KAI SAKAKIBARA: DE ESPERANZA DE MEDALLA EN TOKIO 2020 A SUPERAR LAS SECUELAS DE UN ACCIDENTE
Kai Sakakibara es un rider de BMX que representa a Australia, aunque resulte ser medio japonés, medio británico. Nacido en Gold Coast, Australia, en 1996 sus progresos en la élite de la modalidad ciclista que practica y la fase ascendente en la que se encontraba le colocaban para muchos entre los posibles medallistas en los Juegos de Tokio 2020. Pero en febrero de 2020, durante una prueba de la Copa del Mundo que tuvo lugar en Brathurst, Australia, Kai tuvo un grave accidente. Yendo primero, cayó de morros de una fea manera que luego resultó ser peor de lo que aparentaba. Además, un rider que iba detrás de él le arrasó, pasándole por encima. El resultado aún no ha acabado de medirse, pues Sakakibara continúa en su largo, larguísimo proceso de recuperación. Para empezar, se le sometió a un coma inducido. Así estuvo cuatro semanas. Su pronóstico fue de lesión traumática en el cerebro y necesitó de cirugía para liberar la presión en su cerebro. El australiano pasó ocho semanas hospitalizado en Canberra para ser trasladado más tarde a la Unidad de rehabilitación de lesiones cerebrales en Sidney. Se teme que pasará allí varios meses.
En un principio, cuando aún no se conocía el alcance de su lesión y se anunció el retraso de un año de los Juegos Olímpicos, se pensó que el rider australiano podría finalmente ser olímpico, pero sus progresos, aunque continuos, son lentos. Es un proceso que le durará años y que, ya lo han anunciado los médicos, le dejará permanentes discapacidades, estando afectado la parte derecha de su cuerpo. Aun así Kai ha sacado su carácter luchador de deportista de élite y ha ido progresando: de señalar un cartón donde ponía “Sí” o “No” a mandar mensajes por el móvil. Aún no se le entiende bien al hablar, pero cada vez tiene más movimientos y es capaz de comer y beber. Acude cinco días a la semana a rehabilitación, también para mejorar sus capacidades de habla, no solo las motoras. Ahora el objetivo es que pueda llevar una vida independiente.
Las lesiones son siempre inoportunas pero en este caso se cumple una doble fatalidad ya que Kai, al tener origen japonés y haber vivido en ese país siendo niño, tenía unos lazos indudables con el país organizador de los Juegos. Ya con 4 años probó el deporte del BMX cuando aún iba al jardín de infancia en la pista que le pillaba al lado del mismo. A los 5 años ya competía. Cuando de niño su familia se mudó a Japón enseguida buscó la pista de BMX local. Incluso participó en tres campeonatos nacionales japoneses, en los que venció. Cuando en 2007 regresó con su familia a Australia se proclamó campeón nacional en dos ocasiones. Kai se convirtió en un habitual de la Copa del Mundo y de los Mundiales, mejorando en sus prestaciones y puestos, de ahí que se hablara de él como un para nada descartable medallista olímpico en Tokio.
En Tokio 2020, si todo hubiera ido de una forma normal, habría competido junto a su hermana menor Saya, la cual se aficionó al BMX viendo competirle a él. Vivir la experiencia olímpica junto a un hermano y en el país de tus orígenes tenía un indudable atractivo y motivación extra para Kai. Saya también compite desde una tierna edad, en su caso adelanta a su hermano por un año al haberlo hecho contando con cuatro. Sus resultados son incluso algo más esperanzadores que los de Kai, así que en Tokio 2020 podemos esperar cualquier cosa de Saya. Sin duda es un gran apoyo moral para su hermano, a quien no le ha faltado el apoyo del mundo del BMX y de los aficionados australianos en general. Enseguida se consiguió recaudar 24.700 euros en donaciones para los gastos hospitalarios del ciclista. Saya cuenta que no le falta positividad a su hermano y que la velocidad de sus progresos es un indicativo de su fuerza de voluntad: “Se entrega a un 100% en todo lo que hace. En cuanto consigue hacer una cosa se exige hacer otra más difícil”. Seguramente sus características luchadoras de deportista de élite le estarán ayudando en esta dura fase de su vida. Kai no ganará más carreras, pero en su carrera personal, la de la vida, va haciendo grandes progresos encaminados a subirse al cajón de las medallas.