Camino a Pekín

JARL MAGNUS RIIBER: EL MÁXIMO DOMINADOR DE LA COMBINADA NÓRDICA

El noruego Jarl Magnus Riiber acude a los Juegos de invierno de Pekín dispuesto a hacer historia para su país y acabar con el aplastante dominio alemán en combinada nórdica ocurrido en el anterior ciclo olímpico. Riiber ya estuvo en los Juegos de Pyeongchang, donde consiguió la plata por equipos -cómo si no, yendo inevitablemente el oro al potente equipo germano-, pero en las dos pruebas individuales consiguió el peor puesto de todos los posibles: el cuarto.

No obstante, el panorama ha cambiado muy mucho desde la cita olímpica celebrada en Corea del Sur. Aunque la gran “armada” alemana aún no se ha retirado y, es más, sigue protagonizando de tanto en tanto resultados de podio en las pruebas de la Copa del Mundo, el cambio radical ha venido de la mano de este joven nacido en Oslo, capaz de superar siempre e inevitablemente a todos sus rivales en la prueba de saltos de esquí (tanto en el largo como en el corto y, consecuentemente, en las distintas distancias recorridas en el segmento de esquí de fondo) y cobrar una ventaja tal a sus rivales que éstos, incluso los -pocos- que le superan en el esquí de fondo no pueden alcanzarle. Si no ven en los puestos altos del ránking final de una competición de combinada nórdica su nombre sólo hay una explicación posible: simplemente no ha participado.

Foto de Fischersports

El dominio de Riiber tiene sus raíces en su propia familia, deportiva empezando por su abuelo y continuando por su padre, quien compitió en ese mismo deporte de la combinada nórdica allá por los años 80. Jarl Magnus (nacido en octubre de 1997) “jugaba” con su hermano Harald Johnas a este técnico y duro deporte ya desde el patio de su casa. Jarl Magnus era pequeñito de niño, uno de los más pequeños de su clase, los esquíes le iban enormes. Despertó en él pronto un sentido de la competitividad, quizás para querer “igualarse” con los chicos más grandes…pero no le gustaba entrenar. En un principio se dedicó únicamente a los saltos de esquí, pero la experiencia le dejaba insatisfecho. Encontró la solución uniéndolo al esquí de fondo y, de esta manera, formando la ecuación perfecta que daba como resultado la combinada nórdica. Puede que sus años de práctica en los saltos desde pequeño hayan hecho que sea especialmente excelso en esta parte de la combinada nórdica pero, con el tiempo, Riiber ha ido mejorando en su esquí de fondo, especialmente en su capacidad para esprintar.

Con sus compañeros de equipo, medalla de plata en Pyeongchang

Este noruego va a Pekín a por todas, lo que se traduciría en tres oros: los dos de las pruebas individuales y el de la competición por equipos. Lamentablemente el haber dado positivo por coronavirus le impedirá conseguir ese logro, que habría sido algo más que probable si tenemos en cuenta que ha ganado el Globo de Cristal en todas las temporadas de este ciclo olímpico, amén de cuatro oros en Mundiales, por lo que habría igualado al finlandés Samppa Lajunen, quien consiguiera semejante hito (tres oros) en los Juegos de Salt Lake City de 2002 de no haberse cruzado en su vida el dichoso virus. Así, el noruego se verá obligado a saltarse la primera de las pruebas a disputar, aunque seguirá siendo considerado como un fracaso repetir el resultado de la cita de Pyeongchang. Todo lo que no sea volver de China con oros colgados en su cuello se ve como un impensable, sería el sorpresón de los Juegos de Pekín. Riiber es el eterno número 1 del mundo durante este ciclo olímpico. Se dice de él incluso que puede llegar a convertirse (en realidad está ya cerca de ello) en el mejor esquiador de combinada nórdica de la historia. Las montañas de Zhangjakou podrán ser testigos de su histórica y esperada consagración.

Foto de Getty Images

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