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JEAN VUARNET: CAMPEÓN OLÍMPICO DE ESQUÍ GRACIAS A SUS DOS GRANDES INNOVACIONES

Jean Vuarnet ha entrado en la historia del deporte -y, por descontado, del olimpismo- por varias razones y todas ellas revolucionarias. Deportivamente la principal fue su título en la prueba del descenso dentro del esquí alpino conseguida en los Juegos de Squaw Valley en 1960 pero dicho título trasciende el mero dato en los anales si tenemos en cuenta la innovadora forma en la que fue conseguido. Ahí entra el espíritu auténticamente revolucionario de este esquiador francés. Pero antes de llegar a la final olímpica donde Vuarnet cambió el esquí poniendo un punto y aparte y creando una nueva era en la modalidad del descenso hablemos de sus orígenes.

Jean Vuarnet ya fue original desde su mismo nacimiento al “tocarle” nacer en Túnez de forma casual, hijo de padres franceses. Aunque por entonces (1933) Túnez era aún territorio francés al ser un protectorado del país galo puede afirmarse que Vuarnet se convirtió en el primer campeón olímpico de Juegos de invierno nacido en África. El dato, no obstante, es anecdótico, porque cuando contaba apenas un año su familia se mudó a los Alpes franceses, concretamente a la localidad de Morzine. Obligado fue que el pequeño Jean empezara pronto a familiarizarse con los esquíes y la nieve. Acabó destacando en el esquí alpino hasta formar parte del equipo olímpico francés enviado a los Juegos de 1960, tras haber ganado ya dos medallas en sendos Mundiales de la especialidad.

En 1960 la localidad californiana de Squaw Valley era un desierto…de nieve. Apenas había un telesilla y 50 habitaciones disponibles como alojamiento. Esa cita olímpica se llenó, eso sí, de famosos de Hollywood, ya que la meca del cine estaba situada relativamente cerca. Tony Curtis, Janet Leigh o Jane Mansfield dieron un toque glamuroso a unos Juegos que estaban aún en pañales organizativamente hablando. En el plano deportivo Vuarnet revolucionó su prueba mediante dos innovaciones técnicas que marcaron un antes y un después en el esquí mundial. Por una parte el francés se mostraba descontento con la calidad de sus esquíes, de una madera demasiado flexible para su gusto. Así que se decidió a ir a la fábrica de Voiron, donde dio con un par de esquíes…metálicos. Los probó, mejoró sus fallos y le convencieron tanto como para usarlos en la máxima cita deportiva. Ese par de esquíes Rossignol Allais 60 harían historia. Vuarnet fue el primero en usarlos. Ya nunca más los esquiadores usarían esquíes de madera, implantándose los metálicos definitivamente.

Lejos de ser la única novedad Jean Vuarnet se atrevió con otra en plena cita olímpica: la ya más que habitual -obligada, en realidad- “posición huevo” de los velocistas del esquí. De nuevo el francés fue el primero en ponerla en práctica. Resultaba peligrosa al aumentar la velocidad pero sus beneficios estaban claros. Vuarnet fue el primero y el único que la puso en práctica en Squaw Valley 60. Incluso logró mantenerla durante los últimos 800 metros del descenso. Llegó a alcanzar 115 km/h. Cuando se vio en primer lugar al ver el panel en la llegada no podía creérselo.

Vuarnet no dejó de “inventarse cosas” que pudieran mejorar la prestación de los esquiadores. Tras los Juegos se alió con una firma manufacturera de gafas de sol y creó su propia marca de gafas de sol que llevan su nombre. Y es que antes de los Juegos el óptico Roger Pouilloux ya había creado para él un modelo que usaba lentes de cristal mineral Skilynx que le permitirían en su actuación olímpica tener una mayor percepción de la profundidad y subrayaba los contrastes de luz. Como le habían dado buen resultado durante los Juegos, Vuarnet se aventuró a crear su propia linea, que alcanzó el éxito (fueron popularizadas, entre otros, por Alain Delon o Miles Davis, dos de sus usuarios más famosos).

Una vez retirado de la competición Vuarnet no se paró ni se alejó del esquí. Creó una estación olímpica -Avoriaz- de la nada, cerca de su amado Morzine. El centro de esquí que allí se creó contó con todas las innovaciones del momento, siendo una auténtica estación futurista. El complejo de esquí Morzine-Avoriaz, llamado hoy Portes du Soleil, se extiende entre Francia y Suiza y cubre 650 kilómetros de pistas. Es, posiblemente, el mayor del mundo. Trabajó además como jefe de la Oficina de Turismo de Morzine, otro logro más a sumar para hacerle merecedor de que se erigiera en su honor una descomunal estatua de 4 metros y medio de cristal y acero que le muestra en posición de huevo.

Su exitosa vida sufrió un sesgo trágico en 1995, cuando su esposa Édith y su hijo menor Patrick fueron víctimas mortales en la masacre de la secta de la Orden del Templo Solar.

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