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ESTHER KIM: LA TAEKWONDISTA QUE CEDIÓ SU PLAZA OLÍMPICA A SU MEJOR AMIGA

Una fiesta de Halloween a la que acuden dos niñas que aún no se conocen. Esta fiesta cambiará sus vidas y sus destinos. Por un lado está Kay Poe. Está disfrazada de ninja porque está enfadada con su padre, que le ha hecho cortarse el pelo. Es tímida y se queda sola, pero en la fiesta conoce a Esther Kim, una niña dos años mayor que ella nacida en Ohio con familia originaria de Corea. Por eso su padre regenta una escuela de taekwondo. Esther lleva una vida disciplinada como la que llevan muchos niños coreanos. Sus padres la obligan a practicar varias horas al día al piano, pero acaba dejándolo para dedicarse por completo al taekwondo, pasión mucho más grande para ella.

Kay y Esther, Esther y Kay acaban juntas en la escuela de taekwondo del señor Kim y allí forjarán una amistad que les durará años, entrenando codo con codo. Con el tiempo, Kay se convertirá en una deportista muy buena, aspirante a todo. Esther le anda a la zaga, pero su nivel también es alto. Las dos vivirán su amistad como si fueran auténticas hermanas. Aún no saben hasta qué punto estarán a punto de sacrificarse por la otra. En realidad, el único “gran” (enorme) sacrificio lo realizará Esther por Kay. Esther ha pasado por malos momentos hasta llegar a “su” momento: la clasificación olímpica. Tras unos meses en los que ha adelgazado mucho y entrena con un durísimo gran maestro por fin está a punto de conseguir plaza para los Juegos de Sidney, los primeros en los que será olímpico el deporte del taekwondo. Pero no, algo ocurre para que no cristalice su sueño: en los trials de clasificación de Estados Unidos ha de enfrentarse en la final a su gran amiga y colega de siempre Kay Poe. El enfrentamiento ya no le gusta, pero aún menos las circunstancias en las que se produce. En su semifinal, Poe se ha dislocado su rótula izquierda y definitivamente no está en condiciones de disputar la final. Todos esperan una victoria directa de Kim por no presentación de Poe pero la competición da un giro radical: la que no se presenta es Kim y se da por ganadora a Poe. El gesto del que hablábamos se ha realizado. Kim era consciente de que Poe tenía muchas posibilidades de medalla en los Juegos Olímpicos -ocupaba por entonces el número 1 del ránking mundial-, pero si no ganaba la final de los trials ni siquiera podría acudir a ellos. Sin pensarlo, basándose en lo que emocionalmente sentía, en lo que le decían “sus tripas”, Kim decide darle la oportunidad de su vida a su gran amiga. “Sentí que era la única decisión que podía tomar”, confesó la sacrificada Kim, que echaba por tierra, de esta manera, su propio sueño olímpico, que tenía en su mano. En un principio Poe rechazó el ofrecimiento, pero la de Kim era una decisión firme.

Las dos taekwondistas amigas

Todo el mundo quedó en shock, empezando por el señor Kim, el primer maestro de ambas. Su caso llamó la atención del mundo entero en su momento y llegó a oídos de Juan Antonio Samaranch, el por entonces presidente del COI. Éste invitó a Esther Kim a seguir los Juegos de Sidney in situ. Así podría, además, animar desde cerca a su amiga Kay.

Esther Kim no pudo ser olímpica pero sí fue reconocida por muchos gracias a su generoso y solidario gesto. Ese año de 2000 fue nombrada Atleta del Año por el Comité Olímpico de Estados Unidos. Asimismo se le concedió el premio Ciudadanía a través del deporte, que “ejemplifica los valores de la educación cívica, deportividad, conducta épica y servicios a la comunidad”. Se habló de ella y de su gesto en los grandes medios, desde la televisiva Oprah Winfrey hasta el prestigioso “Sports Illustrated”, pasando por el no menos renombrado “The New York Times” o la revista “People”, por citar sólo unos cuantos.

Esther Kim falleció en diciembre de 2019 a los 40 años tras pasar semanas en la unidad de cuidados intensivos después de haber dejado de funcionar su hígado y su riñón. Su amiga Kay Poe publicó este mensaje: “Era una mujer de las más grandes que se pueden conocer en la vida”. Uno de los amigos de Kim e instructor de taekwondo ha abierto una página web para conseguir fondos para cubrir los gastos de su funeral. Indigno fin para una persona que demostró Valores deportivos y olímpicos, en mayúsculas.

Kim animando a Poe en Sidney 2000. Foto de Dave Einsel/Houston Chronicle

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