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JOSÉ GONZÁLEZ DELGADO: EL OLÍMPICO QUE PASÓ DE COMBATIR EN UN TANQUE A SER MAGO

Las primeras ediciones de los Juegos Olímpicos suponen toda una fuente de historias de auténticos personajes que intervinieron en ellas y, cuando no lo son, sus vidas, en muchos casos marcadas por haber sufrido o incluso participado en guerras mundiales, nos ofrecen vivencias humanas únicas.

Un caso más lo encontramos en el tirador español José González Delgado. Este zamorano de nacimiento participó en la cita olímpica de Los Ángeles 1932, el miembro más exitoso de aquella expedición, tan escasa en su número de participantes (apenas seis), después del regatista Santiago Amat, quien conseguiría una valiosa medalla de bronce. González Delgado era el más joven de la delegación española y estuvo a punto de volverse con una medalla, pues acabó en un honrosísimo cuarto puesto en la modalidad de pistola rápida a 25 metros. Su papel fue brillante, pues superó las dos primeras fases sin fallos, cayendo finalmente en un desempate.

La inauguración de los Juegos de Los Ángeles 32, donde participó

En esa época el ejército copaba los puestos para ser olímpico y más teniendo en cuenta en el deporte de tiro. En efecto, José González era militar y lo siguió siendo cuando en 1936 tuvo lugar el golpe de estado de Franco. Nuestro protagonista siguió siendo fiel a la República y por ella combatió en la guerra civil que a continuación tuvo lugar. En el conflicto bélico le tocó combatir a los mandos de un tanque que era de origen soviético. El problema fue que el bando republicano realizó un mal uso de ellos, o incluso abuso, empleándolos en topografías y situaciones que reducían cuanto menos su eficacia. En estas estamos cuando González Delgado es capturado en su tanque a la par que herido pese a que logró huir de las llamas. A partir de ese momento su devenir fue un peligro constante, pasando del hospital a la detención en campos de prisioneros del bando nacional para finalmente ser expulsado del ejército. Naturalmente, por haber combatido en el bando “enemigo”, el de los perdedores, perdió todos sus grados militares.

Sin profesión a la vista tenía que salir adelante de alguna manera, así que pasó a un campo aparentemente en el polo opuesto de su vida anterior pero, si lo analizamos bien, con una relación directa: el circo, utilizando sus habilidades como tirador, esas mismas que le habían llevado a ser olímpico y a rozar una medalla. En el famoso circo Price montó un número en el que mostraba al público su capacidad disparando tiros, pero surgió otro problema: para hacerlo tenía que tener permiso de armas pero al haber tenido, para los cánones franquistas, su expediente “manchado” por haber pertenecido al ejército republicano se le denegó la licencia. Había que ganarse el pan de otra forma y González Delgado, avezado ya por los vaivenes que le había procurado la vida, decidió quedarse en el circo y probar…como ilusionista. Pasó a llamarse Magus y a ser un desconocido del que se ignoraba su pasado, tanto como tirador olímpico como como militar en la guerra civil. Cambió las habilidades que antes tenía tirando por aprender nuevas con trucos con las manos y la baraja, deleitando a niños y no solo.

Finalizada la época franquista a José González se le devolvió el rango militar al que pertenecía en la guerra, rehabilitándole como coronel, aunque para entonces ya estaba jubilado. Curioso devenir vital el de este deportista olímpico.

Su número como mago

Un comentario

  • Virginia

    No conocía esta historia y es muy interesante,¿que hubiese pasado si hubiese estado en otros juegos o le hubiesen ayudado en la vida de civil?, seguramente ahora le conoceríamos por méritos propios.

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