MARION JONES: LA TENISTA VIRTUOSA DEL VIOLÍN
Si nos referimos a Marion Jones y estamos hablando de Juegos Olímpicos a muchos les vendrá a la cabeza cierta atleta estadounidense de grandes logros que acabó defenestrada por el uso de sustancias dopantes. Pero no, hoy no hablaremos de ella, sino de otra destacada Marion Jones, tenista de principios del siglo XX con una vida más que interesante.
Para empezar, su padre fue cofundador de la ciudad californiana de Santa Monica. Nacido en Inglaterra, fue uno de aquellos que se aventuró en el viaje trasatlántico para hacer fortuna en Estados Unidos y vaya si lo logró. Ducho en los negocios, llegó a ser sheriff y senador. La madre de Marion, por su parte, segunda esposa de John Percival Jones, poseía una esmerada educación cimentada en Francia. Amante de la música y el arte, traspasó estas pasiones a sus hijas, de las que hablaremos.
Centrémonos en Marion, que no fue la única Jones olímpica. Ya practicaba diversos deportes y lo combinaba con el dominio de la música en varias facetas: tocaba el piano y el banjo y era especialmente virtuosa con el violín. Por su parte su hermana Georgina acudió a París para entrenar la voz junto a su hermana Alice, pero Georgina también le daba a la raqueta, como veremos en Marion, ésta con mejores resultados. Ambas llegaron a ser olímpicas en la misma edición de los Juegos: los de París de 1900, con resultados más favorables a Marion. (Reseñar, por cierto, que un cuñado de ambas también fue olímpico, aunque participara como artista que era en los llamados Juegos Olímpicos del Arte, donde incluso llegó a ganar alguna medalla).
Volvamos a Marion. Después de probar varios deportes descubrió -de forma autodidacta, esto es, sin entrenador- que lo que mejor se le daba era el tenis. En 1889 se apuntó, puede que incluso un poco a lo loco, a los Campeonatos Internacionales de Estados Unidos destacando de tal manera que el Comité Olímpico Estadounidense le echó un ojo y la “fichó” para la siguiente cita olímpica. Pronto se proclamó vencedora del título estadounidense en 1899 y 1902, además del de 1901 en la modalidad de dobles mixtos. En 1900 partió para Europa con el fin de participar en los Juegos Olímpicos a disputar en París, pero, mira tú, le pillaba de paso el torneo de Wimbledon y, al tomar parte, se convirtió en la primera no británica en hacerlo. Llegó a cuartos de final. Tan solo una semana después empezaba el torneo tenístico de los Juegos de París. Allí tuvo mejor suerte, logrando la que sería medalla de bronce (aunque en ese momento no se entregara medalla alguna) tras perder en semifinales contra otra leyenda olímpica de la ya hemos hablado, la británica Charlotte Cooper. Marion se hizo con otro bronce al día siguiente en la modalidad de dobles mixtos. Con estos logros Marion se había convertido en la primera mujer estadounidense en ganar una medalla olímpica…aunque ni se enterara en ese momento, porque las medallas tardaron años en ser entregadas.
Marion, como adelantamos antes, no fue la única Jones olímpica. Su hermana Georgina también compitió en tenis en esos mismos Juegos de París quedando quinta tanto en individuales como en dobles mixtos.
Después del tenis la vida profesional de las Jones estaba claro hacia qué camino se dirigía: hacia la música. Marion se mudó a Nueva York y allí trabajó como maestra de canto y, especialmente, fue reconocida como violinista. Asimismo tradujo libretos de ópera y llegó a dirigir la Ópera de Cámara de Nueva York. Por su parte Georgina escribió una obra -más tarde coreografiada- basada en temática hindú tras haber profundizado en la filosofía del país asiático.
Un comentario
Virginia
Muy polifaceticas las hermanas Jones. Gran mérito poder hacer deporte en aquellos tiempos,conseguir medalla y no morir en el intento con esa ropa.