SIMONE MANUEL: LOS GRANDES CAMPEONES TAMBIÉN SON DE ESTE PLANETA
Se dice de ella, con razón, que es la nadadora con la técnica más perfeccionada en el estilo libre de natación. Simone Manuel, con cinco medallas en dos participaciones olímpicas (dos oros, dos platas y un bronce), sin embargo mostró al mundo que ser la mejor no es garantía de éxito y no pudo clasificarse para todas las pruebas que disputaba de cara a los Juegos de Tokio. En los exigentes Trials de Estados Unidos clasificatorios para esa cita olímpica simplemente no dio la talla y la razón puede sorprendernos. La tejana simplemente pecó de sobreentrenamiento. Ello le produjo un cansancio excesivo que incluso derivó en depresión. Había perdido su mayor batalla. En enero empezó a sentirse cansada; para marzo los médicos ya le diagnosticaron “síndrome de exceso de entrenamiento”. Le pidieron reposo y eso hizo hasta el 17 de abril. Entre medias pasó por insomnio, ansiedad y depresión. Tras sus malos resultados en las pruebas clasificatorias de su país para los Juegos de Tokio Simone no pudo evitar derramar lágrimas en su rueda de prensa, donde explicó que su cansancio llegaba a tal nivel que le agotaba subir las escasas escaleras que la conducían a la piscina. El cuerpo de la primera nadadora negra en proclamarse campeona olímpica había dicho basta.
Simone Manuel, no obstante, es un prodigio físico y de técnica. Aprendió a nadar a los cuatro años de edad…y al segundo día ya se hizo todo un largo de piscina. Es especialista en estilo libre, particularmente en las distancias más cortas. En 2014 obtuvo una beca universitaria en la prestigiosa universidad de Stanford (donde ha llegado a estudiar suajili) gracias a sus habilidades nadando. Evolucionó hasta conseguir récord tras récord y llovieron las medallas en campeonatos Mundiales (siete en los de 2019, por poner un ejemplo). En los Juegos de Río 2016 ganó oros en las pruebas de 100m libres y el relevo 4×100 estilos, además de platas en los 50m libres y en el relevo 4x100m libres. Le siguieron cinco oros (y un bronce) en el Mundial subsiguiente y las siete medallas citadas en el Mundial de 2019.
La técnica precisa de Simone en las pruebas de mayor velocidad se fundamenta en su salida, que se basa en el empuje que realiza a su cadera en el portón de salida, el peso que traslada a su adelantada pierna derecha, el empuje hacia sus brazos, la extensión de su pierna izquierda, retrasada, y la entrada en el agua sin salpicar. La posición que sigue es apretada, como la de un saltador. Realiza seis patadas antes de salir a la superficie, pero no llega a respirar en todo el largo de la piscina durante la prueba de los 50m. Su técnica de brazada es fuerte, empujando la máxima cantidad de agua posible, usando su brazo como si de un remo se tratara. Realiza seis patadas por cada brazada.
Pese a su técnica “de libro”, como la califican los mejores entrenadores, como vemos no se libró de obtener malos puestos en los -para ella malditos- Trials de cara a Tokio 2020. Aun así, tuvo suerte, porque aunque su marca realizada en ellos no le permitía entrar a formar parte del relevo de su país 4x100m libres en Tokio el seleccionador Greg Meehan decidió confiar en ella…y fue en esa prueba en la que conseguiría su única medalla de los Juegos celebrados en la capital nipona. Manuel había conseguido previamente plaza en una única prueba, la de los 50m. Sin embargo, sólo pudo acabar con el undécimo tiempo y, por tanto, ni siquiera entró en la final.
Hay más aspectos que destacar de esta nadadora y nada baladíes. Interviene en muchas organizaciones benéficas que tienen como objetivo aumentar las posibilidades de inclusión en la natación de comunidades con necesidades. Es embajadora de una de ellas, ´Make a Splash´, que ofrece educación en deportes acuáticos y clases gratuitas de natación en áreas marginadas, especialmente para jóvenes. Cuando firmó un contrato de patrocinio con la marca de bañadores TYR incluyó una cláusula de inclusión, la primera de este tipo en el deporte profesional, por la que se pedía llegar a alcanzar la diversidad ofreciendo oportunidades considerables a grupos poco representados. También ha formado parte de una escuela de promesas creada por Lebron James donde se dan clases de natación. Gracias a su patrocinio de TYR, la marca proporciona bañadores y gorros de baño a todos los niños que participan en los campamentos de la escuela. Posiblemente toda su implicación se deba a que de niña y adolescente sufrió racismo. Le decían que se cambiara al baloncesto, por ser negra, pero ella nunca abandonó, de ahí su apodo de “intrépida”. En definitiva, una campeona dentro y fuera de la piscina, aunque nos haya demostrado ser un ser humano terrenal.
Un comentario
Virginia
Gran deportista y mejor persona. Menuda historia la suya.