Concienciados olímpicos

ALENA LEUCHANKA: LA OLÍMPICA VOZ DE LAS PROTESTAS EN BIELORRUSIA

A la jugadora olímpica de baloncesto Alena Leuchanka le habría gustado, seguramente, no haber estado en boca de todos hace unos meses por las razones por las que lo hizo. Por otra parte, gracias a que su voz se alzó y dio a conocer al mundo entero la situación en su país, Bielorrusia, muchos se enteraron de que en ese país europeo, en pleno siglo XXI, las libertades personales no estaban siendo respetadas. Leuchanka se convirtió en un símbolo de sus compatriotas por el “simple” (en realidad necesitó de un buen grado de valentía) hecho de alzar su voz y encabezar las protestas contra el presidente -reelegido en agosto de 2020 de forma fraudulenta- Alexandr Lukashenko.

En los Juegos de Río. Foto de Carlos Osorio/AP

Es cierto que ella no fue la única que se levantó y salió a las calles a protestar, pero al ser un icono deportivo nacional, su voz llegó más lejos. Tenía cuando estos hechos ocurrieron 37 años. Había jugado en muchas ligas internacionales, incluyendo la más grande del mundo: la WNBA de Norteamérica, donde había llegado a ser campeona de Conferencia y finalista de la liga. No tenía necesidad de arriesgarse. Podría haber protestado, sí, pero desde otro país extranjero, donde podría sacar las vergüenzas de Lukashenko sin correr peligro. Pero Alena Leuchanka (considerada la mejor jugadora de baloncesto de Bielorrusia de la historia) decidió estar, literalmente, en primera fila de las protestas. Porque fue haber participado en una manifestación la que la llevó a la prisión de Okréstina en la primera de las ocasiones. Fue detenida en el aeropuerto de la capital, Minsk, cuando partía hacia París para tratarse de una lesión. Pasó 15 días en una cárcel inmunda. Cuando salió de ella, fue detenida de nuevo casi sin solución de continuidad cuando se disponía a visitar a sus padres. Esta vez no hubo explicación (en la primera ocasión se adujo que había participado en manifestaciones no autorizadas). Alena, que había defendido los colores de su país en infinidad de ocasiones, entre ellas dos ediciones olímpicas (las de Pekín 2008 tras liderar al equipo en el preolímpico que les otorgó la clasificación y en los Juegos de Río), que había incluso dado a la nación una medalla en un campeonato europeo en 2007, esa misma Alena que había llevado el nombre de su país por la liga española, rusa, polaca, griega y un largo etcétera, se había convertido en un personaje molesto.

Porque Alena siguió “molestando”. Consciente, según declaró, de que los deportistas de élite han de alzar la voz ante la pérdida de libertades del pueblo, no se calló. Para empezar, formó y forma parte de la Asociación Libre de Atletas Bielorrusos, creada en el verano de 2020 a raíz de lo ocurrido en el proceso electoral a la presidencia del país. La misión principal de este colectivo es denunciar la violencia y la arbitrariedad de las autoridades. Se manifiestan, publican vídeos, critican a las autoridades, han firmado una carta abierta exigiendo nuevas elecciones y el fin de la violencia policial y realizan todo tipo de acciones para defender los derechos de sus conciudadanos. Leuchanka también ha criticado públicamente la nueva norma que obliga a los deportistas bielorrusos a cantar su himno en competiciones internacionales, entre otras cosas.

Ni Leuchanka ni sus compañeros están solos. Han recibido múltiples apoyos de diversas partes del mundo, entre ellos de la Asociación Europea de Deportistas de Élite, de jugadores de la NBA y de ex compañeras de Alena en la WNBA. A nivel personal, la baloncestista no ha dudado en denunciar públicamente las condiciones en las que vivió el tiempo que estuvo encarcelada: “Pusieron en peligro mi salud. No hay camas, dormí en el suelo. No hay agua caliente; no pude ducharme durante 13 días. Atascaron el inodoro. Había piojos. Era asqueroso”. Y siguen sus críticas ante las autoridades, empezando por las deportivas: “En lugar de centrarse en nuestras actuaciones deportivas ejercen presión psicológica sobre los atletas. Somos testigos de violaciones de los derechos humanos”.

Leuchanka, sin ningún género de dudas, ha pasado a ser “la voz” del pueblo bielorruso, que encuentra su eco en ella gracias a sus éxitos deportivos. De nuevo Alena aborda su grado de responsabilidad por ser un atleta de élite: “Los deportistas hemos empezado a hablar de estas cuestiones porque hemos estados callados demasiado tiempo”. A cambio de las penalidades sufridas y del desgaste que supone una lucha que está aún lejos de haber acabado, Leuchanka ha recibido la parte positiva de sus acciones, la cara amable de la lucha: ahora sus vecinos se desviven por ella; le ofrecen servicios gratis, a ella o a su madre, como por poner un ejemplo manicura y pedicura. Más importantes son los miles de mensajes de apoyo que le han hecho llegar. En la escalera de su edificio luce ahora -salvo que las autoridades lo hayan quitado para cuando esté leyendo esto- un cartel con la foto de la jugadora y la escrita “Los vecinos se enorgullecen de ti”. Alena Leuchanka, la atleta de élite que jugó en una lucha que no le tocaba disputar.

Leuchanka ante la manifestación con el lema “Deportistas con el pueblo”

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