré. Las dos son difíciles pero asequibles a la vez. Tenemos muy buen nivel las dos tanto en individual como en barco doble, así que yo creo que se pueden hacer cosas grandes”.

Antía se inició de una forma particular en el mundo del piragüismo y lo más curioso es que ha sido ella la iniciadora en su familia y la que los ha arrastrado a practicar -con éxito- este deporte: “Yo empecé a raíz que mi padre hacía natación y él cruzaba todos los años la Lanzada a nado y una vez decidí acompañarlo con una canoa y él también ahora se enganchó, mi prima, mi primo… Mi prima la temporada pasada fue campeona del mundo sub 23 y campeona del Europa sub 23. Mi hermano igual, fue campeón del mundo sub 23. Vienen pisando fuerte de abajo y tengo que estar orgullosa de que encima sea mi familia”. Tras decidirse por el piragüismo y apuntarse a un club pronto, con quince años de edad, dio el gran paso en su carrera al ser llamada a Sevilla para formar parte del primer equipo español femenino de canoa: “Era muy pequeña en esos momentos y quería disfrutar, estar sola sin mi familia, ya que no me echarían la bronca cada día por no hacer las cosas que me mandan…pero llamaba cada día a mi madre, te hace falta. Fue el momento en que di un salto a la élite. Yo entrenaba en mi club y cuando me llamaron para la selección era como que ya podía hacer cosas grandes”.

Junto a María Corbera. Foto de la Federación Española de Piragüismo

Su primera experiencia olímpica podríamos calificarla de ‘precipitada’. Ella misma nos la cuenta así: “En Tokio 2020 fui la última española en clasificarse. Me pilló un poco no de imprevisto pero sí fue todo como muy precipitado, así que no pude disfrutar del todo de la clasificación porque ya en dos semanas nos íbamos a Tokio. Yo quería ir a unos Juegos Olímpicos a pasármelo bien, a disfrutar y a vivir la experiencia. Ahora tengo otro objetivo totalmente diferente. Es verdad que los Juegos de Tokio me marcaron muchísimo porque al final fueron mis primeros Juegos y me abrió el camino como para ver que sí que se puede y sí puedo estar luchando por las medallas”.

Ese ‘objetivo diferente’ en París no puede ser otro que subirse al podio, aunque “ningún resultado sería decepcionante en París. Es verdad que ahora mismo me veo como para estar en la final, para luchar por las medallas. Si no entrase en la final lo pasaría bastante mal, pero la realidad del deporte es esa y todos entrenamos exactamente igual para el mismo objetivo. Lo pasaría mal si no lograse mis objetivos porque te frustra un poco estar años entrenando para 45 segundos, pero si sabes ganar tienes que saber perder y entrenar más”.

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