DESIRÉE VILA: “LOS JUEGOS PARALÍMPICOS REPRESENTAN PARA MÍ SEGUIR LUCHANDO A PESAR DE LOS OBSTÁCULOS”

La historia de Desirée Vila es de esas que nos tocan el corazón. Siempre ha estado vinculada al deporte y el deporte le ha dado algunas de las mayores alegrías de su vida y su mayor trauma. Practicaba desde niña gimnasia acrobática en su club local, en Vigo. Llegó a proclamarse campeona de Galicia para más tarde hacerlo de España. Pero un maldito 26 de febrero de 2015, mientras entrenaba, se lesionó. En principio el diagnóstico era de fractura de tibia y peroné en su pierna derecha. Hasta ahí, todo normal, pero el resultado de la lesión iba a causarla efectos mucho más graves. El caso de Desirée Vila fue claramente el de una negligencia médica. Ocurrió de todo: retrasos, omisión de pruebas…con resultado de producción de una isquemia en la zona afectada. Conclusión: fue necesario hacerle una amputación de la pierna. El caso fue llevado a juicio, que ganó la deportista contra el médico (ir)responsable, pero la Justicia es como es, y rebajó la indemnización de más de dos millones de euros a simplemente 9.000.

Pero la vida siguió para Desirée…y lejos de abandonar el deporte (que, al fin y al cabo, había sido el causante indirecto de su daño) lo siguió practicando, probando varios: “Probé algunos deportes -y sigo probando-, por conocerlos. El deporte es algo que me gusta y que disfruto. En mi tiempo libre y cuando estoy de vacaciones me gusta probar otros deportes. Empecé con la natación, también hice tenis en silla de ruedas, luego me puse la prótesis deportiva y empecé a correr y ya me quedé en el atletismo”, nos contó la propia Desirée. En cuanto a la mala experiencia sufrida, habla la atleta: “Vivir mi experiencia fue muy duro por la edad, porque tenía 16 años. También por tener que dejar el deporte de golpe, tener que asimilar una discapacidad física que para mí era totalmente desconocido el mundo de la discapacidad. Me vi muy acompañada por la familia y por los profesionales, pero al principio fue un golpe durísimo. Poquito a poco, cuando me empecé a involucrar en el deporte paralímpico ya vi la luz detrás de ese túnel tan grande y oscuro y me empecé a motivar por conseguir unos objetivos, como en este caso, los Juegos. Así que también los Juegos Paralímpicos de alguna manera representan para mí ese seguir luchando a pesar de los obstáculos”.

Cambiemos el tono oscuro de este escrito y pongámosle color. El color de unos Juegos Paralímpicos, los de Tokio 2020, donde debutará la gallega en la prueba de salto de longitud: “Como son mis primeros Juegos tampoco tengo nada con qué compararlo al tener unas restricciones especiales, así que para mí van a ser la repera igualmente. Yo estoy muy ilusionada y muy contenta, intentando también tener los pies en el suelo. He tenido mucho cuidado de no lesionarme y contagiarme en las semanas previas. A nivel físico me he preparado los Juegos exactamente igual a cualquier otra competición y a nivel mental un poco más, porque evidentemente es un evento de palabras mayores”. La clasificación para Tokio 2020 la vivió digamos que en dos tiempos: “Como ya me medio esperaba la clasificación para Tokio 2020 en un primer momento no le di mucha importancia y luego al llegar a casa lo vi como que ya estar en los Juegos era una realidad”.

Le ha tocado debutar en unos Juegos en una edición cuanto menos peculiar: “Este año, al no haber habido muchas competiciones, no te puedes fiar mucho del ránking, porque no todo el mundo ha competido. Mi objetivo en Tokio es ir a por la medalla, como todo el mundo, pero no sé si será muy factible. Hay gente muy buena y muy preparada, pero lo voy a intentar”. El retraso de un año en la celebración de los Juegos le ha venido bien en el caso particular de Desirée: “El verano pasado tenía un esguince en el tobillo, así que igual ni siquiera hubiera llegado a los Juegos. Así que el retraso a nivel deportivo me ha venido bien”.

Desirée Vila aún es muy joven y por ello se toma su debut en Tokio casi como una primera experiencia poniendo sus vistas ya en París 2024: “Para mí va a ser como una preparación, una experiencia y el poder gestionar toda esta presión y toda esta incertidumbre, que yo creo que me va a ayudar de cara a los siguientes Juegos de París”.

Su dedicación al deporte es absoluta, no exenta de sacrificios personales: “Vivo en Madrid por el deporte. También me ha sido difícil compaginar el deporte con los estudios. Me he propuesto este objetivo deportivo y he tenido que dejar cosas detrás, como la vida normal de universitaria. Todo esto lo dejas atrás pero porque realmente te gusta, te implicas, sabes que puedes llegar a tu objetivo. El hecho de haberme clasificado para Tokio es esa pequeña recompensa a ese esfuerzo”. Sí ha tenido tiempo de contar de primera mano su experiencia en un libro -“Lo único incurable son las ganas de vivir”- y crearse un nombre con multitud de seguidores en diversas redes sociales, donde es muy popular. Y si alguno se extraña de por qué se atrevió a dedicarse al deporte después de haberle éste causado lo que le causó no crean que nuestra protagonista pasó sin problema alguno la transición de ser gimnasta de acrobática a deportista paralímpica: “La parte peculiar de mi caso es que, como me lesioné haciendo deporte, siempre tuve ese miedo a volver a lesionarme. Como que queda ahí y lo tuve que trabajar con mi psicólogo. Es como que eres masoquista: te has lesionado haciendo deporte y vuelves al deporte. Al final si es lo que te gusta y lo que te motiva vas a hacerlo de una forma u otra”. Masoquista u optimista, viendo su futuro -ya presente- desde una perspectiva más amplia, con un grado de superación excelso, lo cierto es que Desirée Vila es, tenga el resultado que tenga en Tokio, París o donde sea, un ejemplo inspirador, uno más de esos deportistas paralímpicos de los que tanto tenemos que aprender e intentar imitar.