LA ARQUERA LUCILLA BOARI SE VENGA DEL DESPRECIO EN RÍO 2016 CONSIGUIENDO UNA MEDALLA EN TOKIO 2020
La medallista olímpica de tiro con arco Lucilla Boari ha mantenido una difícil relación con la Prensa en las dos ediciones olímpicas en las que ha participado. En Río 2016 tenía tan solo 19 años. Estuvo a punto de colgarse la medalla de bronce junto a sus compañeras Guendalina Sartori y Claudia Mandia en la prueba por equipos femenina. Después de pasar una mala noche por haber estado a punto de lograr un sueño y haberlo perdido por muy poco fueron protagonistas, a su pesar, de una de las mayores polémicas de aquellos Juegos. El diario italiano ´QS Quotidiano Sportivo´ publicó la crónica de la lucha por la medalla de bronce con un desafortunado titular que decía “El trío de gorditas roza el milagro olímpico”. Se desató de inmediato la polémica. Llegó a tanto que Giuseppe Tassi, el director de la publicación, fue despedido. De poco sirvieron las disculpas subsiguientes publicadas en el diario, aunque con el tiempo las arqueras perdonaron los hechos, eso sí, afirmando que lo que les molestó fue que “en una crónica deportiva el resultado pasara a un segundo plano y que la crónica en sí no tuviera nada que ver con una auténtica crónica deportiva”. Razón no les faltaba.
Una de ellas tres se vengó de todas en la siguiente cita olímpica. Nos estamos refiriendo a la mantovana Lucilla Boari, aficionada al tiro con arco desde que se lo inculcara desde pequeña su padre. Lucilla lograría en la siguiente cita olímpica la primera medalla femenina individual para Italia y la primera medalla olímpica para una arquera azzurra. Boari confesó estar más madura que en Río, tener bien amueblada la cabeza “algo fundamental en este deporte”. Convencida de que podía hacer algo grande, con gran confianza en sí misma, Boari sólo perdió contra la rusa Elena Osipova en semifinales, aunque llegó a igualarla a 9 tras ir perdiendo 0-4. En la lucha por el bronce consiguió seis dieces, la mitad de los tiros. “Mi medalla ha sido una revancha para el tiro con arco femenino italiano”, tan vapuleado cinco años antes.
Parecía que ya todo iba miel sobre hojuelas para la transalpina pero no, aún le quedaba otro trago con la Prensa. En la celebración de su medalla, desde Casa Italia con conexiones online debido a las restricciones de la pandemia, recibió una felicitación especial. Provenía de la también arquera -en este caso neerlandesa- Saane De Laat. Todo el mundo pudo seguir la transmisión en la que le dijo, entre otras cosas, que la quería. A continuación Lucilla reveló “Esa es Saane, mi novia”. Más tarde la medallista confesaría que no le hubiera gustado confesar en público su “salida del armario”, sino que querría haber continuado estando en el ámbito privado. Declaró que, de nuevo, no toda la prensa trató el asunto de manera respetuosa, incluso algunos llegaron a mentir diciendo que Lucilla le dedicó la medalla a Saane, cosa que no era cierta. Para Boari muchos periodistas “tienen un interés exagerado en la vida privada de los deportistas”. Recordando el revuelo causado en Río por el inapropiado título de marras Lucilla piensa que no se tuvo en cuenta el sacrificio y su amor por el deporte, el de ella y de sus compañeras.
El único aspecto positivo, si es que lo hay, de estas polémicas, es haber dado a conocer un deporte minoritario como el tiro con arco a quien apenas hubiera oído hablar del mismo. Pero, como se dice, el karma existe y Lucilla Boari ya tiene en su palmarés una valiosa y merecida medalla olímpica, que es de lo que se trata.
Un comentario
Virginia
Me alegro de su venganza, no creo que el titular hubiese sido igual si hubiese sido un equipo masculino y tampoco el de su salida del armario.