Entrevistas

DORI RUANO: “FUI A LOS JUEGOS DE BARCELONA 92 CON MENTALIDAD DE GANARLOS”

Dori Ruano pertenece a la “generación intermedia” situada entre los pioneros de antaño y los grandes campeones españoles de ahora. Le pilló una época difícil, sin tantas ayudas y avances como hay ahora, pero por otra parte tuvo la suerte de ser una de las primeras deportistas en recibir las becas ADO de cara a los Juegos de Barcelona, donde compitió muy joven e inexperta aún. La ex ciclista contó a Historias de los Juegos sus experiencias en el mundo del ciclismo: Los Juegos de Barcelona fueron un shock para mí porque había empezado a montar en bicicleta apenas dos años antes. Me pilló como que no me esperaba que me seleccionaran. Era muy jovencita. Los viví intensamente porque eran unos entrenamientos muy duros. Trajeron soviéticos para entrenar con nosotras [Boris Vasieliev, medallista olímpico] Entrené tanto que pensaba que iba a ser campeona olímpica”. Sin embargo, tanto entrenamiento no dio los frutos esperados: “Me caí en la carrera y no supe cómo actuar. Terminé la carrera pero para mí fue como un fracaso, porque no se correspondía con lo que yo había trabajado para esa carrera. No pude demostrar que tenía algo más”.

Si el resultado deportivo ya no satisfizo en absoluto a la ciclista salmantina, la consecuencia que trajo empeoró el panorama: “Nos quitaron la beca porque no tuvimos resultados. Estuvimos dos años con la beca y al no haber resultados, como todo se enfocaba hacia los Juegos Olímpicos…”. Empezó entonces el periodo de altibajos de Dori Ruano: “Yo tenía mucha ilusión y el año 93 continué sin beca y sin competiciones. Nosotras en esa época éramos unas románticas y vivíamos de lo que podíamos. Me vine a Madrid a la Blume, con la idea de seguir luchando, lo que pasa es que la selección española no tenía dinero y no nos llevaba a competir. Me desmoralicé mucho. Ese año un mes antes nos dicen que nos llevan a los Mundiales, que eran en Oslo, pero yo ya estaba desmoralizada y tenía pensado dejarlo porque estaba muy desmotivada y dejé el ciclismo. Me fui a Salamanca, empecé a estudiar Magisterio y Educación Física. Allí los profesores me animaron mucho para seguir en el ciclismo”.

Foto de Jesús Aguilera

Dori Ruano, que confiesa que le encantaba entrenar -pese a la dureza de la preparación que llevaba a cabo- reconoce que su entrenador siempre la valoró mucho: “Estuvo intentando que volviera pero que me cambiara al ciclismo en pista y al final lo consiguió. En el 96 hice el récord de la hora”. Tras la bajada, la subida…y vuelta a bajar, justo cuando iba a volver a ser olímpica, en Atlanta 96. Dori fue centro de una polémica de la que fue verdadera víctima:Iba a ir a los Juegos de Atlanta, pero unos diuréticos que tomaba -con conocimiento del equipo técnico- resultó que a nivel del COI daban positivo pero en el CSD no lo daba. Yo no sabía que era positivo para el COI, nadie me avisó y lo seguí tomando. No era una sustancia para mejorar mi rendimiento y ni el CSD ni la Federación la prohibían. En aquella época tampoco teníamos el asesoramiento que hay hoy en día. Aquello para mí fue horroroso, yo creí morir. Yo estaba muy motivada y creía que en Atlanta podía conseguir cosas”. Otro revés del que la ciclista supo salir centrándose en otro objetivo: “Como no fui a esos Juegos tuve que cambiar el chip y como en aquella época se llevaba el récord de la hora, lo afronté. Me salió muy bien porque estaba muy en forma, estaba muy fuerte”.

La ciclista olímpica se lamenta ahora de lo que pudo haber conseguido y no hizo por causas ajenas a ella: “Yo creo que podría haber conseguido cosas antes si hubiera tenido los apoyos y recursos que hay ahora. En aquella época no sabíamos nada, ni nadie nos asesoraba y no teníamos casi ni preparadores físicos. Nuestro entrenador hacía todas las tareas. No había médicos, no había nada…”. Pero sus oportunidades de ser olímpica no acabaron allí. Acudió a la siguiente cita: “Yo era muy impulsiva en la pista y siempre atacaba. Mis medallas las conseguí atacando y en los Juegos de Sidney fui muy prudente. Todo el mundo me aconsejaba no atacar tan pronto. Yo era favorita porque había sido campeona del mundo en el 98, pero fue una carrera muy lenta y cuando quise atacar ya no había tiempo. Llegué la primera pero no conseguí doblar. Eso me valió sólo para el diploma olímpico. Para mí fue un fracaso”. En esos Juegos Dori participó tanto en ciclismo en pista como en ruta (en la prueba contrarreloj), dos modalidades que, como hemos visto, ya iba combinando desde hacía un tiempo.

Foto: doriruano.es

No se acabaron en los Juegos de la ciudad australiana sus participaciones olímpicas, aunque la que tuvo en Atenas 2004 no tuvo nada que ver, pasando de favorita a “gregaria”: “En Atenas estuve en la carretera con el objetivo de ayudar a Joane [Somarriba]. Ella estaba muy bien y creíamos que podíamos conseguir medalla”. Allí puso fin a sus experiencias olímpicas. Con el tiempo ha lamentado no haber vivido en profundidad la experiencia de Barcelona 92: “Estábamos en San Sadurní de Noya porque era allí la carrera. Teníamos la posibilidad de quedarnos por allí las dos semanas pero yo me fui para casa porque estaba cabreada con el mundo. Luego me he estado arrepintiendo toda la vida. No desfilamos porque corríamos el primer día. Fuimos sólo un día a ver la villa olímpica”. Tiene un recuerdo bien diferente de los de Sidney, ya que “una familia de allí acogió a mi familia. Fue maravilloso, se me ponen los pelos de punta”, algo que contrastó totalmente con lo vivido en los de Atenas: “Mi padre estaba enfermo, yo tenía claro que había ido para ayudar a Joane, estaba yo en una decadencia más mental. Tanto mi padre como mi hermana estaban con un tumor, de hecho fallecieron al año siguiente. Aunque yo estaba bien físicamente la cabeza ya no iba”.

Ruano, que ha vivido muchas desigualdades en la práctica de su deporte según nos confesó: “Íbamos al mismo Mundial y los chicos comían diferente, la equipación era mejor la suya, todo era diferente”, lamenta varias cosas de su vida deportiva: lo ya citado de no haber vivido en profundidad sus primeros Juegos Olímpicos, el no haber ganado una medalla siendo en ocasiones favorita (Con 22 años ya fui a unos Juegos con mentalidad de ganarlos”) y no haber podido cumplir su sueño tras su retirada: llevar un equipo ciclista de chicas. En su lugar tiene una escuela de ciclismo y un centro de entrenamiento personal. “Tuve que reinventarme”, afirma esta primera clase del ciclismo sin suerte en Juegos Olímpicos.

 

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