LOS PROBLEMAS DE PARÍS 2024
Cada edición olímpica se enfrenta a retos que esa ciudad sede puede que no haya encontrado en su historia. Presupuestos que se sobrepasan, amenazas terroristas, avalancha de participantes, delegaciones y espectadores, problemas de transporte y un largo etcétera que, en el caso de la edición de París 2024 resumiremos en los siguientes problemas principales que ha tenido que abordar:
–La calidad del agua del Sena, donde está previsto que se celebren las pruebas de natación en aguas abiertas y el segmento de natación del triatlón, no solo ha requerido de una gran inversión en nuevas depuradoras para garantizar la salud de los participantes, sino que a falta de menos de un mes para el inicio de los Juegos aún no ha llegado a los estándares mínimos requeridos, no pudiendo celebrarse pruebas test. Es quizá el mayor quebradero de cabeza de los organizadores, porque, que se sepa, las alternativas no las hay (en el caso del triatlón) o no convencen. En el caso del triatlón podría pasar a convertirse en duatlón, lo que sería todo un desprestigio para estos Juegos. La modalidad de natación en aguas abiertas, en caso necesario, se trasladaría a al canal de agua de Vaires-Sur-Marne, donde se realizarán las pruebas de remo y piragüismo, perdiéndose así el recorrido por lugares icónicos del centro de la ciudad. La inversión ha sido inmensa, también con vistas a que en un futuro próximo haya zonas del río donde los ciudadanos de a pie puedan bañarse sin problemas, promesa de la alcaldesa Anne Hidalgo quien, sin embargo, aún no ha cumplido otra de bañarse -como ha prometido igualmente Macron- en el río para “demostrar” que es apto para el nado. No han ayudado las fuertes lluvias de mayo que provocaron un aumento del nivel del agua y el movimiento de basura en ella. Poco antes de los Juegos se pondrá en marcha otro colector del que se espera alivie lo suficiente los niveles de salubridad.
-La elección de la lejanísima Tahití como sede del surf no ha carecido de críticas: la obligada ausencia de espectadores (no se han vendido entradas para ese evento), incluso de periodistas por la escasa logística; el diferente huso horario que delegará esa competición aún más; el hecho de que sus participantes no puedan vivir el espíritu de la villa olímpica pero, sobre todo y por encima de todo, los problemas ambientales que han tenido en pie de guerra a la población local y a ecologistas en general, manifestándose y reuniendo miles de firmas contra la construcción de una nueva torre de jueces -en detrimento de una ya existente de madera- hecha de hierro que ha estropeado el fondo marino de coral.
-Los problemas de seguridad han sido tan amplios que se podrían dividir en secciones: por una parte amenazas terroristas que, principalmente, afectarían a la ambiciosa e innovadora ceremonia de inauguración, mucho más difícil de controlar debido a que se desarrollaría a lo largo de kilómetros del Sena. Incluso se ha tenido que acudir a la llamada de fuerzas extras venidas de otros países. Por otro lado, los ciberataques, acciones por desgracia cada vez más frecuentes que incluso han provocado algún que otro robo de material sensible en ordenadores…o no, puesto que uno que se anunció resultó ser falso.
–Las amenazas de huelga durante los Juegos, que han obligado a la promesa de pagas extras más cuantiosas de lo presupuestado en diferentes sectores de trabajadores muy sensibles para el desarrollo de los Juegos, como los propios policías, los trabajadores del Metro, etc. Aún quedan algunos sectores insatisfechos por el número de horas que tendrán que trabajar en plenas vacaciones estivales. Ya se sabía que Francia es particularmente tendente a sufrir estos problemas, nunca resueltos a gusto de todos. El prestigio de todo un país puede desmoronarse si se cumplen las amenazas de basureros, trabajadores de aeropuertos y trenes, etc.
-Ante escándalos pasados de ventas de entradas para los Juegos mediante agencias se tomó la decisión de unificar la venta global para todo el planeta mediante una única página web. Hasta ahí, todo perfecto. El fallo fue el calendario y sistema elegido para poner a la venta las entradas: primero se anunció que habría únicamente tres oleadas de ventas, siendo la última a finales de 2023. El primer método (obligando a comprar paquetes de mínimo 6 entradas) provocó compras no deseadas, puesto que se pusieron a la venta pocos deportes. Finalmente, ante la sorpresa de todos, desde pocos meses antes de los Juegos han salido a la venta nuevas decenas de miles de entradas que aún no habían salido, alterando los planes y los presupuestos de los espectadores. También alteró las entradas puestas en la plataforma oficial de reventa (que, por cierto, obligaba a cobrar menos al vendedor y a pagar aún más que su precio de salida al comprador) las cuales eran multitud debido a que muchos primeros compradores se vieron forzados a comprar entradas no deseadas para completar sus paquetes. La indignación entre los espectadores es palpable, por no hablar de un problema masivo que ha impedido el pago por parte de la organización de entradas puestas en la reventa oficial y ya vendidas, cuyos vendedores no han recibido el dinero.
-No es la primera vez que ocurre y nos tememos que no será la última: según se acercan los Juegos la ciudad sede se dispone a “lavar la cara” expulsando a sus mendigos. París no ha sido una excepción y se ha dedicado a trasladar a otras partes de Francia a sus sintecho, como si de manera mágica dejara de existir el problema. Organizaciones se han manifestado en contra de esta práctica, así como otras, por cierto, en contra del “falso ecologismo” del que ha alardeado la organización, pero que tiene grietas.
-Otro clásico: los planes iniciales de construcción de sedes no acaban cumpliéndose y las promesas se las lleva el viento. En este caso no ha sido tan descarado puesto que, cumpliendo la tendencia actual, se ha procurado utilizar al máximo las instalaciones existentes y, además de forma especial, empleando lugares icónicos de la capital gala instalando en sus alrededores gradas y equipamientos temporales. El único caso destacable de promesa no cumplida ha sido el nuevo centro acuático, situado en Saint-Denis justo enfrente del Stade de France, que aunque ha sido en efecto construido y acogerá varios deportes acuáticos en los Juegos no podrá hacerlo para la natación, como estaba previsto, debido a que no cumple el mínimo número de espectadores.
-De los próximos problemas, siendo sinceros, no es culpable la organización de los Juegos de París. Sin comerlo ni beberlo se han tenido que enfrentar tangencialmente con dos asuntos que no ha causado: la participación o no de deportistas de Rusia, Bielorrusia e Israel debido a los conflictos bélicos en los que se ven inmersos, así como el más reciente escándalo del deporte: el de los nadadores chinos positivos en dopaje a los que las máximas autoridades deportivas autorizan participar en París 2024. Se ha hablado durante meses de estos temas, con opiniones encontradas y ninguna parte del todo satisfecha. Esta ahí la cuestión y afectará de cierta manera a los Juegos, aunque la organización, insistimos, en estos casos no es responsable.
2 Comentarios
Virginia
Río y Atlanta ¿ se están frotando las manos por conseguir dejar el farolillo rojo y ya no ser la peor organización de juegos de la historia olímpica ?.
Patrizia Bernardi
Esperemos que no llegue a esos niveles, no lo creo. Hay aspectos que aún se pueden mejorar, como la calidad de las aguas del Sena, por ejemplo