EL ANDY MURRAY OLÍMPICO
Es inútil dar a conocer al protagonista de este artículo, puesto que su nº1 mundial, sus tres títulos de Grand Slam, su Copa Davis, su título de las Finales de ATP Tour y sus otros títulos de torneos destacables hacen de Andy Murray un personaje del todo conocido para el público mundial. Sin embargo, hoy nos queremos centrar en su recorrido en Juegos Olímpicos, tan exitoso que incluso supera al resto de su carrera -ya de por sí notable-.
Tampoco sorprenderemos a nadie contando el dato de su estrecha colaboración tenística con su hermano Jamie, con el que ha jugado un puñado de torneos en la modalidad de dobles, incluyendo en Juegos Olímpicos. Ambos jugaban de niños colocando una serie de trofeos a modo de red. También es más que conocido el triste acontecimiento que presenciaron ambos hermanos siendo aún niños: una masacre en el colegio al que asistían, donde fueron asesinados 16 escolares y una maestra. Los hermanos Murray se salvaron escondiéndose aprisa y corriendo en el despacho del director. Superado el trauma, la carrera de los Murray avanza fuera de su localidad escocesa de Dunblane. En el caso de Andy, cambiando incluso de país, concretamente en Barcelona en la Academia Sánchez-Casal. No crean que le fue fácil adentrarse en el mundo tenístico de alto nivel al que luego se convertiría en una de las mayores figuras de la historia del deporte de la raqueta. En su primer año de senior pasó por dificultades financieras, comiendo a base de bocadillos y chocolate y viéndose en la obligación de ganar partidos para pagarse el hotel.
Roger Federer, que saca unos cuantos años a Andy Murray, ya aventuró en el primer duelo entre ambos acaecido en la Copa Davis que “se enfrentarían mucho en el futuro”.
A los 21 años Andy participa en sus primeros Juegos Olímpicos: los de Pekín 2008. Por entonces su palmarés aún no se había engordado como lo hiciera más tarde, pero ya era una realidad. Eso sí, venía de ganar en Cincinatti, pero un cúmulo de mala suerte se apoderó del británico. Para empezar, perdió su primer avión. El siguiente se retrasó seis horas. Cometió además el error de saltarse comidas ya en el vuelo y de beber poco, con lo que se deshidrató. Por empeñarse en asistir a la inauguración sufrió tres horas de cansancio, calor y humedad, unido al jetlag. Le tocaba debutar en el torneo olímpico tres días más tarde…y pierde en primera ronda. Una de las derrotas que más le han escocido en toda su carrera. Encima perdió ante el nº77 del mundo, Yen-hsun Lu de China Taipei, y lo hizo en tres sets. Lo peor es que sólo tres horas más tarde tenía que volver a salir a la pista, esta vez en el torneo de dobles, con su hermano. Nueva derrota.
Su trayectoria olímpica previa a los Juegos que se iban a disputar en “su casa” (Londres 2012) no podía ser, pues, peor, así que pocos podían aventurar que acabase de forma tan triunfal como lo hizo. En esta ocasión la presión de jugar en casa sirvió de empuje. Él mismo confiesa en uno de los libros que ha coescrito que “El ambiente en el día de las finales provocaba un cosquilleo de nervios. La pista estaba abarrotada con banderas de la Union Jack. Parecía que cada uno de los espectadores portaba una. Sentí al público a mi espalda. Me hizo jugar mejor. Me facilitó las cosas”. Es verdad que en el cuatrienio olímpico su carrera había ido siempre en ascenso pero, pese a la ausencia de última hora de Rafa Nadal, Roger Federer tenía pendiente el gran objetivo de hacerse por fin con el oro olímpico individual, por no nombrar a otros bravos contendientes como el mismísimo Novak Djoković. Andy Murray lo quería todo en “sus” Juegos y se apunta para participar en todas las modalidades: individual, dobles y dobles mixtos. En dobles participa de nuevo junto a su hermano Jamie, con idéntico resultado: salen del cuadro ya en primera ronda. En dobles mixtos, un torneo donde se juegan menos partidos, se junta con Laura Robson. De forma un tanto sorpresiva, contribuyen al delirio del Team GB con una medalla, aunque se tengan que “conformar” con la plata, al perder en la final ante la pareja bielorrusa compuesta por Viktoria Azarenka y Max Mirnyi. Ese mismo día Andy había afrontado la Final de su vida, la individual en el torneo olímpico que mayor significado tenía para el escocés. Pero no le iba a ser fácil conseguirlo, pues su rival era el máximo aspirante: Mister Federer. En su camino a la final Murray sólo había perdido un set. Estaba más en forma y motivado que nunca y no solo venció, sino que lo hizo de forma contundente: en tres sets perdiendo sólo siete juegos. Murray ganaba de esta manera un oro para su país después del anterior, conseguido en el lejano 1908 por Josiah Ritchie (bien es cierto que el tenis desapareció del calendario olímpico durante bastantes ediciones).
Andy Murray había tenido un torneo olímpico sin grandes problemas, pese a que en primera ronda le tocó en suerte a un rival en teoría más duro que los siguientes: el suizo Wawrinka, pero su semifinal sí que suponía un gran, grandísimo escollo, al enfrentarle ante Djoković. Venció al serbio, no sin dificultades, pues el marcador reflejó un igualado 7-5, 7-5. La final, como dijimos, fue más fácil de lo esperado (6-2, 6-1, 6-4). Por aquel entonces, Murray aún no había ganado ningún Grand Slam, pero justo antes de la cita olímpica había sido finalista -en las mismas pistas que albergarían el torneo olímpico- en el prestigiosísimo torneo de Wimbledon y lo había sido perdiendo ante el que fue su rival en la final olímpica, Federer.
Parece que el título olímpico espoleó al de Dunblane, pues los títulos se sucedieron…acompañados de lesiones. Estaba por llegar un año olímpico (2016) cuajado de triunfos. Nos centraremos en los Juegos de Río. De nuevo iba a por todas, participando en todos los roles posibles, incluyendo el de abanderado de su país en la ceremonia de inauguración. En dobles volvería a formar dupla con su hermano Jamie. Partían como la pareja nº2 del torneo, pero perdieron en primera ronda ante los brasileños Thomaz Bellucci y André Sá. De nuevo la peor de las suertes para los hermanos. En el dobles mixtos esta vez hacía pareja con Heather Watson, una promesa de la Academia de Nick Bollettieri. Los británicos perdieron en cuartos de final ante una de las parejas más estables del mundo, la compuesta por las indias Mirza y Bopanna. Pero en el torneo individual tiene el camino expedito hacia la final. Gana la semifinal con un claro 6-1, 6-4 ante Kei Nishikori, pero la final fue un hueso duro de roer. Ante sí tenía al argentino Juan Martín del Potro, al que el torneo olímpico se le daba especialmente bien (había ganado la medalla de bronce en Londres 2012 ante todo un Novak Djoković). Murray pierde un set en la final y el último lo hace con un igualado marcador de 7-5, pero gana. Habían sido más de cuatro horas de final que supusieron que Murray se convirtiera en el primer jugador, hombre o mujer, en ganar dos oros individuales en unos Juegos Olímpicos. Andy Murray se convirtió así en toda una leyenda olímpica, superando en este torneo a tenistas de la grandeza de Roger Federer o Novak Djoković.
Un comentario
Virginia Bernardi Garrido
Que interesante,! menuda treyectoria¡