IVÁN RAÑA: “LA CARRERA DE SIDNEY 2.000 ES EL MEJOR TRIATLÓN QUE HE VIVIDO”
Fue pionero del triatlón en España a nivel de triunfos internacionales. Cuando empezó en su deporte éste aún no entraba en el calendario olímpico, pero tuvo la suerte de que sí le pillara poder participar en Juegos Olímpicos. Es más, tuvo la fortuna de participar en el debut del triatlón en unos Juegos. Con el tiempo y sus éxitos también se convirtió en serio aspirante a (más de) una medalla olímpica. Así nos contó Iván Raña su periplo en el deporte y sus experiencias en tres ediciones olímpicas. Mucho mérito para los pocos recursos con los que se inició: “Tenía ganas de que el triatlón debutara en unos Juegos Olímpicos, lo que pasa es que cuando yo empecé con el triatlón este deporte no era olímpico y mi ilusión era ser campeón del mundo. Yo salí de un pueblo pequeñín. Tuve la suerte de conocer a César Varela, que era mi entrenador por aquel entonces y, en un pueblo tan pequeño en el que no tenía esas facilidades para ir a la piscina, pista de atletismo…que un tío te diga “Vamos a hacer un plan a largo plazo para ganar un Mundial” y ocho o nueve años después lo conseguimos fue un subidón. Luego ya vinieron los Juegos Olímpicos, vinieron más carreras…”
Como decimos, debutó con la incorporación de su deporte a unos Juegos, los de Sidney 2.000 que, como no podía ser de otra manera, supusieron una carrera memorable para el gallego, carrera a la que se suma la ilusión de ser olímpico por vez primera: “Me acuerdo de Sidney como uno de los viajes más bonitos que he hecho en mi vida, ya en el propio vuelo, con todo tipo de deportistas. Ya el viaje se hizo muy ameno, pero cuando estás allí y llegas a la villa olímpica…eso hay que vivirlo. Me acuerdo especialmente de Sidney porque creo que el país en el que competíamos el deporte es una religión. En la carrera que corrimos creo que había 250.000 personas y antes de la salida, en el pontón, todo el mundo se calló; estaba todo en silencio y se te ponía la piel de gallina y pensabas “¿Cómo puede ser que haya tanto respeto hacia el deporte?”. El recorrido además era muy bonito. Salimos de la Opera House, subíamos por Hyde Park y luego por el Botanic Park. Luego recuerdo la post-carrera: la fiesta en la que estás con todos, te mezclas con todo el mundo. Los atletas no suelen hablar de eso, pero es algo muy bonito, el poder convivir con los atletas cuando acabas, ya relajado”. Ya por aquel entonces se esperaba una medalla de Raña pero…”En Sidney mi entrenador se esperaba una medalla, pero yo tenía una época un poco rebelde. En el tema del entrenamiento siempre me gustaba experimentar, hacer todo tipo de deportes, me apuntaba a otras competiciones. Lo mezclaba todo, cogía experiencia en todo y me salían buenos resultados, pero mi entrenador lo que quería era centrarme. Al final lo consiguió, pero el espíritu que tenía yo era de probar todo. Igual con otro tipo de entrenamiento hubiera tenido mejores resultados, pero no hubiera sido yo, no hubiera disfrutado. Yo creo que de pequeño desarrollé habilidades de probar todo”.
Si el español ya entraba entre los favoritos en Sidney 2.000 con más razón lo fue en la siguiente cita olímpica: “En Atenas me planteé que era la carrera en la que más cerca podía estar de ganar; tenía 25 años, tenía ya experiencia de 6-7 años en Copa del Mundo, campeón del mundo, campeón de Europa. Me dije que si había un momento en que podía disputar los Juegos ese era el momento, pero me salió el tiro por la culata. Dejé de disfrutar y me centré tanto que acabé saturándome. Falló el entrenamiento previo, que tendría que haber sido mucho más relajado. No te puedes saturar tanto”. ¿Llegaría la esperada medalla en los Juegos de Pekín 2.008?. Al fin y al cabo, para entonces, Raña fue “capaz de relajarme más. Pasé un par de años con lesiones. Lo típico: en tu carrera deportiva no todo es perfecto. Y luego sacarlo todo de nuevo para arriba me hizo una ilusión tremenda. Hice quinto. Creo que fue la época en que más fuerte estuve para distancia olímpica. No sé si podría haber ganado, pero creo que fue el mejor momento deportivo de mi carrera en distancia olímpica. Estaba muy bien de forma. No gané pero me quedé mucho más contento, porque había pasado momentos un poco regulares y estaba otra vez delante”.
Una de las más claras esperanzas españolas de medalla en Juegos Olímpicos se quedó, pues, sin ella, algo que reconoce le escoció: “Me queda la espinita de no haber logrado una medalla olímpica, sobre todo sabiendo que tienes la capacidad, pero si veo de dónde salí y de las posibilidades que tenía al principio, sin piscina ni pista en mi pueblo…no me puedo quejar”. En cualquier caso, Iván Raña ha disfrutado de lo lindo en sus experiencias olímpicas, como cuando, en Atenas, condujo un carrito de golf de la seguridad junto a José Antonio Hermida por la villa olímpica: “Lo pasábamos muy bien. Es una gamberrada con chavales”. En Atenas, por cierto, tuvo que colocar piedras sobre los charcos y el barro que había de camino a su apartamento en la villa olímpica, nos cuenta.
Los Juegos Olímpicos, pese a ser la única gran competición en la que no ha conseguido medalla -a pesar de su extraordinario palmarés-, han supuesto para el triatleta campeón del mundo el mejor recuerdo de su carrera: “Creo que la de los Juegos de Sidney es la mejor carrera de triatlón que he vivido”. Dicho de un hombre que lo ha conseguido todo fuera de unos Juegos y que se fue sin metal de sus tres ediciones olímpicas disputadas es mucho a favor de la cita olímpica.