SELEMON BAREGA Y JUSTYNA ŚWIĘTY: DOS CAMPEONES OLÍMPICOS DE ATLETISMO EN TOKIO 2020
Se podría decir que lo único que les une es una medalla olímpica de oro, ganada por ambos en los Juegos de Tokio 2020. Por lo demás, todo en ellos son diferencias. Él es africano (etíope), ella europea (polaca); él es fondista, ella especialista en los 400 metros; él corre de forma individual, ella ha obtenido sus mayores éxitos en pruebas de relevos. Él es Selemon Barega y ella Justyna Święty.
El corredor etíope ganó en Tokio la prueba de los 10.000 metros. Por cierto, encontramos en sus inicios una coincidencia con la corredora europea, pues Selemon empezó a competir internacionalmente en Polonia, ganando un Mundial sub 20. Barega no solo corre la distancia más larga (previa a la maratón), pues ha conseguido medallas en los 5.000 y los 3.000 metros y, como nos contó, “mi distancia favorita son los 5.000 metros. También me gustan los 10.000. Los 1.500 para mí son como un entrenamiento. Mi objetivo actual es la prueba de los 5.000 metros”. De hecho, aún no tiene claro al 100% qué distancia correrá en la próxima cita olímpica de París, aunque se decanta por “los 5.000 y los 10.000 pero la decisión depende de la federación de mi país”. El nacido en Gurage consiguió su primera gran medalla en categoría senior en el Mundial de Doha de 2019 en la distancia de los 5.000 metros, haciéndose con la plata. A partir de ahí, se centró en los aplazados Juegos de la capital nipona: “Me entrené mucho para los Juegos de Tokio. Ya en Japón apenas entrené dos días, pero la competición en sí me pareció fácil”. De niño veía a sus compatriotas ganar en grandes pruebas, pero la más importante siempre acaba siendo la olímpica: “Cuando veía de niño los Juegos Olímpicos y a gente como Haile Gebrselassie soñaba con ser medallista olímpico”. Después se unieron a su lista de ídolos “Kipchoge en maratón y en la pista Bekele”. Porque al ser etíope Selemon cuenta con lo positivo de tener ídolos y referentes en los que fijarse y de los que aprender pero, en lo negativo, el peso de la presión de “tener que” ganar medalla. De hecho, la suya fue la única medalla de oro conseguida por Etiopía en los Juegos de Tokio 2020, lo que dejó un regusto amargo en el país (Etiopía consiguió cuatro medallas en total, todas en atletismo): “En mi país, Etiopía, ya están acostumbrados a ganar medallas de oro en atletismo en Juegos Olímpico. En Tokio 2020 solo tuvimos una, la mía, por lo que en el país estaban descontentos, pero yo personalmente tengo que estar satisfecho y contento de los Juegos de Tokio”.
A los escasos 21 años Barega consiguió lo más grande a lo que puede aspirar un deportista: el oro olímpico. Cuando mira hacia su futuro se ve pasándose a la prueba de maratón, como otro de sus ídolos etíopes: “Uno de mis ídolos y héroe de mi país es Abebe Bikila, el cual ganó en los Juegos de Tokio 64, en la prueba de maratón. Hizo historia. Me enorgullece haber seguido sus pasos. En un futuro, cuando acabe mi carrera en las pistas, me gustaría correr la maratón, como hizo Kipchoge; es uno de mis objetivos”. Le tocó disputar su primera experiencia olímpica de una forma muy sui generis debido a la pandemia: “Lamento que los Juegos de Tokio hayan estado envueltos en los protocolos antiCovid porque Japón es un país maravilloso, pero no pudieron vivir de cerca los Juegos al no poder haber espectadores”. Tras los Juegos, el recibimiento en casa: “Después de Tokio estuve muy ocupado tras llegar a mi casa, con el recibimiento de mi familia y compatriotas. Sólo ahora, pasados más de seis meses, he podido volver a empezar a entrenar de nuevo, en la temporada de pista cubierta, después de haber descansado un poco”. Con su edad es consciente de que “que me esperan aún dos o tres Juegos Olímpicos”. En Tokio le tocó luchar contra el recórdman mundial Joshua Cheptegei, el campeón de la media maratón Jacob Kiplimo y una humedad brutal que hizo de esta final la más lenta en décadas. A todos ellos consiguió superar convirtiéndose en el cuarto etíope en ganar en la distancia de 10.000m. Su escasa edad le pone ante un futuro fabuloso que sin duda hará engordar su palmarés.
