BEATRICE DE LAVALETTE: EL VIAJE DE SER VÍCTIMA DE UN ATENTADO A PARALÍMPICA EN TOKIO 2020
Estar en el sitio y el momento equivocados cambió la vida de la por entonces joven de 17 años Beatrice de Lavalette pero también facilitó que entrara en los anales olímpicos o, más bien decir, paralímpicos. Esta joven estadounidense se encontraba el 17 de marzo de 2016 en el aeropuerto de Bruselas. Vivía en Bélgica por el trabajo de su padre pero en la pausa de Pascua pensaba dirigirse a su país de origen para visitar a sus hermanos mayores, que estudiaban allí. La mala suerte hizo que se sentara al lado de un terrorista que hizo explosionar una bomba que acabaría matando a una treintena de personas e hiriendo a unas 300. Entre ellas se encontraba Beatrice, a la que los servicios de emergencias encontraron con las piernas envueltas en llamas.
Sus heridas resultaron muy serias, llegando a pasar un mes en coma. Se había dañado la médula espinal, tenía quemaduras de segundo y tercer grado y finalmente tuvieron que amputarle ambas piernas. A partir de ese momento cambió su vida, que hasta entonces había sido la de una adolescente practicante de deportes desde su niñez, desde el fútbol al atletismo pasando, por supuesto, por la equitación, que la convertiría con el tiempo en participante en unos Juegos Paralímpicos. Porque toda su familia era amante de los caballos y de los deportes en los que éstos intervienen, desde que su madre inculcara en sus tres hijos el amor hacia los equinos.
Antes del atentado Beatrice había vivido una conexión especial con una yegua en concreto -Delegada X- al que ella siempre ha llamado DeeDee. Se convirtieron en la mejor compañía mutua que podían encontrar y formaron una pareja de doma clásica durante dos años…hasta que ocurrió lo que ocurrió. Pero ahí no se cortó el vínculo entre ellas, ya que la madre de Beatrice se las arregló para acercar a DeeDee hasta el aparcamiento del hospital y ese reencuentro hizo mucho en la mejoría de Beatrice, incluso llega a afirmar que esa yegua le ha salvado la vida y que en el mismo momento del reencuentro, en el que DeeDee puso su cabeza contra su pecho, la joven decidió que no iba a renunciar a la vida. Es verdad que entró en depresión, que tuvo que reaprender a montar, que físicamente perdió toda la musculatura y que los ejercicios diarios de rehabilitación se le hicieron realmente duros, pero sacó fuerzas de flaqueza (nunca mejor dicho) y sin duda ayudada por la compañía de su fiel compañera consiguió todas las metas que se propuso: volver a las clases pocos meses después del atentado y graduarse con sus compañeras y estrenarse como amazona paralímpica en una competición. Así, inició un camino que antes no imaginaba podría llevarla hasta Tokio 2020.
Ciertamente en su camino hacia unos Juegos también fueron motivados en parte por la casualidad. Si la mala suerte se había cruzado en su camino en 2016 una conversación fortuita del embajador de Estados Unidos en Bélgica con su padre charlando sobre los inminentes Juegos de Río hizo que se planteara el sueño de estar en Tokio. Ahí de nuevo intervinieron, ya de manera consciente, las autoridades estadounidenses, pues un senador por Florida, además del mismísimo Pentágono, facilitaron la estancia de Beatrice en el Centro Médico Naval de San Diego para su rehabilitación y puesta en forma hasta el punto de convertirla en una persona autónoma. Allí, en California, empezó a entrenar con Shayna Simon con el fin de llegar a los Juegos Paralímpicos de Tokio para participar en la modalidad de doma, cosa que lograron. Por cierto, que Beatrice no se olvidó de su querida DeeDee estando en California, pues sus padres hicieron el esfuerzo de llevarle hasta allí su yegua favorita para ayudarla en el proceso de rehabilitación.
Cumplido su sueño en Tokio 2020 Lavalette no se queda ahí: además de completar sus estudios universitarios da charlas motivacionales y tiene en mente crear una compañía que desarrolle equipación deportiva para el deporte adaptado a un precio razonable.
Un comentario
Virginia
Que mala suerte y que fuerza de voluntad,siempre se abre una ventana cuando se cierra una puerta. Los paralimpicos están hechos también de otra pasta.