MARTÍN FIZ: “MI 4º PUESTO EN ATLANTA 96 FUE UN PALO PERO AHORA VEO LO DIFÍCIL QUE FUE CONSEGUIRLO”
Cuando un monstruo del atletismo como Haile Gebrselassie dice de ti que en cada carrera en la que participas, “ese día tocaba morir” es que tienes madera de gran campeón. Las palabras del campeón africano fueron dedicadas a Martín Fiz, grandísimo atleta y pluricampeón que, sin embargo, no tuvo suerte en la máxima cita deportiva: los Juegos Olímpicos.
Y es que el fondista vitoriano, conquistador de múltiples oros entre los que destacan los del Mundial y el Europeo de maratón en Gotemburgo 95 y Helsinki 94, respectivamente (además de plata en el Mundial de Atenas de 1997) se fue sin medalla al cuello en las tres ediciones olímpicas en las que participó. Y eso que los Juegos Olímpicos habían sido su sueño desde pequeño. “Era un niño que siempre soñó con ir a unos Juegos Olímpicos”, confesó el atleta a Historias de los Juegos. Completó su sueño hasta en tres ocasiones, a cual más diferente, según nos desgrana una a una: “Mi primera experiencia consistía principalmente en participar, además en mi país, en Barcelona 92. Conseguí hacerlo y participar allí. Mi siguiente experiencia fue en Atlanta, donde lo importante entonces para mí no era participar, como decía el Barón de Coubertin, sino ganar. Me quedé con esa “medalla de chocolate”, el cuarto puesto. La verdad es que para mí fue un palo, pero según van pasando los años y veo mi diploma olímpico me doy cuenta de lo difícil que es ser cuarto en unos Juegos Olímpicos. Por último corrí en los Juegos de Sidney, donde mi deseo era retirarme del olimpismo de una forma digna y lo conseguí siendo sexto”.
El resultado de Atlanta le dolió especialmente al vasco: “En esa época todo un país soñaba con que un Martín Fiz, oro en el Europeo y oro en el Mundial, consiguiera la “triple corona” con una medalla en los JJ.OO. y la verdad es que siempre quedará esa espinita clavada. Ya no se puede dar la vuelta a la historia y he de conformarme con ese diploma olímpico”. Los que no vivieron esa época no serán conscientes de lo mucho que se esperaba y se exigía de él, en el momento culmen de su carrera. No obstante, nos confesó no haber sentido presión debido al control mental que tuvo: “La balanza de un deportista de élite tiene que estar muy equilibrada: 49% físico y 51% mental. La única carrera en la que me he retirado en mi vida fue en una maratón en la que no fui mentalmente bien preparado. Las cargas motivacionales de tener que ganar son bastante difíciles y hay que ir muy compensado. Yo creo que el trabajo mental es el que te lleva a conseguir grandes triunfos o a quedarte bloqueado”.
Martín Fiz, maratoneta excelso que sin embargo no comenzó su carrera en esa distancia, sino en otras más cortas, llegando a afirmar que “mi sueño era ir a unos Juegos Olímpicos corriendo los 1.500m”. Y añade: “Nunca supe que iba a ser maratoniano. Me pasé a la maratón, que me ha enseñado todo. Es una distancia que llevo en los genes”. Pero antes de hacerlo corrió, con éxitos varios, los 3.000 obstáculos, los 5.000 (distancia con la que fue olímpico por primera vez, en los Juegos de Barcelona 92), cross-country…Los de Barcelona, por cierto, fueron unos Juegos indudablemente especiales para él al celebrarse en su país y por suponer su primera experiencia olímpica: “Para mí lo importante era pisar el tartán del anillo olímpico de Montjuïc pero también para mí era importante era codearme y convivir con los que eran mis grandes ídolos. Fue un gran sueño estar en la villa olímpica y en el anillo olímpico”. Y continúa el fondista: “Sufrí diferentes sensaciones en cada edición olímpica. No me importó que Atlanta estuviera mal organizado -que sí que estuvo mal organizado-, pero para mí lo importante era ganar una medalla. Me inhibí de toda la negatividad que rodeaba esos Juegos”.
Aun habiendo conseguido lo máximo en todas las grandes competiciones internacionales e irse sin medalla alguna en los Juegos Olímpicos Fiz insiste en la importancia de éstos en todo deportista: “Ir a unos Juegos Olímpicos es lo que sueña cualquier deportista, incluso Miguel Induráin o los jugadores de la NBA, gente para la que en principio los JJ. OO. no es la competición más importante, como niños que han sido, sueñan con los Juegos Olímpicos”. Porque unos Juegos suponen, entre otras cosas, “ver a tus ídolos y que ellos mismos te vean a ti como a un igual, algo que sólo se da en unos Juegos. Allí todos somos una familia”. Aunque no consiguiera una medalla olímpica, o precisamente por eso, Martín Fiz representa los valores del olimpismo y la importancia que, como deportista de élite, les concede, algo incomparable aunque se haya ganado todo lo demás.