ANA CARVAJAL: “VOY A LOS JUEGOS DE PARÍS CON EL OBJETIVO DE OBTENER UN BUEN RESULTADO”
Ana Carvajal es una jovencísima saltadora (17 años) madrileña que no solo consiguió el billete para competir en los Juegos Olímpicos de París, sino que representa la esperanza de futuro del equipo español de saltos. La llegada en 2022 de un equipo de técnicos italianos de máximo renombre y experiencia supuso el comienzo de lo que se espera sea una “nueva era” de los saltos acuáticos en España. Los objetivos están claramente puestos en la siguiente cita olímpica de Los Ángeles 28, en parte porque no habrá dado tiempo para París 2024 en poner en marcha toda la estrategia y el programa previsto para el equipo de saltadores, en parte porque se compondrá de deportistas muy jóvenes, de una nueva generación, que necesitarán de un tiempo para alcanzar grandes objetivos. Ana Carvajal es una de ellos, la “adelantada”, la que abrirá brecha en París y, quién sabe, las puertas de otros saltadores de su generación que la sigan.
De momento Ana, especialista de los 10 metros, ya podrá ir adquiriendo experiencia en la cita olímpica parisina, aunque no es su intención ir allí simplemente para “vivir la experiencia”, como nos comentó en esta entrevista: “Voy a los Juegos de París no solo para vivir la experiencia de mis primeros Juegos Olímpicos, sino que también voy con el objetivo de obtener un buen resultado. Quiero hacerlo súper bien, quiero que todos mis saltos me salgan muy bien y entrenar mucho, pero por otra parte también serán mis primeros Juegos y también iré a disfrutarlos y a ver cómo es todo el ambiente, etc.”
Ana consiguió la plaza olímpica más pronto de lo esperado, en el Mundial disputado en Fukuoka en 2023: “No me esperaba haber conseguido la plaza olímpica tan pronto. Yo me había planteado hacerlo en el Mundial de Doha [de 2024] porque estaba entrenando no muy bien y fue un tanto inesperado obtener la plaza olímpica, ya que yo no iba a competir en individual, sino sólo iba a ir a por el sincro, así que fue inesperado”. Aún quedan unos meses y Ana, pese a su juventud, confiesa que “de momento no siento presión, pero veremos según se acerquen los Juegos”.
Como hemos comentado, Ana es plataformista, lo que requiere de una valentía no alcance de todos: “De pequeña entrenaba en una piscina que era de 1 metro y de 3 metros, es decir: sólo trampolín, no plataforma de 10 metros como hago ahora. Luego pasé a entrenarme en las piscinas del Mundial 86 en Madrid y comprobé que me iba mejor saltando desde la plataforma y de tanto entrenar desde los 10 metros he de confesar que me va gustando cada vez más. Ahora me siento mucho más cómoda desde la plataforma que desde el trampolín”. Mientras sigue estudiando -poco antes de partir hacia los Juegos de París se examinará de la Selectividad- entrena cuatro días a las semana alrededor de seis horas al día y un día tres.
No está al alcance de todos no ya las habilidades -que, indudablemente, pueden adquirirse tras años y años de práctica-, sino la sola intención de querer dedicarse a este deporte que requiere valentía, más si se salta desde la plataforma de 10 metros. Como ocurre con tantos otros deportistas, Ana se inició en otra especialidad para posteriormente sentirse atraída por el deporte al que ha acabado dedicándose: “Empecé en este deporte al ver a los saltadores entrenar en la piscina donde entrenaba natación y me parecía muy divertido, así que probé y me gustó”.
Siempre desde la plataforma de los 10 metros, Ana también compite en la modalidad de sincro, junto a su compañera Valeria Antolino. Ambas buscaron la plaza olímpica para esta especialidad tan estética en el Mundial de Doha, sin éxito: “Me gusta más la especialidad individual porque tengo menos presión, al depender todo de mí y no tener la presión de hacerlo bien por mi pareja, pero me gusta también la modalidad de sincro al estar junto a mi compañera, lo que facilita todo”. De momento Ana se centra en los Juegos de París y, en concreto, haciendo especial hincapié en un quinto salto que ha sustituido para conseguir más puntos, aunque es consciente de que muy posiblemente los grandes resultados no lleguen a darse en los Juegos de París, sino más adelante: “Mis objetivos, como los del resto del equipo español, están más dirigidos hacia los Juegos de Los Ángeles 28. Además, el nuevo equipo técnico de seleccionadores españoles acaba de llegar y supongo que sus miras estarán más puestas en el futuro”. Por ahora trabaja especialmente el tirabuzón, un elemento que, añadido, complica cualquier salto. Puede que en París no realice la mejor actuación de su vida porque posiblemente esté por llegar más adelante, con más años, más experiencia y más entrenamientos, pero la revelación que ya supuso con 16 años Ana tiene muchas papeletas para convertirse en la figura española de los saltos en un futuro más cercano de lo que esperado.
Un comentario
Virginia
Tiene mucho futuro por delante y seguro que oiremos hablar de ella para bien muy pronto.