ROSWITHA KRAUSE: LA PRIMERA MEDALLISTA OLÍMPICA EN DOS DEPORTES EN JUEGOS DE VERANO
No le tocó en suerte a Roswitha Krause nacer en un buen momento histórico para su país, Alemania. En 1949, año de su nacimiento, su país acababa de vivir la guerra más devastadora jamás producida. Además, había sido provocada por la propia Alemania, por lo que no despertaba precisamente simpatías ante el resto del mundo. Las condiciones económicas estaban lejos de ser la ideales y, para más inri, Roswitha nació y vivió en la parte de la que pasaría a denominarse Alemania del Este, la zona sin duda más pobre del país.
Roswitha tuvo desde siempre inquietudes hacia el deporte o, mejor decir, los deportes, puesto que no se conformaba con practicar una única especialidad. En eso al menos fue apoyada por el sistema imperante en su “nuevo” país, que favorecía la práctica del deporte y, sobre todo, apoyaba a sus atletas de élite, especialmente en el primer deporte escogido por nuestra protagonista: la natación. De todos es sabido que, de entre todas las especialidades deportivas, la extinta DDR sentía predilección por la natación y el atletismo, no en vano son considerados los “deportes estrella” de los Juegos Olímpicos. Y, así, tenemos a una joven Roswitha que empezó a practicar este deporte acuático. Contrariamente a lo que es habitual en el caso de los grandes campeones, Roswitha empezó a practicarlo con intensidad a una cierta edad. Y en realidad lo hizo por prescripción médica, con el fin de evitar lesiones de hombro. Pero la germana, que mostró cualidades desde el primer momento, llegó a convertirse en olímpica con 18 años en los Juegos de Méjico 68. No sólo eso, sino que allí ya conseguiría su primera medalla olímpica, de plata, en este caso en la prueba de relevo 4×100 libre. Roswitha también participaría en esa edición en la prueba individual de los 100m estilo libre, sin alcanzar el pase a la final.
Krause, de esta manera, ya se había convertido en una nadadora de éxito y ni más ni menos que medallista olímpica. Sin embargo, siempre mostró predilección para deportes de equipo y de pelota. Dudó entre el fútbol y el balonmano, decidiéndose finalmente por este último. Así, abandonó la natación para pasarse al balonmano. No fue una mala elección, teniendo en cuenta que enseguida pasó a formar parte de la selección de su país, con la que, como veremos, acabaría obteniendo numerosos éxitos. Los años 70 se convertirían en la década de oro para Roswitha Krause en las filas del balonmano. A nivel de clubes ganó con su equipo de Berlín la Copa de Europa de la temporada 77/78 y la Recopa las temporadas 76/77 y 78/79. Aun siendo destacables estos triunfos más lo fueron los conseguidos con la selección de la RDA. A nivel de Mundiales conseguiría sendos oros en los realizados en 1975 y 78, mientras que a nivel olímpico otras dos medallas serían las que conquistara: plata en los Juegos de Montreal 76 y bronce en los de Moscú 80. Este logro no es baladí, puesto que la convirtió en la primera mujer en conseguir medallas en dos deportes diferentes en ediciones olímpicas de verano, motivo por el que le dedicamos este artículo.
Krause no abandonó la natación en ningún momento. Continuó compitiendo durante toda la década de los 70, bien es cierto que a partir de 1973 estaba más centrada en el balonmano, pero aun así llegó a ganar títulos nacionales de natación hasta finales de dicha década. Compatibilizarlo con el balonmano de élite -y con triunfos- es sin duda meritorio. Tras los Juegos de Moscú, no obstante, Roswitha se retiró, sin llegar a abandonar del todo el deporte, ya que se dedicó a impartir lecciones tanto de natación como de balonmano como entrenadora en la prestigiosa universidad de Humboldt.
Roswitha Krause es otro de esos no solo grandes deportistas, sino grandes campeones, que han sido olvidados con el tiempo y que merecen ser rescatados del olvido. Justo es, pues, que le dediquemos esta página.