PATRÍCIA MAMONA: “DOS MESES ANTES DE TOKIO 2020 LLEGUÉ A PENSAR QUE LOS JUEGOS SE HABÍAN ACABADO PARA MÍ”
Cuando un país como Portugal consigue una medalla olímpica, y además en atletismo, el país se revoluciona. Así lo ha vivido en sus carnes la triplista Patrícia Mamona, subcampeona olímpica en Tokio 2020 sólo por detrás de la imbatible Yulimar Rojas. La medallista olímpica nos confirma que tuvo un recibimiento masivo en su país a su vuelta de los Juegos que le proporcionaron la ansiada medalla, un recibimiento que duró mucho tiempo: “Aunque estaba agotada, también por el largo viaje, y me sentía como una zombi, tuve un estupendo recibimiento a mi vuelta a Portugal tras mi medalla olímpica. No entendía lo que pasaba, todo me parecía surreal. Recibí mensajes durante mucho tiempo, así que me costó volver al entrenamiento normal y centrarme en la realidad, porque seguía siendo reconocida cada vez que iba por la calle, pero fue una experiencia agradable. En Lisboa era de locos, así que me fui a entrenar al Algarve, pero allí también me reconocían y me animaban con gritos”.
Porque Patrícia, que dos meses antes de los Juegos se encontraba en uno de sus peores momentos, vio por fin en Tokio recompensado el trabajo de años: “La medalla en Tokio fue algo mágico para mí. Trabajé mucho para estar en la mejor forma en cada uno de los tres Juegos en los que he participado. Los de Tokio fueron claramente mis mejores porque conseguí mi primera medalla olímpica. Fue mucho trabajo y mucha concentración, pero estaba preparada para la competición, no solo físicamente, sino que también mentalmente, así que para mí fue la confirmación de todo el duro trabajo que he ido realizando estos años”. El camino hasta lograr esa medalla, como suele pasar, no fue precisamente de rosas, pandemia de por medio: “La preparación de cara a Tokio 2020 fue realmente extraña a causa de la pandemia. Tuve el Covid justo antes de los Europeos. No podía entrenar porque el virus me pegó de lleno. Fui al Europeo sin expectativas y sorprendentemente, no sé ni cómo pasó, me convertí en campeona de Europa. Luego empecé a entrenar duro pero en cuanto empezó la temporada al aire libre sufrí una lesión importante. Me encontraba muy baja de moral porque esto no me había ocurrido nunca y estaba a dos meses de los Juegos. Llegué a pensar que se habían acabado los Juegos para mí. Pero quería volver y darme una oportunidad. Tenía auténtica hambre de Juegos Olímpicos. Lo di todo durante la competición, era mi sueño e hice todo lo posible para no perdérmelos”.
Podría parecernos que a Patrícia ha tenido la mala fortuna de coincidir con la generación de la gran Yulimar Rojas, pero la portuguesa no lo ve como un hándicap, sino todo lo contrario: “Fue increíble poder competir en la final, que resultó ser muy grande gracias al récord batido. El salto de Yulimar Rojas fue muy inspirador, lo que me hizo buscar yo misma un gran salto. En Río únicamente la campeona saltó por encima de los 15 metros, mientras que en Tokio se rompió a lo grande el récord mundial [con 15.67]. Me siento afortunada de saltar junto a alguien -Yulimar Rojas – que es capaz de inspirarme”. Hablando de Río, allí Mamona ocupó el sexto lugar, el mejor hasta entonces para una saltadora de su país: “Realmente pensaba que en Río podría haber llegado a las medallas, pero hay que saltar, no es sólo la mentalidad lo que cuenta. El hecho de que llegara a ser finalista creó en mí más hambre para los siguientes Juegos. Obviamente ahora las expectativas son mayores y tengo que trabajar duro para estar a la altura. Tengo que centrarme en mí misma, esperando estar en buena forma en París 2024”.
La saltadora lusa nos confiesa que no estaría donde ahora está de no haber pasado por la exigente competición universitaria de Estados Unidos, habiendo ganado en dos ocasiones el título de la NCAA: “Estuve entrenando en Estados Unidos desde 2007 hasta 2011, siendo campeona de la NCAA por dos veces. Allí competía junto a Kimberly Williams, una de las mejores triplistas del mundo, así que crecimos juntas en lo que se refiere al atletismo. Fue un periodo muy valioso en mi carrera. En Portugal es difícil ser atleta profesional y tuve la oportunidad de ir a estudiar a Estados Unidos y mejorar como atleta. Esto fue esencial para mí para continuar con mi carrera como deportista. Si no hubiera ido es posible que no hubiera logrado lo que he logrado”. Además del impulso a su carrera que indudablemente hizo el paso por Estados Unidos, el empujón mental se lo dio ver a Nelson Évora ganando el oro en los Juegos de Pekín 2008: “Después de ver a Nelson sentí que quería hacer esto, estar en unos Juegos. Me encanta el ambiente que tienen”. Sólo nos queda esperar a ver la actuación de la saltadora portuguesa en París 2024, si repite medalla, aunque auguramos éxito ya que su medalla en Tokio no fue flor de un día, puesto que Patrícia contaba en su palmarés con cuatro medallas en Europeos, dos de ellas de oro.
Un comentario
Virginia
Espero que le vaya bien en París, gran atleta!