LOS TRAUMAS DETRÁS DE LA SONRISA DE LA CAMPEONA OLÍMPICA DE GIMNASIA SHAWN JOHNSON EAST
Shawn Johnson East podría ser uno de los muchos ejemplos de gimnasta de éxito -llegó a ser campeona olímpica- convertida en un “juguete roto”. Esta historia, no obstante, tiene un final feliz con el presente que vive en estos momentos la ex gimnasta de Des Moines, Iowa, pero en su pasado vivió una lucha consigo misma, resumida en desórdenes alimenticios.
Esta hija única empezó en la gimnasia cuando contaba tan solo tres años de edad. Coincidió en sus inicios, ya en categoría senior, con por ejemplo la gran gimnasta Nastia Liukin, quien la superaría en el podio olímpico individual de los Juegos de Pekín 2008. Su mejor momento profesional lo vivió en los mencionados Juegos Olímpicos celebrados en la capital china donde alcanzó el oro en la barra y tres platas (en suelo, la general individual y la competición). Ganar el oro olímpico, por contra, a nivel personal y según ha declarado ella misma sería “lo peor que le podía pasar”. Y es que pocos por entonces podían sospechar que sufría un trastorno alimenticio, ya que sólo ingería diariamente 700 calorías, lo que suponía menos de la mitad de lo recomendada para deportistas de élite de su edad. Cuando ganó sus medallas olímpicas tenía 16 años de edad, una edad “peligrosa” para el desarrollo físico y mental. Tras el éxito de Pekín 2008 se tomó una pausa de dos años, después de los cuales regresó para intentar volver a ser olímpica en la cita siguiente, pero una lesión pocas semanas antes de los Trials de su país la obligaron a retirarse definitivamente.
Volvamos al origen de su trastorno alimenticio. Shawn lo achaca en parte a la falta de nutricionistas y psicólogos dedicados a los deportistas, incluso de élite como ella. Poder competir en los Juegos Olímpicos se había convertido en una obsesión para ella y quería estar más delgada “para dar una mejor impresión al jurado a la hora de puntuar”, según confesaría más tarde. Sin consejos de ningún profesional en la materia se limitó a comer menos. La gimnasta estadounidense llegó a poner en peligro la propia calidad de sus actuaciones al dejar de comer lo suficiente “pero aun así gané la medalla oro”. Es por ello que pensó que “pese a todo merecía la pena dejar de comer”. Aplicó por tanto tan dañino método al resto de su vida, no ya únicamente a la gimnasia: para conseguir novio, para hacerse fotos, para participar en el programa “Dancing with the Stars”, etc. Todo debido a que había engordado casi siete kilos tras los Juegos de Pekín, así que se dedicó a tomar medicamentos y drogas con el fin de volver a tener el cuerpo que tenía cuando disputó los Juegos. Dietas relámpago, diuréticos e incluso tres semanas seguidas comiendo únicamente verduras crudas fue lo que hizo para participar en 2009 en el programa televisivo de “Dancing with the Stars” que, por cierto, ganó. Llegó un punto en que le costaba digerir prácticamente cualquier alimento.
La presión que sufría era tal que retirarse definitivamente de la gimnasia (debido a la lesión arriba mencionada) supuso un alivio para ella, además de considerarlo como un punto de inflexión que le cambió la vida, junto con conocer al que ahora es su marido. Cuando volvió al deporte en 2011 sufrió depresión y ansiedad. Un doctor de la federación de gimnasia de su país le prescribió un medicamento en concreto para perder más peso. Shawn reconoce que lo tomó en dosis excesivas. El medicamento en sí estaba además prohibido en competición. Sin embargo, retirarse de la gimnasia no supuso el fin de sus desórdenes. Mentalmente no estaba curada del todo y los males del pasado regresaron en el momento de sus embarazos. Por una parte el embarazo de su hija Drew le afectó para poder volver a tener el cuerpo que tenía previamente. Por otra parte Shawn Johnson llegó a tener un aborto espontáneo en otra ocasión, lo que de nuevo le afectó, esta vez mentalmente ya que se culpó a sí misma de ser la causante por haber llevado un estilo de vida no sano en el pasado.
En la actualidad Shawn es madre de dos hijos, ha publicado varios libros de títulos reveladores: “Detrás de la sonrisa” es uno de ellos. En sus libros -alguno de ellos convertido en auténtico éxito de ventas- refleja sus luchas y tribulaciones, “perseguir ser un deportista de élite que a la vez intenta ser una chica normal”, según ella misma los define. La imagen física ha jugado un papel tan importante en su vida que en 2014 cofundó una empresa que ofrece a la gente poder hablar de la imagen de su cuerpo, del bienestar y de llevar una vida sana. Además de eso interviene en numerosas actividades benéficas, especialmente las dedicadas a niños, animales, enfermos de cáncer y mujeres. Shawn hoy en día se ha convertido en una abogada de las iniciativas de salud y bienestar. Su interés por el asunto que tanto la atormentó en su pasado como gimnasta la ha llevado a volcarse, sobre todo en su estado natal de Iowa, en programas dedicados a los jóvenes para que lleven una vida sana en el aspecto físico.
Shawn Johnson East es un ejemplo de gimnasta adolescente que llevaba un método de vida inadecuado en el aspecto alimenticio con el fin de llegar a unos Juegos Olímpicos pero que lo ha superado con creces y está entregada a la causa para erradicar conductas como las que ella llevó.
Un comentario
Virginia
¡Cuanto sufren las gimnastas!. Me alegro que encaminara su vida por el sitio correcto y ayude a otros.