DAWN FRASER LA CAMPEONA MÁS REBELDE DE LA NATACIÓN
Es la mejor deportista de Australia de todos los tiempos. También se dice de ella que ha sido la mejor nadadora del siglo XX. Si casamos estos dos términos: Australia+natación obtendremos Dawn Fraser, la campeonísima más rebelde que ha dado el mundo de la natación. Ganadora de cuatro oros y cuatro platas olímpicas conseguidas a lo largo de tres ediciones, amén de récords mundiales y otros títulos, Dawn Fraser comenzó a nadar a los cuatro años aconsejada por los médicos por tener asma…y por ser el deporte más barato, sin mucho gasto para su familia compuesta por ocho hermanos.
La propia Fraser ha reconocido que si no hubiera entrado en el deporte se habría “descarriado”, pues era una “delincuente en potencia” cometiendo, en efecto, varios delitos menores en su adolescencia. Esa rebeldía no la abandonó ni en plenos Juegos Olímpicos. Comencemos por detallar sus escándalos, que tuvieron su punto culminante en la edición olímpica celebrada en Tokio en 1964. Desde el mismo comienzo Dawn mostró su rebeldía. Para empezar, los nadadores australianos no tenían permitido participar en la ceremonia de inauguración porque sus competiciones comenzaban al día siguiente. Dawn se escapó de la villa y desfiló en la ceremonia. La siguiente polémica fue cuando se puso como bañador en las competiciones no el oficial del equipo, sino otro de una marca rival “porque le parecía más cómodo”. Para finalizar, Dawn realiza sus actos rebeldes hasta el mismo final, cuando se escapó de fiesta antes de la ceremonia de clausura incluso siendo detenida por la policía -estando ebria- en el acto de intento de robo de la bandera japonesa situada ¡en el Palacio Imperial!. Dawn no solo logró desfilar en la clausura sino que el propio emperador le entregó la bandera que había intentado sustraer. Otro acto rebelde ocurrió en los Juegos de Melbourne 56, cuando Fraser soñó una noche que nadaba en espaguetis, sin poder avanzar. Afortunadamente para ella no ocurrió así en la realidad pero sí que los espaguetis tuvieron que ver con su negativa a participar en la prueba de relevo por estilos ya que haber comido un gran plato de éstos poco antes le hizo sentirse tan empechada que le imposibilitó su participación.
Antes de que hablemos de sus logros deportivos y tras haber detallado alguna de sus rebeldías hemos de dejar constancia de sus tragedias, que le marcaron sobremanera. La primera cronológicamente fue la muerte en 1950 de su hermano mayor por leucemia. Él había sido el que la había introducido en el deporte de la natación. La segunda tuvo lugar pocas semanas antes de los Juegos Olímpicos de 1964. Dawn iba conduciendo a poca velocidad ya que iba consigo su madre, a la que no gustaba ir rápido, su hermana y una amiga. Iban de camino a una cena benéfica cuando vieron un camión. Para esquivarlo Dawn vio un volantazo, de resultas del cual su madre murió de inmediato. Huelga decir que Dawn se sintió directamente culpable de la tragedia. Su madre tenía que haber estado presente en los Juegos de Tokio como espectadora, viendo de cerca los éxitos de su hija.
Antes no hemos mencionado que Dawn Fraser, pese a sus triunfos y medallas, tuvo que pagar caro por su rebeldía. Ni más ni menos que tener que retirarse pronto, a los 27 años de edad, ya que las numerosas faltas a la disciplina del equipo hicieron que las autoridades australianas la sancionaran por diez años tras los Juegos de Tokio. Fin precipitado a una increíble carrera. Eso sí, si sería “premiada” en los Juegos de Sidney 2000 al ser nombrada una de las portadoras de la antorcha olímpica en la ceremonia inaugural. Debieron de acordarse entonces las autoridades de su país de que, al fin y al cabo, Dawn había sido la primera mujer en nadar en menos de un minuto los 100 metros libres; de que había sido la primera (de solo tres en total) nadador/a en la historia en ganar la medalla de oro en la misma prueba individual (en su caso, los 100m libres) en tres citas olímpicas consecutivas; de que había batido récords mundiales, etc. A nivel deportivo se recuerdan de ella también sus duelos con su compatriota Lorraine Crapp, con la que mantuvo una pugna por ganar la final olímpica en casa de los Juegos de Melbourne en la prueba de los 100m libres. El duelo acabó con victoria y récord del mundo de Fraser, aunque Crapp se vengó en la distancia de 400m libres, quedando segunda Fraser. De su participación en los Juegos de Roma 60, amén de sus medallas, destacar como aspecto técnico su viraje, realizado de forma excelente, lo que le concedía ventaja frente a sus rivales.
Finalmente, decir como dato que cuando se retiró (o “la retiraron”) había conseguido 27 récords mundiales individuales. Había sido apodada “la Chica de oro” pero la enorme fama que ganó a raíz de sus éxitos en sus Juegos de debut (en su propio país) le resultó incómoda. Pese a todo: tragedias, polémicas…estuvo siempre presente su gran capacidad para la natación y su espíritu de lucha, como cuando, por ejemplo, padeció hepatitis -que la hizo perder seis kilos- y pese a ello consiguió batir cuatro récords mundiales en un campeonato nacional poco después de su recuperación de la enfermedad. Su fuerte carácter también se expuso en otro momento clave de su vida: un día su marido (del que se divorciaría) llegó borracho e intentó estrangularla. Dawn cogió un cuchillo y le advirtió que debía irse “o le mataría”. Se fue.
En los últimos años Dawn Fraser se ha dedicado a actos benéficos y a la política. La natación gozó de su potencia unos cuatos años. Australia, de sus medallas. Su rebeldía no se diluyó pero quién sabe si fue una parte importante de la ecuación para lograr las medallas con las que se hizo.
Un comentario
Virginia
¡Que vida tan intensa!, las cosas que hizo son chiquilladas comparadas con lo que ahora hacen muchos.