Pasamos a su colega polaca, especialista en los 400 metros que disputa tanto de forma individual como en forma de relevos. En Tokio se hizo con dos medallas: el oro en los relevos mixtos 4×400 (prueba de nueva creación y que se introdujo en estos Juegos) y la plata en los relevos femeninos, también de 4x400m. No son las primeras medallas de la de Racibórz a nivel internacional. Cuenta también con una amplia experiencia olímpica, pues estuvo en los Juegos de Londres y Río antes de los de Tokio. Justyna es una atleta peculiar, pues es militar de carrera habiendo realizado un curso en un escuadrón de misiles de defensa aérea y ha llegado a servir en el ejército en el Centro de Formación de Ingeniería y Fuerzas Químicas. Con ella hablamos de la importancia que da su país, Polonia, al deporte del atletismo: “En Polonia damos mucha importancia al atletismo. Tenemos a muchos jóvenes corriendo y muchas escuelas de campeones. Nos centramos sobre todo en las chicas jóvenes”. En concreto Polonia ha dirigido muchos esfuerzos –recompensados con numerosas medallas- en las pruebas de relevos. La atleta nos reconoce que “Polonia es una potencia en los relevos porque cada vez corremos mejor las atletas polacas, y tenemos a muchas que lo hacen bien”. En sus terceros Juegos le llegó la ansiada medalla y de forma doble: “Nunca soñé con convertirme en una campeona olímpica, la verdad”, nos reconoce. “Cuando volví a mi país después de ganar dos medallas olímpicas en Tokio el recibimiento fue increíble, con mucha gente para felicitarme. Fue maravilloso”.
Hasta llegar a ello pasó, como todos en pandemia, por dificultades debidas a la situación mundial: “Fue difícil prepararme para los Juegos de Tokio debido a la pandemia. Durante mucho tiempo los gimnasios, por no hablar de los estadios, estuvieron cerrados. Entrenaba afuera, en el exterior”. Admite que, pese a que su país cuenta con grandes figuras del atletismo (entre las que la propia Justyna nos nombra a Marcin Lewandowski) su mayor ídolo viene de tierras muy lejanas a ella: “Mi ídolo de siempre ha sido Allyson Felix; ella corre de una forma perfecta a la vez que bella. Sus resultados son increíbles. Es ídolo para mucha gente, entre los que me encuentro”. Pese a que en Tokio ganó sus medallas olímpicas no han sido estos sus Juegos Olímpicos favoritos: “Mis preferidos fueron los de Río porque el estadio estaba lleno y fue increíble cómo nos apoyaba el público”. Si su tercera experiencia olímpica ha sido la que la ha llevado a la cumbre reconoce que “será difícil poder aspirar a una medalla individual en los próximo Juegos Olímpicos, los de París. Ahora estoy corriendo en 50.50 y para conseguir una medalla debería estar en 49-48. Será duro, pero no descarto nada”. En la actualidad su país sufre tangencialmente pero de manera directa la guerra en su vecina Ucrania. A Justyna Święty le duele la actual situación: “Ahora en mi país estamos viviendo una situación dura y triste debido a la guerra en nuestro país vecino, Ucrania. Rotundamente considero que los atletas rusos y bielorrusos tienen que ser sancionados sin poder participar en competiciones internacionales”, concluye la campeona olímpica.