MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 57: DAN ZHANG Y HAO ZHANG, MEDALLA DE PLATA PESE A UN LARGO PARÓN TRAS UNA CAÍDA EN LA FINAL POR PAREJAS DE PATINAJE
Cuatro minutos manteniendo el aliento por lo que estaba teniendo lugar en la pista del Palavela de Turín durante los Juegos Olímpicos de Invierno de 2006. Se estaba disputando la final de patinaje artístico en la modalidad de parejas. Parecía que el oro estaba claro, en las manos –o, más bien, los patines- de la pareja rusa compuesta por Tatiana Totmianina y Maksim Marinin, especialmente tras su excelente programa libre. La lucha por el resto de las medallas quedaba entre tres parejas chinas, siendo la compuesta por Dan Zhang y Hao Zhang (sin relación pese a su apellido) la favorita; al fin y al cabo, habían sido los únicos capaces de haber batido a los citados rusos en competición anteriormente.
Tocaba salir al hielo a Zhang/Zhang, una pareja que se conocía desde la adolescencia y que había sido, sin ir más lejos, campeona del mundo junior cuando contaban 15 años. Para superar a los rusos tenían que sacarse un as de la manga, cosa que hicieron: en su programa estaba previsto el cuádruple Salchow lanzado, algo nunca realizado en competición oficial en la historia. Si bien era el punto fuerte –y, definitivamente, el más esperado, el que tenía a los seguidores del patinaje en vilo por contemplar tan histórico momento ni más ni menos que en una final olímpica- el contenido de su programa no desmerecía el reto del citado cuádruple. Se componía de un total de 19 elementos. En la mitad de ellos, aproximadamente, fueron mejor que cualquier otra pareja, incluida la rusa, según el campeón de patinaje Robin Cousins. Pero…uno de esos 19 elementos bien podría haber mandado a pique el resto del programa. Se trataba precisamente del ya mentado cuádruple Salchow lanzado.
Cuando la pareja china realizó su esperado lanzamiento tan solo habían transcurrido escasos 30 segundos del programa. Dolió mucho incluso ver el resultado. La ligerísima Dan Zhang salió disparada con excesiva fuerza, realizando un desde luego no planeado espagat y llegando a chocarse, con el impulso del impacto, contra la valla. Aunque logró ponerse en pie, enseguida se vio el alcance de la caída, que tuvo que ser dolorosísima para ella, sin ningún género de dudas. Su pareja Hao Zhang hubo de acudir para agarrarla de la cintura, permaneciendo ella agachada, sin fuerzas para ponerse recta. Tampoco podía apoyar en el hielo su patín izquierdo, mientras que apoyaba su mano en su rodilla derecha, cuando no en el costado de ese mismo lado derecho. El silencio más sepulcral se hizo en el palacio de hielo, algo extraño, pues cuando se producen caídas en el patinaje el público suele aplaudir para dar ánimos, pero esta vez los espectadores eran conscientes de la gravedad de la caída. La pareja se acercó al borde de la pista, asistida por su equipo, aunque Dan Zhang no llegó a recibir auxilio médico real. Hasta aquí lo que podría haber sido una caída más en una final olímpica de patinaje. No había sido la primera grave ni sería la última, pero el caso protagonizado por esta pareja china fue insólito y, probablemente, irrepetible.
Tras cuatro largos minutos en los que, en realidad, nunca abandonaron la pista y siguieron probando si cabía la posibilidad de seguir o no, los Zhang decidieron continuar. Y lo hicieron como si nada de lo ocurrido en los minutos previos hubiera pasado. Parecían ligeros y precisos sobre el hielo, punto por punto haciendo todos los elementos de su programa…salvo el ya maldito cuádruple Salchow lanzado que ya, con buen criterio, no se atrevieron a repetir. De no haber sido por el error y la larga, eterna pausa que lo siguió, su programa era de tal calidad que a nadie le habría extrañado una medalla para ellos. Pero la pausa había sido demasiado larga. A la deducción fija de 1.0 punto por la caída habría que ir sumando deducciones por el retraso en retomar el programa. Según el reglamento 1.0 punto por una interrupción de 11 a 20 segundos; 2.0 puntos por una de 21 a 30 segundos y etcétera. De haberse aplicado, perfectamente la deducción habría sido gigantesca para ellos: de al menos 20 puntos. El reglamento también dice que “si se requiere atención médica el competidor debe continuar inmediatamente dentro de un máximo de dos minutos de interrupción”. De ahí la sorpresa mayúscula cuando aparecieron las notas que les acabaron otorgando ni más ni menos que la medalla de plata. Cuando todos pensábamos –y es posible que ellos en primer lugar- que Zhang/Zhang habían continuado con su programa por puro pundonor y espíritu olímpico, resultó que hacerlo les llevó a subirse al segundo escalón de todo un podio olímpico. Según el mencionado Cousins, los jueces habrían basado su puntuación en el resto de elementos bien ejecutados, así como en las transiciones y el trabajo de pies pero ¿no se habrían aplicado las deducciones reglamentarias? La controversia estaba servida.
Además de la plata, la pareja china se llevó en su momento la ovación del palacio turinés y Dan Zhang sería recibida a su vuelta a China como toda una heroína nacional. Por cierto, la medallista de oro Totmianina declaró que haber intentado ese lanzamiento por parte de la pareja china había sido “extremadamente peligroso”, añadiendo que, al fin y a la postre, habían tenido mucha suerte.
Una final espectacular con un un resultado inesperado por la gravedad de lo ocurrido. Otra sorpresa mayúscula proporcionada en unos Juegos Olímpicos.