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LAURENCE VINCENT LAPOINTE: UNA DE LAS MEJORES PIRAGÜISTAS DE LA HISTORIA DEMUESTRA SU INOCENCIA EN UN CASO DE DOPAJE

No es el primer caso de dopaje que es perdonado por una causa un tanto pintoresca, pero hasta llegar al perdón y al levantamiento de la sanción a la doble medallista olímpica de piragüismo Laurence Vincent Lapointe hemos de comentar algunos aspectos de su vida.

Esta canadiense se aficionó al deporte viendo la natación sincronizada de los Juegos de Sídney cuando contaba ocho años. Decidió emular a sus ídolos en ese deporte y se apuntó a practicarlo durante años…hasta que descubrió el piragüismo -concretamente la canoa- con doce años de forma casual en unas vacaciones de verano junto a amigas. Al principio le costó horrores mantener el equilibrio sobre la piragua (recordemos que en la canoa, a diferencia del kayak, el piragüista se mantiene con una rodilla apoyada en la base y otra levantada dando paladas sobre sólo un lado) hasta el punto de tardar un par de años en aprender realmente a mantenerse bien sobre la misma.

Laurence nació en este deporte a la par que lo hacía la categoría femenina, con su entrada tardía en unos Juegos Olímpicos. Fue precisamente la inclusión de la canoa femenina en el programa de los Juegos lo que alimentó su sueño de convertirse en olímpica. Desde que en 2017 se hizo oficial su inclusión esa aspiración de Laurence pareció tener visos de materializarse. En efecto, desde sus comienzos -los de la canoa femenina en las grandes pruebas internacionales y los de Laurence en esta modalidad- el palmarés de Vincent Lapointe no ha parado de crecer, tanto a nivel individual en el C1 200 metros como en compañía en el C2 500m. Ha llegado a proclamarse en once ocasiones campeona mundial, ha batido récords mundiales y durante años ha sido la más veloz en su especialidad. No es de extrañar que muchos la hayan considerado la mejor de la historia.

Foto de Nathan Denette/The Canadian Press

Pero no todo ha sido un camino de rosas; tras varias temporadas triunfante en 2015 no pudo subirse al podio en el Mundial de ese año, lo que hizo que le entraran inseguridades, así que en 2016 se tomó un tiempo para reflexionar. Cuando regresó al año siguiente lo hizo plena de fuerzas físicas y mentales, ganando todas las carreras en las que participó esa temporada. Los años siguientes siguieron los éxitos hasta que en 2019 recibió el mayor revés de su carrera: la sanción por dopaje. Apenas unos días antes del Mundial de 2019 recibió el resultado positivo de un test de dopaje y, consecuentemente, no pudo participar en dicha cita. La confusión se apoderó de Laurence Vincent, pues ella afirmaba no doparse. Lo decía con tanta rotundidad que llegó a recibir el apoyo de la federación de su país y juntos exploraron una posible explicación al positivo: tenía por fuerza que haber sido debido a una contaminación externa no causada por ella misma. Mientras seguía sufriendo la sanción la piragüista investigó a fondo la posible fuente contaminante. Investigando, investigando llegó a una conclusión un tanto dolorosa, aunque le beneficiaba de cara a su sanción: la sustancia prohibida había sido consumida por su ya exnovio, también deportista, el cual se la había transmitido mediante fluidos. Laurence, que antes de exigirle hacerse pruebas a su novio se hizo ella misma infinidad de test, afirmó que su novio jamás le confesó que se dopaba, es más, ella llega a poner en duda que él mismo se dopara de forma consciente. La cuestión es que Laurence Vincent pudo demostrar esa procedencia externa que le eximió de la culpa y la sanción por dopaje le fue levantada.

Una vez libre de culpa (ya en 2020) y admitida para competir se encontró con que apenas le quedaba tiempo para clasificarse para los Juegos de Tokio. Había perdido demasiadas oportunidades de hacerlo: primero no pudiendo competir en el Mundial de 2019, fundamental en el proceso de clasificación; luego por la cancelación de pruebas debido a la pandemia. En definitiva, no había competido durante más de dos años a nivel internacional. Además, durante todo ese tiempo estuvo inquieta sobre su futuro deportivo, sin tener la seguridad durante meses sobre si se levantaría o no su sanción. Solo dos semanas antes del inicio de los Juegos fue nombrada como integrante del equipo canadiense que iría a Tokio…y allí ganó dos medallas de plata. En condiciones normales, dado su palmarés previo, esas medallas seguramente habrían sido de un metal más preciado, pero dadas las circunstancias fueron más que meritorias. Final feliz, pues, a demasiados meses de incertidumbre en la carrera de una de las más grandes piragüistas de la historia.

Foto del Comité Olímpico Canadiense

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