DEPORTISTAS MUERTOS DURANTE LOS JUEGOS OLÍMPICOS
Cuando uno piensa en deportistas olímpicos muertos durante la celebración de unos Juegos, inmediatamente nos vienen a la mente los israelíes que fueron asesinados en los Juegos de Múnich 72. Hablaremos de ellos, naturalmente, en otro artículo más adelante, pero por desgracia no fueron los únicos.
-El ciclista danés Knud Enemark Jensen estaba participando en la prueba contrarreloj por equipos de los Juegos de Roma 60 cuando tuvo la desgracia de que un golpe de calor (la temperatura alcanzó ese día los 42 grados) motivara la retirada de su compañero Jørgen Jørgensen. Por lo tanto, para que el equipo danés no fuera descalificado, era necesario que acaban la carrera todos sus componentes restantes. Pero Jensen también se vio altamente afectado por el calor. Aunque entre dos compañeros le agarraron para que no se cayera al sentirse mareado, la caída se produjo, fracturándose el cráneo al golpearse contra el pavimento. Sobrevivió varias horas, sin recuperar la consciencia. Durante años se especuló que una combinación de sustancias pudieron provocar o al menos acelerar su muerte. El malogrado ciclista falleció estando el príncipe Axel de Dinamarca, miembro del COI, acompañándole en sus últimos momentos.
–Nicolas Bochatay fue un esquiador suizo de la especialidad de velocidad que participó en una prueba de demostración en los Juegos de Albertville 92. Sobrino de una medallista olímpica e iniciado en el esquí alpino, la mañana del 22 de febrero de 1992 se estaba entrenando junto a otros participantes cuando, de repente, Bochatay pilló un bache con la mala suerte de chocarse contra un “snowcat”, un gran vehículo para circular sobre la nieve parecido al quitanieves. Resultó ser un accidente fatal, muriendo el esquiador suizo en el acto. El accidente causó una polémica, ya que mientras los organizadores decían que el vehículo tenía puestas luces intermitentes y la sirena, el resto de esquiadores que bajaron con Bochatay afirmaron que estaba parado detrás de una colina y sin luces ni sirena. También se dijo que Bochatay no estaba usando la pista que le correspondía.
-Siguiendo con los deportes de invierno dos “luger” murieron durante los entrenamientos previos a sendas competiciones olímpicas. Uno de ellos fue el británico de origen polaco Kazimierz Kay-Skrzypecki, quien falleció en los Juegos de 1964 celebrados en Innsbruck cuando se fracturó el cráneo y la pelvis, además de otras lesiones, al día siguiente de su accidente, ocurrido en un entrenamiento en la pista olímpica. Aunque fue operado de urgencia nada se pudo hacer. Sólo tres días más tarde moriría el esquiador australiano Ross Milne, que debía participar en la prueba de descenso de esos mismos Juegos. Milne perdió el control durante un entrenamiento, golpeándose su cabeza contra un árbol. Tenía sólo 19 años. Su accidente también se vio envuelto en la polémica al estar la pista demasiado concurrida.
-Volviendo al luge, en otro entrenamiento en vísperas de la competición correspondiente a los Juegos de Vancouver 2010, el atleta georgiano Nodar Kumaritashvili golpeó su cabeza cuando discurría por la pista a 143 km/h. Se salió de la misma y fue a golpear con un poste de acero. Murió a las pocas horas en el hospital. Durante el desfile en la ceremonia de inauguración de los Juegos, los deportistas de Georgia recibieron una de las mayores ovaciones.
-Un caso bien diferente es el del remero italiano Arrigo Menicocci, que participó sin incidentes en los Juegos de Melbourne 56, llegando hasta semifinales en la categoría de 8. Sin embargo, tan solo cinco días más tarde, estando aún en la ciudad olímpica, perdió la vida durante un accidente de automóvil, en el que también falleció el australiano William McKay, su acompañante en el coche ese fatídico día. Aún no habían finalizado los Juegos de esa edición.
-No podía faltar un maratoneta. El portugués Francisco Lázaro fue el protagonista de este triste hecho. Se trataba de un excelente corredor. Participando en los Juegos de Estocolmo de 1912 pensó que podría mejorar su actuación si no sudaba, así que tuvo la que resultaría fatídica idea de embadurnarse de cera para la carrera, con el fin además de conseguir una mayor ligereza y velocidad. El mayor problema era que, aunque en efecto sudó mucho menos, al no hacerlo su cuerpo sufrió un desequilibrio electrolítico de sus fluidos. Cayó cuando la carrera discurría por su kilómetro 30. En un principio se pensó que por deshidratación. Es verdad que la temperatura llegó ese día a los 41 grados, pero la causa de su muerte se debió a su táctica errónea y fatídica. Poco antes de la carrera Lázaro había dicho “O gano o muero”. No se equivocó. Lázaro no gozó de una entrada triunfal en el estadio olímpico, pero sí de un servicio en su memoria en el mismo con la presencia de 23.000 espectadores.
-Dejamos para el final una muerte cuyas misteriosas causas aún no han sido del todo aclaradas. La protagonizó el boxeador rumano Nicolae Berechet. Había sido eliminado en primera ronda en los Juegos de Berlín 36, falleciendo sólo pocos días más tarde a causa de un supuesto envenenamiento de su sangre después de que se infectara un furúnculo, aunque se sospecha que los daños padecidos durante su combate tuvieron algo o mucho que ver. Fue enterrado en el mismo Berlín.
Un comentario
Virginia
¡Que fuerte, que maneras de morir!, después de tanto esfuerzo en algunos casos o de la forma más tonta. Mucha tristeza.