ANDRUS VEERPAULU: EL ÍDOLO CAÍDO DEL DEPORTE DE ESTONIA
Pasar de ser el deportista más admirado de un país al más detestado. De ser doble medallista de oro en unos Juegos Olímpicos (más una medalla de plata nada descartable), con lo que eso conlleva para un país pequeño de escasa población, a perder casi todos los seguidores que tenía. De ser el cuarto deportista del país en competir en su deporte en seis ediciones olímpicas de invierno a perder toda la admiración hacia él. Ese es el resumen del esquiador de fondo de Estonia Andrus Veerpaulu.
El nacido en Pärnu había dado gloria a su pequeña nación ganando un oro (15km) y una plata (50km), siempre en estilo clásico, en los Juegos Olímpicos de Salt Lake City de 2002. Repitió el oro en la misma distancia en la siguiente cita de Turín 2006. Además de eso conseguiría dos oros y una plata -es decir, el mismo botín- en campeonatos mundiales, dándose la circunstancia de haberse proclamado campeón mundial de más edad en el Mundial de Liberec cuando contaba 38 años. Asimismo es el campeón olímpico de más edad en la distancia individual.
Todo sumaba para convertirlo en un auténtico héroe nacional…pero todo se quebró al poco de retirarse en 2011 debido a una lesión crónica en la rodilla, según adujo. Porque pocos meses más tarde su estatus de estrella del deporte y de indudable ídolo nacional se vino abajo. Se había detectado que había dado positivo por dopaje al usar la hormona del crecimiento. Él, como siempre pasa en estos casos, proclamó su inocencia y además contó con el apoyo de doctores en bioquímica de su país los cuales adujeron que no se trataba de hormona del crecimiento artificial, sino creada por su propio cuerpo. En realidad su argumentación se basaba en que no había -al menos en aquella época- forma de distinguir si la HGH (la hormona en cuestión) era artificial o no. Mientras, el esquiador recibió una sanción de tres años debida también a la falta de cooperación de su equipo con la Federación Internacional. Veerpaulu contó con la inestimable ayuda de los mejores bioquímicos estonios, que investigaron el asunto insistiendo en que se trataba de un falso positivo. Sea como fuere el veredicto final levantó la sanción al atleta, aunque no llegara a afirmarse ni que se dopara ni que no lo hiciera, sino que “no había pruebas suficientemente convincentes para descubrirlo”.
Exonerado Andrus Veerpaulu, parecía que ya se había dado punto final a sus sospechas de dopaje, pero lejos de dejar las cosas como estaban, ya a su favor, el bicampeón olímpico acabó de manchar su expediente al poco de haberlo limpiado. Ocurrió que, una vez retirado, se dedicó a ser entrenador. Lo era no solo de esquiadores de su país, entre los que se encontraba su propio hijo Andreas, sino de otros como el kazajo Alexei Poltaranin. Habían pasado ya unos años de la “cuestión” sobre su propio caso de dopaje personal cuando la Policía austriaca realizó una redada en medio de la celebración del Mundial de esquí de fondo que se estaba celebrando en la localidad de Seefeld. Allí encontraron pruebas de que se estaba realizado dopaje, con los pupilos de Andrus Veerpaulu como protagonistas y sí, se trataba de hormona de crecimiento. Más tarde los propios atletas admitirían los hechos. Andrus Veerpaulu había permitido el dopaje realizado en las mismas habitaciones de la concentración del Mundial. En realidad se había realizado un doble dopaje pues a las hormonas -artificiales- de crecimiento se había añadido dopaje por sangre, más otra sustancia usada para esconder el dopaje. Este dopaje no se había realizado únicamente en el Mundial de 2019, sino desde temporadas anteriores.
La “Operación Aderlass”, que así se llamó a este proceso, finalizó en el caso de Andrus con dos años de sanción por permitir el dopaje, aunque había sido un médico el responsable de causarlo directamente. Los esquiadores en cuestión fueron sancionados por cuatro años y entre ellos el hijo de Veerpaulu, Andreas. Por cierto, que aunque nos cueste algo evitar la confusión de nombres añadamos otro más muy parecido, pues Andrus tiene otro hijo esquiador llamado Anders (en realidad hay otros dos hermanos más que se pasaron al biatlón), que no quiere saber nada del tema de su hermano Andreas precisamente por su caso de dopaje. Anders se ha visto afectado por los casos de dopaje de sus familiares directos al llevar el mismo apellido, pero él reniega del dopaje.
Todo este caso de dopaje colectivo tuvo dos consecuencias principales: una fue la económica, pues todos los patrocinadores estonios retiraron su ayuda al esquí de fondo calculándose la pérdida en una cantidad que casi llega al medio millón de euros. En principio se calculó en 12.000 euros la pérdida pero hay que tener en cuenta que el presupuesto del esquí de fondo de Estonia era en esos momentos de 472.450 euros y sólo 28.000 euros provenían del Estado. El resto venía de patrocinadores que se borraron. La otra consecuencia inmediata fue el desprestigio y de esa es difícil recuperarse. Cuando Andrus fue acusado de dopaje siendo él esquiador se creó en Estonia una página de Facebook apoyándole. En pocos minutos después de su creación, en 2011, los seguidores de la misma crecieron en miles, llegando a 60.000. Con esa misma velocidad fueron desapareciendo en minutos cuando estalló el escándalo del Mundial de Seefeld, borrándose de la página 20.000 personas en un corto espacio de tiempo. Así se empaña una página del deporte estonio que debía haber sido brillante y el orgullo del país.
Un comentario
Virginia
Una lástima que no compitiese limpiamente e hiciese tanto daño a su deporte en su país.